Generalidades sobre los fármacos
Enviado por karen_eliza • 19 de Marzo de 2015 • Tutorial • 2.415 Palabras (10 Páginas) • 397 Visitas
GENERALIDADES SOBRE LOS FÁRMACOS
A lo largo de la historia de la humanidad se han utilizado medicinas de origen animal o vegetal para prevenir y curar las enfermedades. La búsqueda de sustancias para combatir las enfermedades y para modificar el humor y el estado de conciencia ha sido tan prioritaria como la búsqueda de víveres y refugio. Varias medicinas de origen animal o vegetal son aún muy preciadas. Sin embargo, la mayor parte de los fármacos que se utilizan en la medicina moderna son el resultado de los adelantos logrados a partir de la Segunda Guerra Mundial en el campo de la química orgánica sintética y de la biotecnología.
Un fármaco (medicamento) es cualquier sustancia, diferente de un alimento o un artefacto, que se utiliza para el diagnóstico, el alivio, el tratamiento y la curación de las enfermedades, así como para la prevención de las mismas. Otras aplicaciones afectan a la estructura o al funcionamiento del organismo. Los anticonceptivos orales son ejemplos de fármacos que afectana la estructura o a las funciones del organismo, es decir que su finalidad no es interferir en el proceso de una enfermedad. Si bien esta definición es importante desde el punto de vista legal, no lo es tanto para las necesidades corrientes. Una definición simple pero útil de un fármaco es cualquier producto químico que afecte al organismo y a su funcionamiento.
MEDICAMENTOS CON Y SIN PRESCRIPCIÓN MÉDICA
Existen dos categorías legales de fármacos: los que requieren prescripción médica y los que no la requieren. Los primeros se utilizan sólo bajo control médico y por lo tanto se venden con una receta escrita por un profesional de la medicina (por ejemplo, un médico, un dentista o un veterinario). Los segundos se venden sin receta y su utilización se considera segura sin control médico. En cada país existe un organismo estatal que decide cuáles son los fármacos que requieren prescripción y cuáles son los de venta sin receta.
El organismo oficial autoriza la venta sin receta de un fármaco solamente si demuestra ser inocuo al cabo de muchos años de uso bajo prescripción facultativa. Es el caso del ibuprofeno, un calmante que antes requería prescripción y que ahora, en muchas países, se vende sin receta. A menudo, la cantidad de principios activos contenidos en los comprimidos, las cápsulas o las grageas de un fármaco de venta sin receta, es mucho menor que la que contiene un fármaco que sí necesita prescripción.
Las patentes se otorgan al inventor de un nuevo fármaco, garantizando los derechos exclusivos de su fórmula durante un determinado número de años; pero es habitual que transcurran varios años antes de que la venta sea aprobada. Durante la vigencia de la patente se considera que un fármaco pertenece a un propietario, en contraste con los fármacos genéricos, que no están protegidos por una patente. Al vencimiento de la patente, cualquier industrial o distribuidor autorizado por el organismo oficial puede comercializar el fármaco legalmente bajo su nombre genérico, pero el inventor sigue siendo el propietario del nombre comercial. El precio de venta de las versiones genéricas es habitualmente inferior al del fármaco original.
NOMBRE DE LOS FÁRMACOS
El conocimiento de cómo se establecen los nombres de los fármacos puede ayudar a entender sus etiquetas. Cada uno de los fármacos patentados posee, como mínimo, tres nombres: un nombre químico, un nombre genérico (sin patente) y un nombre comercial (patentado o registrado).
El nombre químico describe la estructura atómica o molecular del fármaco, identificándolo con precisión, pero por lo general es demasiado complicado para su uso corriente, exceptuando algunos fármacos simples e inorgánicos como el bicarbonato sódico. Un organismo oficial asigna el nombre genérico y la compañía farmacéutica productora del fármaco, el comercial: el nombre elegido será único, corto y fácil de recordar, de manera que los médicos receten el fármaco y los consumidores lo busquen por su nombre. Por esta razón a veces los nombres comerciales vinculan el fármaco con el uso para el cual está destinado.
DINÁMICA Y CINÉTICA DEL FÁRMACO
En la selección y el uso de los fármacos influyen dos importantes consideraciones médicas: la farmacodinamia (cuál es la acción de los medicamentos en el organismo) y la farmacocinética (cómo influye el organismo en los medicamentos). La farmacodinamia estudia la función del fármaco (aliviar el dolor, bajar la presión arterial, reducir los valores de colesterol en el plasma) y describe dónde y cómo se ejerce este mecanismo en el cuerpo humano. Aunque sea evidente el efecto del fármaco, solamente al cabo de años de probada eficacia se llega a comprender el mecanismo y el lugar exacto donde ejerce su acción. Es el caso del opio y la morfina que durante siglos se han utilizado para aliviar el dolor y el cansancio; sin embargo, es reciente el descubrimiento de las estructuras cerebrales y de los procesos químicos del cerebro involucrados en la sensación de alivio y euforia que producen estas sustancias. Para que pueda actuar, el fármaco debe alcanzar el punto del organismo en que se encuentra el trastorno y es ahí donde radica la importancia de la farmacocinética. Una cantidad suficiente de fármaco debe permanecer en el sitio de acción hasta que cumpla su cometido, pero no en una cantidad tal que produzca efectos secundarios graves o reacciones tóxicas. Por lo tanto, la selección de una dosis adecuada por parte del médico no es una tarea fácil.
ACCIÓN TERAPÉUTICA DE LOS FÁRMACOS
Es posible despejar gran parte del misterio que rodea la acción de los fármacos al reconocer que éstos sólo afectan al ritmo de las funciones biológicas, sin cambiar la naturaleza básica de los procesos existentes ni crear nuevas funciones. Así, los fármacos pueden acelerar o retardar las reacciones bioquímicas del organismo, que provocan la contracción muscular; la regulación del volumen de agua y la retención o eliminación de las sales del cuerpo por parte de las células renales; la secreción glandular de sustancias (mucosa, ácido gástrico o insulina) y la transmisión nerviosa. La eficacia de la acción depende, en general, de cómo responden los procesos a los cuales el fármaco va dirigido.
Los fármacos pueden alterar el ritmo de los procesos biológicos existentes. Por ejemplo, algunos antiepilépticos reducen las convulsiones enviando una orden al cerebro para retrasar la producción de ciertas sustancias químicas. Desgraciamente, los fármacos no pueden recuperar sistemas que han sufrido daños irreparables. La acción de los fármacos tiene por tanto una limitación fundamental y ésta
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