Exposicion Darwin

CHARLES DARWIN

(1809 – 1882)

Es la muestra más exhaustiva realizada sobre la vida y obra del célebre naturalista inglés. Recrea un recorrido ilustrado de la época, los contextos, lugares y personalidades que influyeron en la gestación de la teoría de la evolución elaborada por Darwin.

La publicación en Londres del libro de Charles Darwin en 1859 fue un parteaguas que revoluciono, para siempre, nuestra comprensión de la existencia de la vida en la Tierra y nuestro lugar en ella. Mediante la observación, en análisis riguroso y una investigación que le llevo más de veinte años, el naturalista ingles postulo que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un ancestro común y se han diversificado mediante un proceso de selección natural. Darwin estableció que la diversidad que se observa en la naturaleza incluyendo al ser humano, se debe a las modificaciones acumuladas derivadas de la sobrevivencia y la reproducción diferencial a lo largo de sucesivas generaciones; entre las cuales, solo trascienden los individuos más adecuados al ambiente.

La teoría Darwiniana fue cimentando las bases de la biología moderna, las nuevas investigaciones y descubrimientos en ciencias como la medicina, la biología y la genética que siguen reafirmando muchas de las verdades del genio inglés.

La exposición se complementa con un jardín evolutivo con especímenes mexicanos, una sala dedicada a la gran diversidad que caracteriza el territorio mexicano así como a las investigaciones que cada día fomentan un mayor conocimiento y apreciación de esta invaluable riqueza para garantizar su permanencia, conservación y beneficios.

HERRAMIENTAS SIMPLES

Como el trabajo de Darwin se llevó a cabo a mediados del siglo XIX nunca conto con un laboratorio sofisticado, ni con equipos costosos, ni siquiera con electricidad sus herramientas que incluían una lupa, eran simples. Sin embargo sus observaciones fueron poderosas al revelar que toda forma de vida comparte un ancestro común.

UN OBSERVADOR DE LA VIDA

Las especies vivas y extintas son innumerables, porque hay tantas. Algunas apenas tenían diferencias entre ellas, como explicarlo a cada organismo estaba tan perfectamente adaptado a su entorno.

Con persistencia y pasión se dispuso a encontrar respuestas: experimentó; leyó de todo y mantuvo correspondencia con colegas naturalistas en todo el mundo; estudio los indicios usando herramientas simples a veces solo un microscopio o una lupa.

La teoría de la evolución por selección natural es la base de toda biología moderna. Nos permite descifrar nuestros genes y atacar virus y comprender el registro fósil de la Tierra y la gran biodiversidad.

Cuando estaba en casa con sus cuadernos y su microscopio, era cuando se sentía más feliz evitaba la opinión pública, pues la controversia lo enfermaba este brillante observador de la naturaleza mantuvo en secreto, durante décadas, su idea más original y revolucionaria

Al observar con agudeza la naturaleza en todas sus formas desde fósiles se dio cuenta de que todos estamos emparentados. Concluyo que cada organismo viviente comparte un ancestro y que la vasta diversidad de vida en la Tierra es el resultado de procesos en funcionamiento desde hace millones de años hasta hoy.

¿CUAL ES LA EDAD DE LA TIERRA?

¿Podría haber evolucionado la vida en la Tierra? Antes del siglo XIX, solo pocos naturalistas de Inglaterra y Francia habían considerado esta idea con detenimiento, pero ni siquiera ellos podían darse cuenta de cómo pudo transcurrir suficiente tiempo para que la evolución tuviera lugar.

Como se basaba en interpretaciones de la Biblia, la mayor parte de la población de Inglaterra creía que la tierra solo tenía unos 6.000 años un tiempo insuficiente para que, las primeras ideas sobre la evolución se hubieran considerado con más seriedad.

NO ES SOLO OTRO ANIMAL

Antes de la época de Darwin, los humanos no se consideraban parte del mundo natural. La gente se daba cuenta de que nos parecíamos a otros animales, en especial a los primates como el orangután y el chimpancé. Sin embargo, a pesar de las innegables similitudes entre “nosotros” y “ellos”, solo unos cuantos naturalistas clasificaban a los humanos como parte del reino animal.

ESQUELETOS SIMILARES

A pesar de las claras similitudes de los humanos y otros vertebrados, hace 200 años poca gente creía que hacíamos parte del mundo natural. En 1758, Carolus Linnaeus sorprendió a muchos al incluir a los humanos en el conjunto de los grandes simios en su sistema de clasificación vanguardista.

LA NATURALEZA DE LAS ESPECIES

Para 1800, los naturalistas europeos sabían mucho sobre plantas y animales. Coleccionaban ejemplares, los estudiaban con cuidado, e incluso, clasificaban las especies similares en grupos. Sin embargo, solo algunos pensadores audaces, como Jean-Baptiste Lamarck y Erasmus Darwin, el abuelo de Charles, especulaban que las especies habían evolucionado; es decir, que toda forma de vida compartía un ancestro común.

¿PORQUE LA CARA LARGA?

Las adaptaciones como el cuello largo de la jirafa o la sorprendente nariz del oso hormiguero intrigaban a los primeros naturalistas. Sin embargo, antes de Darwin, nadie pudo descifrar cómo se formaron estas características.

EL MUNDO ANTES E DARWIN

Antes de que Darwin naciera la mayoría de los ingleses aceptaba como hechos ciertas ideas sobre el mundo natural. Las especies no estaban relacionadas en un solo “árbol genealógico”, sino inconexas, sin relación entre ellas y siempre iguales desde el momento de su creación.

OBSERVADOR ATENTO PRIMATES

El poto comparte muchas características con otros primates, incluso con los humanos, sin embargo a principios del siglo XIX, pocos europeos veían estas similitudes como indicio de evolución.

EL JOVEN NATURALISTA

De niño, Charles Darwin coleccionaba huevos de aves y conchas de mar, escarabajos y monedas polillas y minerales, entre otras cosas. Darwin nació en 1809 en una familia adinerada de la Inglaterra rural. Se pasaba horas observando pájaros y acostado leyendo debajo de la mesa del comedor. Sin embargo, era un estudiante mediocre y el colegio lo aburría. Perdió las esperanzas de aprender latín y memorizar versos porque “cada verso se le olvidaba en 48 horas”. Sin embargo nunca se cansó de estudiar los detalles del mundo natural.

De adolescente, Darwin estaba fascinado

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