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Generalidades De Hongo


Enviado por   •  9 de Febrero de 2012  •  2.210 Palabras (9 Páginas)  •  737 Visitas

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Los hongos patógenos para el ser humano

El elevado número de conidios presentes en el aire y la baja incidencia de las micosis en hospedadores inmunocompetentes nos demuestra que, a pesar de que la mayor parte de las personas están expuestas a un gran número de hongos, estos microorganismos son habitualmente eliminados por los mecanismos defensivos del hospedador. El desarrollo de una infección fúngica depende del estado de los mecanismos defensivos del hospedador, los factores de virulencia del hongo y la dosis infectante o tamaño del inóculo fúngico.

En general, los hongos causan enfermedades en hospedadores inmunodeprimidos, aunque existe un pequeño grupo de hongos que son patógenos primarios.

El ser humano posee dos tipos de mecanismos defensivos que son muy eficaces frente a la infección: los inespecíficos y los específicos. Los primeros son importantes en la lucha contra las micosis y se basan en la barrera física constituída por la piel y las mucosas, el efecto de interferencia debido a la microbiota normal asociada a dichas estructuras, la actividad de diversas sustancias antifúngicas presentes en las mucosas y secreciones, y la actividad fagocítica de los neutrófilos y macrófagos.

La importancia de dichos factores se observa en pacientes que presentan alteraciones en su funcionamiento (quemados, portadores de prótesis orales, personas con tratamientos prolongados con antibióticos de amplio espectro o con tratamientos que eliminan los neutrófilos, etc.), ya que los convierte en especialmente susceptibles a la infección fúngica. Los macrófagos alveolares juegan un papel muy importante en la protección del tracto respiratorio inferior, fagocitando los conidios inhalados, mientras que los monocitos y otros tipos de células fagocíticas se encargan de la fagocitosis de los hongos que se encuentran en la sangre y tejidos.

Los mecanismos defensivos específicos son muy eficaces en el control de la mayoría de las micosis y la respuesta protectora se produce como consecuencia de una activación de los linfocitos Th1. Dichas células liberan citocinas que activan los macrófagos, leucocitos polimorfonucleares, células NK y linfocitos T citotóxicos, aumentando su capacidad fungicida.

La inducción de una respuesta inmune celular generalizada se asocia con el desarrollo de respuestas protectoras en las micosis invasoras, pero su participación en la protección en las mucosas puede depender de la localización anatómica.

Por ejemplo, en la infección por Candida albicans se ha observado que la inducción de una respuesta inmune celular general es importante en la protección frente a las infecciones orofaríngeas. Existe una correlación entre un descenso en el número de linfocitos CD4 y la actividad de los linfocitos Th1. Macrófagos peritoneales de ratón fagocitando levaduras de Candida albicans el desarrollo de la candidiasis orofaríngea. Sin embargo, la respuesta inmune celular no parece ser importante en la protección frente a la candidiasis vulvovaginal, en la que participan los linfocitos T γ δ y algunos tipos de anticuerpos.

Los anticuerpos pueden tener un efecto fungicida directo sobre algunos hongos o actuar como opsoninas facilitando la fagocitosis y la acción de las células K. No todos los isotipos de un anticuerpo tienen las mismas características y se ha descrito que mientras una IgG3 frente a un epitopo de la cápsula protegía frente a la meningoence falitis criptocócica en un modelo múrido, una IgG1 frente al mismo epitopo no lo hacía.

Observaciones similares se han realizado con anticuerpos monoclonales anti-Candida albicans y demuestran la inducción de anticuerpos protectores y no protectores durante el desarrollo de la infección. Por el contrario, la respuesta humoral puede ser perjudicial en las aspergilosis alérgicas, que se producen en pacientes con niveles elevados de anticuerpos IgE contra antígenos de Aspergillus.

El dimorfismo está presente en los patógenos primarios y en algunos hongos oportunistas como Candida albicans y esta capacidad del hongo para desarrollar dos tipos de crecimiento (filamentoso y levaduriforme) favorece una mejor adaptación al hospedador y facilita la evasión de los mecanismos defensivos ya que existen diferencias antigénicas entre las dos fases de crecimiento. En los hongos patógenos primarios, el crecimiento filamentoso se produce en el ambiente, mientras que el crecimiento levaduriforme se produce cuando infecta.

En Candida albicans el dimorfismo presenta características especiales ya que cuando se encuentra colonizando las mucosas se desarrolla fundamentalmente como levadura, mientras que cuando invade los tejidos se observan levaduras e hifas.

Los filamentos de Candida albicans facilitan la adhesión a las células del hospedador, la penetración tisular a la vez que dificultan la fagocitosis. Las hifas son más difíciles de fagocitar que las levaduras y permiten el escape del interior de la célula fagocítica al romper la membrana citoplásmica del fagocito.

La adhesión de los hongos a las superficies del hospedador es un paso fundamental en la patogenia de la infección fúngica. Han sido caracterizadas un gran número de adhesinas, siendo en su mayor parte proteínas o glicoproteínas que se unen a receptores del hospedador de naturaleza similar. En Candida albicans se han descrito también adhesinas para materiales plásticos utilizados en medicina como las prótesis y los catéteres.

En general, los hongos presentan una temperatura óptima de crecimiento inferior a la del cuerpo humano y están habituados a condiciones menos reducidas que las que se encuentran en los tejidos humanos. Por tanto, para iniciar una infección un hongo ha de ser capaz de crecer a 37 °C en las condiciones de óxidoreducción que existen en los tejidos. Así, aislamientos de Sporothrix schenckii que no crecen bien a temperaturas superiores a 35 °C producen infecciones cutáneas, mientras que los que crecen bien a 37 °C dan lugar a infecciones diseminadas.

Algunas enzimas producidas por los hongos pueden facilitar la multiplicación del propio hongo, favoreciendo la diseminación por los tejidos del hospedador. Ejemplos de estas enzimas son las proteasas (capaces de romper a la IgA e IgA secretora) y fosfolipasas de Candida albicans, las queratinasas de los dermatofitos, y las elastasas de Aspergillus fumigatus.

En algunos hongos, la capacidad patógena puede depender de la producción de endo y exotoxinas. Algunos hongos filamentosos, entre los que se encuentran especies de los géneros Aspergillus, Fusarium y Penicillium, producen micotoxinas cuando crecen sobre semillas de maíz y otros cereales. La ingestión de estas semillas se ha asociado con el desarrollo de tumores hepáticos y daño renal. Las micotoxinas más estudiadas son las aflatoxinas,

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