Fuga cosmica

ORIGEN DE LA VIDA.

Una voz en la fuga cósmica.

En el video de una voz en la fuga cósmica por Carl Sagan nos dice que nuestro planeta tierra tiene aproximadamente unos 4500 millones de años, el origen de la vida surgió probablemente en lagunas y marismas de la tierra primitiva, los primeros seres vivientes no fueron seres complejos como un organismo unicelular ya que los primeros fueron a nivel molecular, pero relámpagos y luz ultravioleta producida por el sol despedazaban las moléculas y estas se reagrupaban con otras moléculas y de esta manera se creaban moléculas más complejas.

Los productos de esta química primitiva de disolvían en el mar creando una sopa orgánica la cual su complejidad aumentaba hasta que un día resulto una molécula que podía ser copias burdas de sí misma, pero empleando como elementos de construcción a otras moléculas de la sopa, este vendría siendo el antepasado del ADN.

La evolución estaba en marcha, incluso al nivel molecular de ese tiempo, gracias a la reproducción, la mutación y la extinción selectiva de las moléculas menos eficientes. A medida que transcurría el tiempo conseguían reproducirse de una manera mejor. Llegaron a unirse ciertas moléculas con funciones especializadas, constituyendo una especie de colectivo molecular es decir la primera célula.

Hace unos tres mil millones de años se había reunido un cierto número de plantas unicelulares, quizás porque una mutación impidió que una sola célula sola se separara después de dividirse en dos.  Habían evolucionado los primeros organismos multicelulares. 

La evolución funciona gracias a la mutación del código genético o ADN y la selección. Se pueden producir diferentes mutaciones durante la reproducción de la molécula si la enzima polimerasa, que realiza la duplicación del ADN, llega a cometer algún error. Pero suele ser raro que lo haga. Las mutaciones se pueden llegar a producir también a causa de la radiactividad, de la luz ultravioleta del Sol, de los rayos cósmicos o de sustancias químicas en el medio ambiente, todo lo cual puede cambiar los nucleótidos o atar en forma de nudos a los ácidos nucleicos. La evolución de la vida exige cierto equilibrio más o menos preciso entre mutación y la selección. Cuando se consigue este equilibrio se obtienen adaptaciones notables.

En 1950, Stanley Miller comenzó sus experimentos sobre química orgánica pre biológica. En el conocido como el experimento de Miller, se vierte una mezcla con los gases de la Tierra primitiva: hidrógeno, agua, amoníaco, metano, sulfuro de hidrógeno, en un vaso hermético y se somete a descargas eléctricas, que simulan los relámpagos de la Tierra primitiva. El vaso de reacción es al principio transparente: los gases precursores son totalmente invisibles. Pero al cabo de diez minutos de chispas, vemos aparecer un extraño pigmento marrón que desciende lentamente por los costados del vaso. El interior se hace paulatinamente opaco, y se cubre con un espeso alquitrán marrón. Ese alquitrán es una colección muy rica de moléculas orgánicas complejas, incluyendo a las partes constitutivas de proteínas y ácidos nucleicos.

La vida es desde luego algo más que aminoácidos fabricando sus proteínas, y nucleótidos fabricando sus ácidos nucleicos. Pero el hecho mismo de ordenar estos bloques constructivos en moléculas de cadena larga ha supuesto un progreso sustancial de laboratorio. Se han reunido aminoácidos en las condiciones de la Tierra primitiva formando moléculas que parecen proteínas.

No hay nada en estos experimentos que sea exclusivo de nuestro planeta ya que los gases iniciales y las fuentes de energía son comunes en todo el Cosmos. Puede ser posible que reacciones químicas semejantes a las de los vasos de los laboratorios hagan nacer la materia orgánica presente en el espacio interestelar y los aminoácidos que se encuentran en los meteoritos. Es posible que se haya dado procesos químicos semejantes en mil millones de mundos diferentes de la galaxia Vía Láctea. Las moléculas de la vida están por todo el Cosmos.

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