Guardianes de secretos

Un secreto es aquella cuestión oculta, escondida y separada del conocimiento de la mayoría, es decir, un secreto es ignorado por buena parte de la gente, exceptuando a aquellas personas que han decidido compartirlo.

En la vida de cualquier persona suelen haber secretos, por lo cual existen secretos de distinto tipo y que surgirán a instancias de diversas situaciones.

En nuestra vida cotidiana solemos ser depositarios de secretos e incluso compartimos con otros nuestros propios secretos.

Por ejemplo: faltamos al trabajo y a nuestro jefe le dijimos que fue porque nos sentimos indispuestos pero en realidad faltamos porque no teníamos ganas de trabajar ese día, eso es una mentira, en tanto, cuando le confesamos tal revelación a un compañero de trabajo y le pedimos que no diga nada, ahí se convertirá en un secreto entre el y yo.

Pero el secreto también puede darse en otros contextos y no ser una cuestión tan nimia como la mencionada anteriormente.

En ámbitos de poder altos suelen haber secretos que se guardan porque de lo contrario pueden provocar un daño a la comunidad. Se los suele manejar como información clasificada que no se revela por cuestiones de seguridad nacional y pueden dar curso a juramentos o a acuerdos de confidencialidad los cuales tendrán la misión de garantizar el secreto en cuestión.

Los secretos militares también suelen requerir de la mesura del entorno porque de lo contrario se podría generar una situación de inseguridad muy comprometida.

Las empresas, también es común que guarden secretos, que serán aquellos que le brindan una supremacía respecto de la competencia.

Por otra parte, el término también refiere a aquel espacio escondido que ostentan algunos muebles.

El Secreto profesional resulta ser aquella obligación y derecho de guardar silencio sobre algo que fuera revelado en el ejercicio de la profesión.

1. El secreto natural es independiente de todo contrato, se extiende a todo lo que, ya sea descubierto por casualidad, por investigación personal o por confidencia, y no puede divulgarse. Aunque el depositario del secreto no haya prometido guardar secreto, ni antes ni después de habérsele manifestado el hecho o de haberlo descubierto, está obligado a callar, en virtud del precepto moral que prohíbe perjudicar a los demás sin motivo razonable.

2. El secreto prometido nace de un contrato, de la promesa de guardar silencio después de haber conocido el hecho, ya sea por casualidad, por investigación personal o por confidencia espontánea o provocada. Un mismo secreto puede ser a la vez natural y prometido. Será natural cuando la cosa de suyo requiera sigilo, pero si además va acompañado de una promesa, también será prometido.

3. El secreto confiado también dimana de una promesa explícita o tácita hecha antes de recibir la confidencia de lo que se oculta. Se le comunica

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