Flujo de carbono
Enviado por ANA MARIA VERA ESCAMILLA • 7 de Febrero de 2019 • Apuntes • 1.826 Palabras (8 Páginas) • 132 Visitas
BORRADOR
ASSESSING CHANGES IN BENTHIC HERBIVORE ASSEMBLAGES IN NEOTROPICAL MANGROVE FORESTS UNDER DIFFERENT LEVELS OF ANTHROPOGENIC STRESS
A lo largo de las costas tropicales y subtropicales, los bosques de manglar ofrecen una amplia gama de servicios ecosistémicos y desempeñan papeles ecológicos claves. Son ecosistemas altamente productivos y aunque solo representan 0.5% del área costera global, su producción primaria contribuye 10-15% al almacenamiento de carbono de sedimentos costeros y exporta 10-11% del carbono terrestre particulado al océano, más que cualquier otro bosque tropical y subtropical (Donato et al., 2011; Alongi, 2014). Estos bosques tienen la capacidad de retener carbono sobre el suelo y en su mayoría bajo tierra, como sedimento orgánico de varios metros de profundidad, representando uno de los depósitos de carbono más importantes del planeta (Donato et al., 2011). Esta gran capacidad de almacenar carbono ha llamado la atención de la comunidad científica como una estrategia natural y rentable para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero. Además, en los años 70, Lugo y Snedaker (1974) sugirieron que los manglares representan una fuente de carbono orgánico que luego se exporta a través de cadenas tróficas a los entornos cercanos; este proceso conocido como el paradigma del “outwelling” ha alimentado una multitud de estudios con la intención de comprender la conectividad entre detritus, fauna bentónica y producción somática en enlaces tróficos superiores. A pesar de esto, el ciclo y almacenamiento de carbono sigue siendo uno de los aspectos menos estudiados de los bosques de manglar.
Entre los diferentes tipos de bosques principales, los manglares representan los bosques más ricos en carbono, los cuales contienen en promedio 1.023 mg de carbono ha-1 (Donato et al., 2011). Esta capacidad sobresaliente para secuestrar carbono se considera una opción clave y relativamente rentable para mitigar el cambio climático (Duarte et al., 2013). De aquí que el término "carbono azul" se ha vuelto un punto focal en la descripción de proyectos de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que apuntan a mejorar el almacenamiento de carbono expandiendo o al menos preservando el bosque de manglar existente en regiones tropicales y subtropicales, bajo la suposición de que esto mejorará el cambio climático (Mcleod et al., 2011; Alongi, 2014). Sin embargo, este enfoque enfrenta dos desafíos; en primer lugar, el efecto propuesto del secuestro de carbono sobre el cambio climático parece una simplificación excesiva, pues el desequilibrio existente de las emisiones globales de CO2 difícilmente podría regularse incluso en un escenario de expansión global de los manglares (Alongi, 2014). En segundo lugar, el presupuesto actual del secuestro global de carbono por los manglares se basa en estimaciones de la cobertura de manglares (Alongi, 2016), pero muchos factores de estrés antropogénico como diferentes fuentes de contaminación, pesquerías no controladas y aumento de la urbanización en las áreas cercanas, podrían estar generando cambios en la cobertura de los manglares. Poco se sabe acerca de cómo estas perturbaciones antropogénicas afectan la capacidad de los manglares para reparar, circular y almacenar carbono.
De otra parte, los servicios ecosistémicos que aportan los manglares incluyen la protección durante eventos climáticos extremos, madera, mejora de la calidad del agua y alimento para una fauna diversa que representa la base para la pesca artesanal e industrial (Vo et al., 2012). A pesar de esta importancia, actualmente los ecosistemas de manglar se ven afectados debido a múltiples factores antrópicos en los que se incluye la expansión de la acuicultura, el aumento de la urbanización, los vertederos costeros para la infraestructura y el deterioro proveniente de diversas fuentes de contaminación, lo que deja en evidencia la perspectiva de un mundo sin los servicios ecosistémicos que estos bosques proveen (Alongi 2014, Jerath et al., 2016). En ese sentido, es crucial en la agenda científica evaluar cómo diversas fuentes de estrés antropogénico están afectando el flujo y almacenamiento de carbono.
Alongi (2014) explicó de manera detallada las principales vías de flujo de carbono y cuantificó de manera global los datos existentes sobre el balance de carbono; sin embargo, algunos enlaces acerca de este balance no han sido cuantificados de manera concluyente (Alongi, 2014) y aún más, se desconoce cómo la intervención antrópica podría estar afectando estos enlaces. Esto es particularmente cierto para la producción de fauna bentónica (Alongi, 2014); sumado a esto, los estudios disponibles se concentran en solo algunas áreas geográficas. Alongi (2009) encontró que la composición de la fauna herbívora, particularmente de gasterópodos y crustáceos, determina la magnitud y dirección del flujo de carbono en el ecosistema de manglar. En los manglares de la costa Pacífica colombiana, Romero et al. (2006) identificaron el gremio responsable del consumo o daño de hojas de manglar, que incluye insectos, mamíferos, cangrejos y moluscos; entre los cuales se encuentran cangrejos de la familia Sesarmidae y gasterópodos de la familia Littorinidae y Neritidae, quienes pueden pastar en las hojas de los manglares o en las microalgas que crecen en ellos (Faraco y da Cunha Lana 2004).
Odum (1971) reportó que los cangrejos de la familia Sesarmidae de los manglares de Florida consumieron hojas caídas frescas, sin embargo, estos no representaban una fracción significativa de la caída de hojarasca en Florida y el modelo trófico hacia la ruta detritívora estaba enfocada principalmente a la descomposición inicial por microorganismos y detritívoros. Robertson (1992) encontró en estudios realizados en el Indopacífico, el Caribe y Suramérica que gran proporción de la hojarasca que llega al suelo del manglar es consumido o enterrado en su mayoría por cangrejos, lo que lleva a una reducción de la cantidad de materia disponible para exportar, el cual funciona como un mecanismo de retención de nutrientes provocando en alguna medida la escasez de hojas en los suelos de los bosques de manglar; alguna cantidad de este material entra subsecuentemente al sistema detritus (Robertson, 1986). Adicional, estudios realizados en el Indopacífico por Smith (1992) y Robertson et al (1992) establecieron que cangrejos de la familia Sesarmidae consumen directamente hojarasca y propágulos, lo que convierte a los cangrejos de esta familia en un enlace importante entre la producción primaria y la producción secundaria.
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