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Epicuro


Enviado por   •  12 de Junio de 2012  •  Ensayo  •  388 Palabras (2 Páginas)  •  663 Visitas

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Epicuro

EL EPICUREISMO

La escuela epicúrea fue fundada por Epicuro, del que toma su nombre, quien abrió su escuela en Atenas. Próximo intelectual¬mente a los atomistas griegos (Leucipo y Demócrito), sostiene que la realidad es exclusivamente material. Las cosas están com¬puestas de “átomos” de variadas formas, que se mueven incesante¬mente en el vacío y que se reúnen para constituir los distintos cuerpos. Sus movimientos no están rígidamente definidos, sino que describen ligeros movimientos desviatorios, lo que da margen para el azar y la “libertad”.

A menudo se suele confundir la doctrina epicúrea con un hedonismo desenfrenado cuyo fin es la búsqueda continua de placeres sen¬suales inmoderados. Lejos de tal pretensión, el epicureísmo basa la felicidad en la búsqueda continua de placeres duraderos como la amis¬tad: se trata de elegir, porque no todos los placeres son buenos. Además, la felicidad está basada en un cálculo prudente, de forma que no se turbe el ánimo ante lo fugaz y pasajero.

Los griegos de la época clásica no conciben la plenitud humana fuera de la polis. Pero la crisis de ésta, precipitada por Alejandro Magno, abre un proceso de cambios -el período helenís¬tico- que conmociona el modo de vida y el pen¬samiento de los ciudadanos.

Esta circunstancia tiene suma importancia para la teoría ética porque le da pie para negar el fatalismo y el destino, admitidos co¬múnmente en la Grecia clásica. Según él, no existe nada fuera del hombre que rija o dirija su vida a un fin determinado.

Los dioses existen (así se explica la creencia en ellos de la ma¬yoría), pero los hombres tienen falsas creencias sobre su naturale¬za, como pensar que les mandan premios o castigos. Esto para Epicuro es falso, es una idea que hay que desterrar porque pro¬duce temor y, por tanto, infelicidad: “Si dios prestara oídos -nos di¬ce- a las súplicas de los hombres, pronto todos los hombres pere¬cerían, porque de continuo piden muchos males los unos contra los otros”. Los dioses viven eternamente felices lejos de los hombres, sin preocuparse de premiarlos ni castigarlos. Epicuro no creía en la existencia de una Providencia que dirigiera misteriosamente el destino del mundo.

No hay, por tanto, que temer a los dioses, como tampoco hay que temer a la muerte ya que, cuando nosotros estamos, ella no existe, y cuando ella está, nosotros ya no existimos para sufrir.

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