Epicuro bviamente no individualista
Enviado por carloseduardoo • 27 de Junio de 2012 • Ensayo • 2.149 Palabras (9 Páginas) • 525 Visitas
HEDONISMO
La escuela dentro de la ética denominada hedonismo, afirma que la preocupación fundamental del juicio ético debe ser el placer. Mientras que el hedonismo tiene hoy en día connotaciones de búsqueda tanto del placer como de la emotividad totales, no siempre ha sido así. Por ejemplo, aunque el Epicureísmo era una de las teorías hedonísticas originales en la ética, era bien estricto en cuanto a qué significa en verdad el placer (siendo una clase de naturalismo). Mientras que el hedonismo es generalmente una especie dentro del individualismo, no es siempre el caso; por ejemplo, el fundamento ético del utilitarianismo, que es una forma de altruismo, es la búsqueda "del placer más grande para el número más grande" con lo que podría ser reinterpretado como un tipo de hedonismo universalizado, pero o
EPICURO bviamente no individualista
Nació en el año 341 AC y falleció entre el 271 AC y 270 AC. Natural de Samos. Hijo de Neocles, Ateniense, maestro de Gramática en Gargettos, que se estableció en Samos hacia el 352. Su madre, Querestraté, practicaba la magia. Es aclamado universalmente como el filósofo campeón del hedonismo Estudio en Samos con el platónico Pánfilo. Asistió dos años en Teos (327) a la escuela Nausifanes, que le inició en el sistema atomista, a quien más tarde criticara duramente, llamándolo “Medusa” por su torpeza. A los 16 años fue a Atenas para prepararse en al servicio militar. Regresó a Samos (Colofón) y nada sabemos de él hasta el 310 en que, a sus 30 años, abrió la escuela en Mitilene, que después trasladó a Lámpsaco, y finalmente a Atenas, cuando fue liberada por Demetrio. Compró una casa con un jardín, donde daba sus lecciones. De aquí proviene la denominación de “Filósofos del jardín”. Mas de una escuela filosófica, a la manera de la Academia o del Liceo, el jardín de Epicuro era un “Circulo de amigos, una especie de seminario o de congregación o más bien una casa de retiro y un sanatorio moral. Jóvenes inquietos o personas maduras, heridas por la vida, iban allí a buscar un asilo de paz y de amistad”. Hacían en común una vida austera, frugal y retirada. Menospreciaban al dinero y las dignidades. Su finalidad era lograr la paz y la tranquilidad de ánimo, en la cual hacían consistir la felicidad.
Epicuro tenía una salud muy delicada. Padecía una penosa enfermedad renal y quizá hidropesía. La dulzura y afabilidad de su carácter, su firmeza para sobrellevar sus sufrimientos, le conquistaron el aprecio de sus conciudadanos. Sus discípulos lo veneraban como un ser divino. Tal como dice Séneca “las grandes almas epicúreas no las hizo la doctrina, sino la asidua compañía de Epicuro”. Su éxito a parte de sus dotes personales, se debe a la claridad y sencillez de su enseñanza, acomodada a las tristes circunstancias de su tiempo. Enseñaba a vivir en paz, a conservar la serenidad del alma en medio de las turbulencias exteriores. Como afirma Eugenio Montes en “La tarde del mundo antiguo”: “Epicuro no esperaba nada, inventa un arte, imposible, de no desesperar sin esperar”. Murió a los 71 años, el 7 Gamelión, dejando sus bienes en herencia a sus discípulos con el encargo de continuar su obra.
Sólo han llegado a nosotros unos pocos fragmentos de sus escritos. Diógenes Laercio, a quien por la exposición favorable que hace dl epicureismo algunos han creído partidario suyo, indica mas de 300 títulos, el tiempo y la acción de sus enemigos hicieron que solo se conservara una mínima parte, la carta a Meneceo pertenece a esa pequeña parte. Eran famosos el Canon y el Banquete. Solo quedan unos pocos fragmentos de los 37 libros de su tratado Sobre la naturaleza. Se conservan 3 cartas auténticas: a Idomeneo, Herodoto y a Meneceo. Ésta última sobre los principios fundamentales de la moral.
CARTA A MENECEO
Cuando se es joven, no hay que vacilar en filosofar, y cuando se es viejo, no hay que cansarse de filosofar. Porque nadie es demasiado joven o demasiado viejo para cuidar su alma. Aquel que dice que la hora de filosofar aún no ha llegado, o que ha pasado ya, se parece al que dijese que no ha llegado aún, el momento de ser feliz, o que ya ha pasado. Así pues, es necesario filosofar cuando se es joven y cuando se es viejo: en el segundo caso para rejuvenecerse con el recuerdo de los bienes pasados, y en el primer caso para ser, aún siendo joven, tan intrépido como un viejo ante el porvenir. Por tanto hay que estudiar los métodos de alcanzar la felicidad, porque, cuando la tenemos, lo tenemos todo, y cuando no la tenemos lo hacemos todo para conseguirla.
Por consiguiente, medita y practica las enseñanzas que constantemente te he dado, pensando que son los principios de una vida bella.
En primer lugar, debes saber que Dios es un ser viviente inmortal y bienaventurado, como indica la noción común de la divinidad, y no le atribuyas nunca ningún carácter opuesto a su inmortalidad y a su bienaventuranza. Al contrario, cree en todo lo que puede conservarle esta bienaventuranza y esta inmortalidad. Porque los dioses existen, tenemos de ellos un conocimiento evidente; pero no son como cree la mayoría de los hombres. No es impío el que niega los dioses del común de los hombres, sino al contrario, el que aplica a los dioses las opiniones de esa mayoría. Porque las afirmaciones de la mayoría no son anticipaciones, sino conjeturas engañosas. De ahí procede la opinión de que los dioses causan a los malvados los mayores males y a los buenos los más grandes bienes. La multitud, acostumbrada a sus propias virtudes, sólo acepta a los dioses conformes con esta virtud y encuentra extraño todo lo que es distinto de ella.
En segundo lugar, acostúmbrate a pensar que la muerte no es nada para nosotros, puesto que el bien y el mal no existen más que en la sensación, y la muerte es la privación de sensación. Un conocimiento exacto de este hecho, que la muerte no es nada para nosotros, permite gozar de esta vida mortal evitándonos añadirle la idea de una duración eterna y quitándonos el deseo de la inmortalidad. Pues en la vida nada hay temible para el que ha comprendido
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