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El filósofo moderno


Enviado por   •  26 de Agosto de 2014  •  Tesina  •  2.696 Palabras (11 Páginas)  •  262 Visitas

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I. INTRODUCCIÓN

El filósofo moderno y, con él toda la filosofía, ha centrado todas sus reflexiones e inquietudes filosóficas alrededor del hombre; la filosofía ha llegado a ser, así, antropológica.

Los metafísicos que están preocupados por hacer verdadera filosofía del ser, y en este sentido han superado felizmente los desvíos del racionalismo, idealismo y positivismo de épocas anteriores, han tomado como punto de partida del quehacer metafísico al hombre, el ser–ahí, el Dasein.

Por su parte la Iglesia, reunida en Concilio, ha dado una gran importancia, en su meditación y reflexión teológica, al hombre.

Son extraordinarios, por lo sencillos y modernos, los pensamientos que a lo largo de todos sus documentos, el Vaticano II ha ido presentándonos sobre el hombre. Se ha dicho, y con razón, que el Vaticano II ha empleado en la elaboración de algunos de sus documentos una metodología teológica nueva, muy actual y muy de acuerdo con el pensamiento y el sentir del hombre moderno.

Uno de esos documentos es la Constitución pastoral "Gaudium et spes". Los análisis que sobre el hombre y la sociedad encontramos en este documento conciliar, tienen una gran sencillez y a la vez una penetrante profundidad; son ricos y sugestivos, al mismo tiempo que sobrios y equilibrados, con ese equilibrio característico de la secular Madre y Maestra Iglesia.

El propósito de las líneas que siguen es el de hacer un pequeño estudio comparado entre el pensar filosófico moderno sobre el hombre, y lo que la Iglesia del Concilio Vaticano II nos dice sobre la persona humana en la "Gaudium et spes".

II. FENOMENOLOGÍA DE LA PERSONA HUMANA:

La filosofía moderna se ha enriquecido enormemente con el empleo del método llamado "fenomenológico". Es una descripción y acercamiento lo más posible a los fenómenos, para luego hacer una profunda reflexión sobre ellos.

Haciendo una fenomenología de la persona humana, llegamos a descubrir los siguientes aspectos:

1. En primer lugar encontramos que lo específico del hombre es tener conciencia de sí. El hombre es autoconciencia, sabe que sabe; y es el único ser de la creación que tiene conciencia de que tiene conciencia. En otras palabras: tiene una conciencia refleja, es decir, una conciencia que vuelve sobre sí misma para pensarse y analizarse.

Esto lo dice expresamente Teilhard de Chardin, así: "La reflexión es el poder adquirido por una conciencia de replegarse sobre sí misma y de tomar posesión de sí misma como de un objeto dotado de su consistencia y de su valor particular; no ya sólo conocer, sino conocerse; no ya sólo saber, sino saber que sabe"

Este fenómeno de la conciencia de sí tiene incalculables e insospechadas consecuencias para el hombre. El hombre se desarrolla, así, en una esfera completamente distinta de las otras esferas de la creación.

Es un mundo distinto en donde hay:

o abstracción y lógica

o elección e invención razonada

o matemáticas y arte

o percepción calculada del espacio y de la duración

o esperanzas y angustias

o ansiedades y sueños de amor.

Esto mismo lo dice otro pensador en la siguientes forma: "Por la conciencia de sí mismo, por la conciencia del "yo", se sabe el hombre un "yo", y se define, como tal, frente a todo "tú". En cuanto "yo" posee el hombre su propio ser, su propia vida, pensamiento y volición, que son diferentes del ser, de la vida, pensamiento y volición de cualquier otro".

Del hecho de que el hombre tenga conciencia de sí podemos sacar algunas consecuencias importantes:

Esta conciencia que tiene el hombre de sí lo hace aparecer como algo único: es él y no otro; algo que no se repite, sino que subsiste único en el tiempo y singular en su condición.

Además se sabe el hombre subsistente, es decir, su ser no hace parte de otro ser. El hombre existe en sí mismo.

Por último el hombre se sabe dotado de una poderosa unidad interior e indivisión. Por eso todos sus actos, tanto interiores como exteriores, reciben del yo carácter unitario. A pesar de todos los cambios que sufre por su evolución natural, el yo subsiste como una unidad permanente.

Estos mismos pensamientos los enfoca de una manera sintética la Constitución "Gaudium et spes", cuando, al hablar del hombre, dice: "No se equivoca el hombre al afirmar su superioridad sobre el universo material y al considerarse no ya como partícula de la naturaleza, o como elemento anónimo de la ciudad humana. Por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones...".

1. Dando un paso más adelante, descubrimos que el hombre es también libertad. Mediante esta segunda nota el hombre aparece como superior en su ser, con respecto al ser de todos los sensibles.

Dice el filósofo W. Luypen: "La libertad del hombre como sujeto entraña una cierta autonomía. No todo lo que es el hombre resulta de procesos y de fuerzas, sino que el ser del hombre como sujeto es un auto-ser. El hombre no se puede explicar por completo mediante sus antecedentes: el ser del hombre como sujeto es unser-de-sí-mismo. El ser del hombre no es meramente ser una parte del cosmos, no es solamente un pertenecer al cosmos, sino que en tanto sujeto el hombre es subsistente y se pertenece a sí mismo".

El hombre, entonces, se nos aparece como capaz de determinarse, dueño de sus actos. Tiene ante sí un horizonte ilimitado para que desarrolle sus potencialidades; por esto podemos llamarle un proyecto, más bien autoproyecto que tiene que realizarse, o mejor, autorealizarse.

Mediante este tener-que-ser es como logra el hombre su plena realización y conquista de veras su libertad. El hombre puede llegar cada día a ser más libre.

Esta libertad el hombre la conquista frente a los instintos, frente a la herencia y frente al medio ambiente. Veamos algunos pensamientos del psiquiatra Viktor Frankl, a este respecto: " El hombre tiene instintos, pero los instintos no le tienen a él...El hombre es un ser que frente a sus instintos siempre puede decir que no, y no tiene necesidad de decir siempre que sí...El hombre tienen instintos, el animal "es" sus instintos. En cambio, lo que el hombre "es", es su libertad, y eso por cuanto ella le es peculiar a priori e inamisiblemente, pues algo que yo "tengo" sin esa condición podría también perderlo." "Por lo que respecta a la herencia, precisamente la seria investigación de la transmisión

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