El hambre en el medio ambiente
Enviado por Saul Amador Granados Rivera • 14 de Septiembre de 2021 • Trabajo • 1.536 Palabras (7 Páginas) • 136 Visitas
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- Busca en el Centro de Información Digital los textos titulados: El hambre en el medio ambiente y "Heli”, cuyos datos se indican a continuación:
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Centro de información digital
Base de datos: Informe Académico
Título: El hambre en el medio ambiente
Autor: Gerardo Yong
Publicación: Revista Siempre!
ID del documento: GALE|A337717470
El hablar del medio ambiente, lo primero en lo que se piensa es en el entorno en que habitan los diversos grupos humanos que pueblan la Tierra. Este concepto en realidad se ajusta a una realidad casi inmediata, pero no a otras más que también saltan a la vista de cualquier persona: las condiciones de vida de los seres humanos. Sería necesario empezar a pensar en el ser humano como un medio ambiente personal o como un ente ambiental. De ello, resultaría que la muerte de una persona por hambre u por la pobreza que ocasiona la imposibilidad de acceder a alimentos, debería ser considerado también como un crimen ecológico.
Durante años se ha hablado sobre la necesidad de proteger el medio ambiente, salvaguardado de la contaminación y de los efectos devastadores creadas por las actividades humanas, pero pocos se han referido a crear las oportunidades económicas para millones de personas que han permanecido aisladas del bienestar social. Tal vez ayude el referirse al medio ambiente también como "medio ambiente social", el cual es abordado por los gobiernos del mundo como un caso diferente al medio ambiente físico terrestre; es decir, sólo como parte de las políticas de desarrollo o de programas humanitarios o de cooperación internacional.
Dentro de este "medio ambiente social" está incluidos fenómenos como la pobreza, el hambre, la marginación y la discriminación, factores que los políticos y expertos han preferido tratar de manera ajena a la preservación del entorno terrestre.
Tal vez sea por ello, que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha concentrado sus esfuerzos este año en celebrar el 5 de junio, el Día del Medio Ambiente, como un llamado a la concientización del hambre que sufren más de 870 millones de personas en el mundo, principalmente el sureste asiático y la África Subsahariana. Esto bajo la consigna: Piensa, Aliméntate y Ahorra.
El hambre mantiene atrapada a casi el diez por ciento de la población mundial, en una forma tal que se le vaticina un final muy trágico: la muerte por inanición.
Es de hecho una violación a los derechos humanos. A esos apartados internacionales que se les tiene que decir o aplicar el término "humanos", en un intento por facilitar a la consciencia social superar el egoísmo existencial en que se mantiene más de la mitad de la población que vive de las carencias del resto de la población mundial.
De hecho, la FAO considera el hambre como "el resultado de la injusticia. De la violación del derecho fundamental de toda persona a disponer, en todo momento, de alimentos en cantidad y calidad suficiente que le permitan vivir una vida digna y saludable".
Esto quiere decir, que no sólo el egoísmo es lo que prevalece en la visión de la población en disposición de alimentarse, sino el desdén promovido desde una comodidad biológicamente criminal. "En un mundo donde la producción agrícola mundial podría ser suficiente para alimentar al doble de la población mundial, la cifra de personas que pasan hambre se ha incrementado en más de mil millones durante los últimos 3 años", señala la FAO. Aunado a eso la producción de alimentos también afecta directamente el suelo donde se producen, por lo que se evidencia que la generación de alimentos se realiza de manera irracional y con métodos que ocasionan sufrimiento tanto a los seres humanos como a la configuración planetaria.
Sin duda, se trata de un medio ambiente olvidado, de un casquete humano condenado a la desaparición no por los efectos del calentamiento global, sino de la insensatez humana.
Hambre y deterioro ambiental
La producción global de alimentos ocupa un 25% de la superficie habitable, un 70% de consumo de agua, un 80% de deforestación y un 30% de gases. Es, por tanto, una de las actividades que más afectan a la pérdida de biodiversidad y a los cambios en el uso del suelo.
Cada año se desperdician 1.3 billones de toneladas de comida. Esta cifra equivale a la producción alimentaria de todo el África Subsahariana. Al mismo tiempo, una de cada siete personas del planeta se va a la cama hambrienta y más de 20 mil niños de menos de 5 años mueren de hambre cada día.
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