El valor de la Honestidad y la Justicia a la hora de evaluar

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Talleres:

Evaluación Educacional.

Constanza Molina Baez – Celena Leiva López

Mayo 04, 2017.

Ensayo: El valor de la Honestidad y la Justicia a la hora de evaluar

Alumna: Constanza Molina Baez

Educar con valores

Cuando queremos referirnos al proceso educativo, existe una cantidad innumerable de conceptos que afloran y se alojan en nuestra mente, tales como concepciones filosóficas, pedagógicas, valóricas, entre otras, dificultando así la definición y comprensión de la educación y el proceso educativo en su totalidad.

Entendemos como “Educar”, a aquel proceso que permite desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y/o morales del niño o del joven^[1]. Como principal objetivo, se busca la formación de un ser integral, cuyas virtudes sean potenciadas y valoradas a lo largo del quehacer educativo. Cabe destacar, que existe una dinámica entre el docente y el estudiante, y ciertos deberes y derechos mutuos, de los cuales destacan: la honestidad y la justicia. La honestidad y la justicia, son vistas como virtudes o valores esenciales, ya que ambas implican un apropiado comportamiento moral y compromiso social, tanto en lo que respecta a la comprensión y respeto por los miembros de mi entorno,  como también de uno mismo. Estos valores juegan un rol importante en el proceso educativo, ya que son los encargado de demarcar y poner en balance, tanto el rol del docente como el de el/la estudiante, puesto que ambos participan activamente dentro de un grupo social (curso) y actúan en función y beneficio del colectivo.

¿Cuál sería el rol del docente y de el/la estudiante durante el proceso educativo, para que este se propicie en torno a la honestidad y la justicia? Para el docente, la función es clave, y consiste en brindar las herramientas necesarias para enseñar en un ambiente en el que la honestidad forme parte de cada alumno, fomentando así su auto-confianza y dejar de lado posibles temores frente a una duda o situación en particular. Además, se debe encargar de reforzar su rol de guía durante el proceso educativo, y no mostrarse ante el grupo curso como una autoridad. Finalmente debe ser justo a la hora de evaluar, lo que implica considerar el contexto de aprendizaje de cada estudiante, su esfuerzo, progreso y por supuesto, honestidad.

Respecto a los alumnos, su rol consiste en exponer sus dudas, temores, recomendaciones, etc., de una manera libre y democrática dentro del aula, propiciando un ambiente de respeto y aceptación entre sus pares (incluyendo también al docente). La honestidad implica ser capaz de reconocer los deberes, responsabilidades, fortalezas y fallos dentro del proceso educativo, por ejemplo: reconocer haber hecho trampa durante una evaluación. La justicia puede verse reflejada en actos enfocados en la solidaridad, los roles dentro del aula, la participación equitativa, así como también de auto y coevaluación.

Personalmente, pretendo generar un proceso educativo en torno a la honestidad y la justicia, fomentando la confianza propia y entre los pares. Además, uno de los principales objetivos es hacer un juicio justo a la hora de evaluar, considerando la realidad de cada alumno/a, sin que este proceso se vea  influenciado  y/o  alterado por cualquier clase de factor, así como también fomentar y valorar la constancia en el estudio y la seguridad en los conocimientos propios.

Taller Nº1: Reflexión crítica

Alumnas: Celena Leiva – Constanza Molina

Taller Nº2:

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