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Aristóteles Y Epícuro De Samos


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2012  •  1.873 Palabras (8 Páginas)  •  610 Visitas

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Aristóteles nació en Estagira (Tracia) en el año 384 a.C. Fue a Atenas para estudiar en la Academia y se convirtió en el discípulo más importante de Platón. El rey Filipo de Macedonia lo convocó a Tracia para que se encargara de la educación de su hijo Alejandro, quien sería con el tiempo el famoso emperador Alejandro Magno. Aristóteles fue el maestro de Alejandro y lo vio crecer, llegar a su máximo esplendor, e incluso morir (323). Aristóteles murió en el año 322. Sus obras son muchas y abarcan unos temas diversos.

Aristóteles criticaba la Teoría de las Ideas de Platón porque ella no explica este mundo (no explica el movimiento) y genera un nuevo mundo, con lo que duplica el problema. Para Aristóteles, lo que más merece el nombre de ser no son las ideas sino las cosas.

Del estudio del "ser en cuanto ser" se ocupa —según Aristóteles— la Metafísica, llamada por él "Filosofía Primera" o "Teología". Ahora bien, Aristóteles reconocía que “el ser se dice en muchos sentidos”. No es lo mismo decir «Esto es una vaca» que decir «La vaca es negra». Ciertamente la vaca es y el color negro también, pero no de la misma manera. Al ser en sí Aristóteles lo llama "substancia" (ousía), es decir, aquello que puede ser sujeto pero nunca predicado de una proposición; al ser en otro lo denomina "accidente". La vaca es una substancia que posee un accidente: el color negro. A las diez diferentes formas en las que se puede decir lo que algo es Aristóteles las llamaba "categorías", las formas fundamentales del ser. El modo fundamental es la substancia; los nueve restantes son los accidentes.

Cada cosa, cada ousía, es un compuesto de substancia y accidentes. Pero esta composición no es la única. La cosa también está compuesta de materia y forma. La materia es aquello "de lo que" una cosa está hecha y la forma lo que la hace ser "lo que es" y no otra cosa. Materia y forma se dan juntas, son co-principios. La forma es lo determinante, lo activo, equivale a esencia y viene a corresponder a la idea platónica, pero en vez de darse de manera substante fuera de las cosas se da como co-principio en la cosa misma.

Para explicar el movimiento, Aristóteles decía que las substancias estaban compuestas de potencia y acto. Todo ser es en acto, ya que la pura potencia no existe. Es en acto, en cuanto ya es real y efectivamente. Pero también todo ser es en potencia (a excepción del primero de los seres que es acto puro), en cuanto puede ser o tiene la posibilidad de ser distinto, o su materia tiene la posibilidad de ser el material de otra substancia. El cambio (el movimiento) es el paso de la potencia a acto. Por ello el cambio es ordenado, porque de una cosa no puede provenir cualquier otra sino sólo una de aquellas respecto de las cuales se halla en potencia. Aristóteles distinguía cuatro causas del movimiento: la causa formal (la forma es causa de algo, en cuanto lo hace ser lo que es); la causa material (la materia es causa de algo, en cuanto es su sustrato indeterminado, co-principio de su ser); la causa final (la perfección a la que la cosa tiende); y la causa motriz (la que desencadena el proceso). Para que se dé el movimiento es necesario que una substancia que ya esté en acto respecto del movimiento que va a generar actualice la potencia de una substancia que se halla precisamente en potencia de realizar ese cambio. Todo lo que se mueve es movido por otro. Y en la línea de causas hemos de remontarnos hasta un primer motor que no es nada en potencia sino puro acto. Este ser lo mueve todo pero él mismo no es movido por nada. El acto puro es el primero de los dioses, es inmaterial e inmutable, y mueve como causa final. Todo tiende a él. “Lo deseado y lo inteligible mueven sin ser ellos mismos movidos […] El fin último mueve como cosa amada, mientras que las demás cosas mueven en cuanto son movidas.” Al describir a este primer ser, Aristóteles sostenía que es un acto puro de pensamiento, un pensamiento que piensa lo más perfecto, que se piensa a sí mismo. En cada una de las esferas celestes que están entre el primer motor y la Tierra se encuentra un dios que es causa del movimiento de su respectiva esfera. El movimiento de los astros es eterno, como eternos son los dioses que lo generan. Por oposición, el movimiento en la Tierra comienza y termina, es finito, temporal.

El hombre conoce a través de los sentidos. Todo conocimiento comienza en los sentidos. Mediante ellos el hombre toma contacto con las cosas. Pero el conocimiento no se agota en la experiencia. Es el intelecto agente el que, por estar en acto de inteligir, abstrae la forma universal que hay en toda substancia particular y la imprime en el intelecto paciente, que pasa así a tener una idea de la cosa y a poder expresarla en palabras.

Aristóteles veía al hombre como una substancia compuesta de materia y forma. El cuerpo es la materia y el alma la forma. Sabemos que en toda substancia no existe la forma sin materia ni la materia sin forma, por lo que cabe esperar que Aristóteles haya concluido que, luego de la muerte, el alma deja de existir. Sin embargo, sus ideas respecto de este tema son un tanto confusas: el intelecto paciente muere con el hombre, pero algo diferente ocurre con el intelecto agente. Sin embargo, cabe señalar que Aristóteles no desarrolló ninguna demostración de la supervivencia del alma. Esta imprecisión llevó

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