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Empowerment


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2014  •  2.437 Palabras (10 Páginas)  •  214 Visitas

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1.1 HISTORIA DEL EMPRENDIMIENTO EN MÉXICO

I. Antecedentes

México tiene una economía en la cual los dueños de negocios pelean diariamente para sobrevivir. Además, los negocios en México generan bajos niveles de ingresos y tienen un bajo potencial de crecimiento. Cerca de 200,000 empresas son creadas cada año, sumándose a las 3.7 millones que ya existen. Sin embargo, aunque las cifras son impresionantes, la mayoría de los nuevos establecimientos son motivados por la falta de oportunidades de empleo, son pequeños negocios que no poseen un alto valor agregado, que contribuyen de manera mínima al PIB y que no reúnen las características apropiadas para obtener capital, inversiones a largo plazo o capital de riesgo.

Comúnmente, el estado de la actividad económica en México es atribuido a su cultura empresarial. Sin embargo, como en cualquier otro país, la naturaleza de la actividad económica en México y la cultura empresarial son un resultado endógeno de las instituciones e infraestructura en la cual la cultura empresarial se ha desarrollado. Porque es endógena, existe el potencial de transformar a la cultura empresarial de México en una cultura emprendedora con mayor potencial de crecimiento económico y un comercio lucrativo.

La eventual transformación de la clase empresarial mexicana es probablemente inevitable. Ya existen instituciones e infraestructura básicas o se están creando poco a poco, lo cual permitirá que se dé dicha transformación. Sin embargo, sin la intervención activa para trasformar la cultura empresarial, los cambios serán mucho más lentos. Además, sin una intervención activa y cuidadosamente dirigida, México está en el riesgo de crear instituciones e infraestructura que impidan dicha transformación. En particular, México y otras economías emergentes, habiendo observado el aparente éxito de la infraestructura e instituciones en emprendimientos de alto valor agregado e inversiones de capital de riesgo de Estados Unidos, podrían simplemente imitar las instituciones que parecen estar asociadas con el éxito. A la vez, se debe de reconocer que dichas instituciones y el ambiente de negocios no fueron creados de la noche a la mañana, y además, las economías emergentes no han tenido las mismas oportunidades que han existido en Estados Unidos.

En general desde finales de la década pasada y comienzos de la actual se han venido aplicando las técnicas del emprendimiento en Estados Unidos (Pappas, Flaherty & Wooldridge, 2003; Campbell, 2003; Appelbaum, Bartolomucci, Beaumier, Boulanger, Corrigan, Doré, et al., 2004), México (Quijano, 2005), Finlandia (Kuokkanen, Leino-Kilpi & Katajisto, 2003), China (Mok, 2004; Mok & Au-Yeung, 2002), Turquía (Yavas, Karatepe, Avci & Tekinkus (2003), Taiwán (Lin, 2002), Perú (Arispe, 2005) y Colombia (Canaval, 1999; Calderón, 2003; Calderón, Murillo & Torres, 2003; Calderón, 2004; Espinosa, 2001) de manera simultánea, con resultados muy positivos lo que demuestra que el conocimiento globalizado está operando adecuadamente en el desarrollo del bienestar organizacional.

2. ESTADISTICAS

La subsanación de la economía mundial se basa en la creación de nuevas empresas y no en los pequeños negocios que ya están funcionando con muchas dificultades y hábitos consolidados en una época “diferente” (por no decir “mejor”).

No es casual que en los últimos 5 años, con los primeros síntomas de la crisis, se hayan multiplicado exponencialmente, en todo el mundo, programas de estímulo para emprendedores creadores de empresas en forma de concursos de ideas, elaboración maratónica de proyectos y una diversidad de formas (poco ingeniosas) para crear “ecosistemas emprendedores” procurando replicar el boom de Silicon Valley (como si eso dependiera de impartir un “curso al uso” o declamar algún caso de estudio de éxito).

Las Universidades y los Entes de desarrollo local están obsesionados desde 1990 con crear su propio Silicon Valley; no está mal, el problema es que la mayoría de las personas que tratan de materializar esos loables deseos desconocen en profundidad la naturaleza de “los habitantes del valle”.

Más, también parten de la idea que son los estudiantes y recién egresados los que tomarán la iniciativa emprendedora de crear empresas innovadoras y las evidencias de estudios de la Fundación Kauffman, entre 1995 y 2005, señalan que en Silicon Valley (el paraíso deseado) los emprendedores mayores de 50 años duplican a los menores de 25.

El estudio anual de Global Entrepreneurship Monitor (GEM) de 2009, reveló que los emprendedores entre 20 y 30 años de edad crearon más empresas nuevas, como de costumbre. Sin embargo, el colectivo emprendedor integrado por menores de 35 años sólo representaban el 19,1% del total de la actividad empresarial. Además, el informe señalaba que se estaba comenzando a notar un “cambio radical”, porque la iniciativa empresarial se había reducido para los jóvenes, con relación a años anteriores, y aumentaba significativamente la cohorte de más de 45 años de edad de los nuevos emprendedores a partir del incio de la crisis en 2008.

Si continúa la tendencia que ha surgido hace 3 años: el conjunto más emprendedor estará integrado por personas mayores de 45 años de edad en sólo unos pocos años.

Surge una nueva cuestión que hay que procurar resolver: para el bien de la economía mundial ¿se debe alentar a los jóvenes estudiantes para que opten emprender por cuenta propia la creación de nuevas empresas, en lugar de procurar emplearse en empresas ya establecidas?

En vista de las nuevas investigaciones el panorama para los programas de empoderamiento emprendedor se ha complicado y ha dejado de ser una opción lineal entre el estímulo y el resultado.

Emprendedores de más de 45 años de edad están comenzando a crear, cada vez más, nuevas empresas y podría superar a los empresarios más jóvenes dentro de los próximos años. Esto no es necesariamente una “mala noticia”: los emprendedores de edad avanzada tienden a tener más éxito.

Contrariando el “saber tradicional”, el espíritu emprendedor es cada vez más una prioridad de los trabajadores de más edad amenazados por el desempleo y la deprivación (la nueva forma de la pobreza en el mundo desarrollado); incluso que en el sector de la juventud obsesionada con la tecnología.

Hay una serie de factores estructurales que hacen que crear una nueva empresa sea más fácil y posiblemente mejor para los trabajadores mayores. Ante todo, los empresarios mayores de 45 años de edad son más propensos a saber utilizar sus experiencias vitales, a la vez que poseen redes de relaciones sociales personales y profesionales mejor desarrolladas o con mejor potencial que

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