El experimento de los rayos luminosos
Enviado por KaterynRamo1998 • 29 de Junio de 2014 • Práctica o problema • 441 Palabras (2 Páginas) • 322 Visitas
una caja de cartón abierta, larga y angosta (mientras más larga, mejor)
cartulina
cinta adhesiva
pegamento
papel aluminio (del tipo alusa foil)
un trozo de alambre grueso, muy limpio
una tijera o cuchillo cartonero
trozos de vienesas
luz solar
Determina el centro de los lados más largos de la caja. Luego dibuja a cada lado una curva, de modo que su punto más bajo pase por el centro de la caja, a unos 10 ó 15 cm del borde. Asegúrate de que ambas curvas sean idénticas (fíjate en la figura).
Corta la caja por las curvas con la tijera o el cuchillo, con mucha exactitud. Corta un trozo de cartulina y tapa con él la parte superior de la caja. Pégalo con la cinta adhesiva, partiendo por el centro (es más fácil). Has construido una parabólica.
Cubre la cartulina con pegamento y pega sobre ella el papel aluminio, dejando el lado más brillante hacia afuera. Una vez más, comienza por el medio y estíralo cuidadosamente hacia los extremos. El papel no debe arrugarse o romperse.
Corta dos trozos de cartulina y pégalos en el centro de cada lado de la parabólica. Si tu cartulina es muy delgada, puedes pegarlos dobles o triples; deben soportar el peso del alambre más la vienesa.
Pon tu parabólica a la luz solar. Debería formarse un punto brillante allí donde la luz se concentra: ése es el punto focal de la parabólica. Marca ese punto y haz un agujero a esa altura en cada uno de los trozos de cartón.
Pasa el alambre por uno de los agujeros; clava luego un trozo de vienesa en él y pásalo por el segundo agujero. ¡Ya tienes tu asador! Ubícalo al Sol y ¡disfruta de tu hot-dog!
Sol para cocinar
Como ya te contamos en el Libro, la energía que recibe la Tierra desde el Sol es enorme. En algunas zonas, como el norte de Chile, la radiación es tan fuerte y constante a lo largo del año que se utiliza para cocinar ¡para familias enteras!
Mediante superficies parabólicas cubiertas con espejos, se concentra la luz solar en un punto, sobre el cual se ubica el recipiente para cocinar. Los rayos de luz se reflejan en los espejos (en nuestro experimento, el papel aluminio), y son redirigidos a un punto. La concentración del calor es tal, que permite hervir agua y cocer alimentos sin necesidad de otra fuente energética.
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