Gente comun

Planteamiento del problema

A partir de la década del 70 en Chile comienza una serie de transformaciones estructurales derivadas del nuevo modelo económico y su incorporación en mercados internacionales. Una de estas modificaciones y/o transformaciones productivas dieron lugar a un gran desarrollo en la actividad forestal; así fue el caso de la región de La Araucanía, donde su actividad económica se basaba principalmente en la producción  de cereales y ganadería, la cual tuvo un cambio o más bien una incorporación de este nuevo tipo de rubro, que por sus condiciones favorables de tipo de suelo y clima se hacían aptas. Este cambio se relaciona a la exportación y agroindustrias, que en conjunto con la legislación de fomento forestal (D. L. 701 de 1974) que subsidia las plantaciones de especies exóticas como pino insigne y eucaliptus, hicieron que se propagara con mayor facilidad este nuevo uso de suelo en la región, desplazando así, la vocación de las economías campesinas y su desenvolvimiento propio.

Es así como entre los años 1965 y 1973 se plantaron 300.000 has de Pinus radiata con la participación directa del Estado, tanto en tierras públicas como privadas (Carrere 1997)

Los impactos y efectos que ha producido en sectores rurales de pequeños y medianos propietarios agrícolas han sido diversos; uno de estos ha sido el efecto de la dinámica demográfica que tuvo como consecuencia la fuerte movilidad hacia lo urbano debido a los cambios en la estructura productiva rural, donde las cifras nos indican, siendo La Araucanía la segunda región con más alta ruralidad después del Maule 32,06% y 32,8% respectivamente (Compendio estadístico INE 2010), la evidente disminución de población rural en esta región, lo que en términos absolutos nos muestran que para el año 1982 existía una población rural de 301.285 habitantes mientras que para el año 2002 la población rural disminuyo a 281.127 habitantes  (Censos de población y vivienda, INE). Esto también se liga con la pobreza que se vive en estos territorios, en que el IDH de La Araucanía es de 0,719 ocupando el último lugar de las regiones del país, (CASEN, 2006) donde los beneficios que se obtienen de estas actividades no se ven reflejados en los habitantes que conviven con las plantaciones forestales, teniendo que migrar por falta de empleo y nuevas fuentes de ingresos que ya no sea la agricultura propiamente tal.

La comuna de Traiguen no queda exenta de tales transformaciones, ya que esta era reconocida por ser el “granero de Chile” por su gran desarrollo triguero donde sus tierras eran ocupadas para la siembra de cereal en especial el trigo. El cambio de uso de suelo en los sectores rurales se ha visto modificado considerablemente en los últimos 50 años lo cual ha significado, entre muchos cambios y problemáticas, externalidades negativas como la disminución de los cauces y esteros por el gran consumo que provocan los bosques, la cual eran y son ocupadas para regadío de huertos y evidentemente para el consumo humano.

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