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FERTILIZACIÓN, EMBARAZO Y NACIMIENTO


Enviado por   •  7 de Abril de 2019  •  Trabajo  •  2.381 Palabras (10 Páginas)  •  114 Visitas

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FERTILIZACIÓN, EMBARAZO Y NACIMIENTO

La fertilización es la unión del espermatozoide y el huevo

Juntos, la fertilización y el establecimiento consecuente del embarazo se conocen como concepción. Después de la eyaculación hacia al tracto reproductivo femenino, los espermatozoides suelen permanecer vivos y preservar su capacidad de fertilizar el óvulo durante alrededor de 48 horas. Sin embargo, los espermatozoides pueden sobrevivir hasta 5 días en el tracto reproductivo femenino. El óvulo permanece fértil por entre 12 y 24 horas después de la ovulación. En consecuencia, en un ciclo menstrual muy regular de 28 días, las relaciones sexuales a la mitad de este ciclo tienen bastantes probabilidades de resultar en fertilización.

Cuando las condiciones en la vagina y en el cuello del útero son favorables, los espermatozoides comienzan a llegar al sitio de fertilización en el oviducto superior menos de 30 minutos después de la eyaculación. En el instante de la ovulación, cuando la concentración de estrógeno es alta, el moco cervical tiene una consistencia delgada que permite el paso del esperma de la vagina hacia el útero. Durante el resto del ciclo menstrual, el moco cervical es demasiado grueso y pegajoso para la penetración de los espermatozoides. Una vez que los espermatozoides entran en el útero, contracciones de la pared muscular uterina ayudan a transportarlos. Cuando llegan al oviducto, contracciones del músculo liso en la pared del oviducto ayudan a los espermatozoides a desplazarse hacia el huevo. Las contracciones uterinas y del oviducto son inducidas por la elevada concentración de estrógeno presente justo antes de la ovulación. Las prostaglandinas en el semen contribuyen a la contracción de este músculo.

Cuando un espermatozoide encuentra un huevo, en su acrosoma se desarrollan aberturas, exponiendo enzimas que digieren un camino a través de la zona pelúcida que rodea al oocito secundario. Tan pronto como un espermatozoide penetra en el oocito secundario, ocurren cambios que impiden la entrada de otro. Cuando el espermatozoide fertilizador entra, suele perder su flagelo. El ingreso del espermatozoide estimula al oocito secundario para completar su segunda división meiótica. Luego, la cabeza del espermatozoide haploide se hincha para formar el pronúcleo masculino y se une con el pronúcleo femenino para formar el núcleo diploide del cigoto.

Si el oocito secundario es fertilizado, se inicia el desarrollo mientras el embrión aún se encuentra en el oviducto. Después de tres o cuatro días, la concentración de progesterona es sufi cientemente alta para inducir cambios que permiten que el oviducto mueva el embrión hacia el útero. El embrión es desplazado por contracciones musculares y por los cilios que revisten el oviducto. Para cuando entra en el útero, ha ocurrido una escisión y el embrión consta de una bola de aproximadamente 32 células. Después de fl otar con libertad en el útero durante otros tres o cuatro días, el embrión (que se ha desarrollado en un blastocito), empieza a implantarse en el grueso endometrio. La implantación ocurre alrededor del séptimo día después de la fertilización

Las hormonas son necesarias para mantener el embarazo

El estrógeno y la progesterona son necesarios para mantener las condiciones requeridas para el embarazo. El estrógeno estimula el desarrollo de la pared uterina, incluyendo el músculo necesario para expulsar al feto durante el parto. La progesterona inhibe las contracciones uterinas de modo que el feto no sea expulsado demasiado pronto. Debido a que estas hormonas también inhiben la HSF y la HL, no se desarrollan nuevos folículos y el ciclo menstrual se detiene durante el embarazo. Las membranas que se desarrollan alrededor del embrión secretan gonadotropina coriónica humana (GCh), una hormona peptídica que envía señales al cuerpo lúteo de la madre para que continúe funcionando.

El proceso de nacimiento depende de un sistema de retroalimentación positiva

La duración de un embarazo humano normal es de aproximadamente 38 semanas, a partir del día de fertilización, o alrededor de 40 semanas desde el primer día del último ciclo menstrual. Los mecanismos que terminan el embarazo e inician el proceso de nacimiento, denominados parto, dependen de varias hormonas. Altos niveles de estrógeno secretado por la placenta incrementan bastante el número de receptores de oxitocina en la pared del útero. Como resultado, el útero se vuelve aproximadamente cien veces más sensible a la oxitocina, la hormona que estimula las contracciones. Al final del embarazo, el estiramiento del músculo uterino por el crecimiento del feto en combinación con los efectos de un aumento en la concentración de estrógeno y oxitocina produce intensas contracciones uterinas. Una larga serie de contracciones involuntarias del útero se experimentan como trabajo de parto.

El parto puede dividirse en tres etapas.

Durante la primera, que suele durar entre 8 y 10 horas, las contracciones el útero mueven el feto hacia el cuello del útero, provocando que éste se dilate (se abra) hasta un diámetro máximo de 10 cm. El cuello del útero se vuelve borroso; es decir, se adelgaza de modo que la cabeza del feto puede pasar por ahí. Durante la primera etapa del parto, el amnios (la membrana que forma una bolsa llena de fluido alrededor del embrión o feto) suele romperse y liberar aproximadamente un litro de líquido amniótico que fluye a través de la vagina. Durante el proceso de parto opera un ciclo de retroalimentación positiva. A medida que la cabeza del bebé empuja contra el cuello del útero, un acto reflejo hace que el útero se contraiga. La contracción fuerza de nuevo la cabeza contra el cuello del útero, lo cual resulta en otra contracción, y el ciclo de retroalimentación positiva se repite una y otra vez hasta que el bebé desciende por el cuello del útero.

Durante la segunda etapa, que en condiciones normales suele durar entre 20 minutos y una hora, el feto pasa por el cuello del útero y la vagina, y nace. Con cada contracción uterina, la mujer puja, de modo que el feto es expulsado por las fuerzas combinadas de las contracciones del útero y de los músculos abdominales. Al nacer, el bebé sigue unido a la placenta por el cordón umbilical. Las contracciones del útero empujan mucha de la sangre fetal de la placenta hacia el bebé. El cordón es atado y cortado, separando el bebé de la madre. (El muñón del cordón se seca gradualmente hasta que no queda sino la cicatriz, el ombligo).

Durante la tercera etapa del parto, que puede durar de 5 a 30 minutos después del nacimiento, la placenta y las membranas fetales se desprenden del revestimiento del útero por medio de otra serie de contracciones y son expulsadas. (El proceso se conoce como expulsión de la placenta). En esta etapa se les denomina colectivamente placenta a los tejidos que son expulsados de la vagina una vez que el bebé ha nacido. Durante el parto, el obstetra puede administrar oxitocina para incrementar las contracciones del útero o puede ayudar en el parto con fórceps especiales o una aspiradora. En algunas mujeres, la abertura entre los huesos pélvicos es demasiado pequeña para permitir el paso del bebé por la vía vaginal. En esta situación, el obstetra lleva a cabo una sección cesárea, un procedimiento quirúrgico en el que el bebé nace a través de una incisión hecha en las paredes abdominales y uterinas. Una sección cesárea también puede efectuarse si la posición del bebé impide el parto normal o si existen señales de sufrimiento fetal.

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