Historia De La Astronomía En México

Historia de la astronomía en México es un libro coordinado por el doctor Marco Arturo Moreno Corral donde reúne una serie de trabajos de astrónomos e historiadores cuya intención es dar una visión completa sobre el desarrollo de la astronomía mexicana en el último siglo.

Marco Arturo Moreno Corral estudió la carrera de física en la Facultad de Ciencias de la UNAM y se especializó en astrofísica en la División de Estudios Superiores de esa Facultad. En 1976 se interesó por rescatar y preservar los valiosos instrumentos que el Instituto de Astronomía de la UNAM heredó del antiguo Observatorio Astronomía Nacional de Tacubaya y con la colaboración de colegas y estudiantes del instituto reconstruyó y puso en operación el telescopio refractor más grande en México.

Este volumen fue resultado de investigaciones que tuvieron su origen en las culturas prehispánicas, especialmente las de Mesoamérica las cuales tenían un interés muy grande en observar, conocer y medir los movimientos de los cuerpos celestes, pues como prueba se encuentra el gran número de inscripciones hechas desde el periodo preclásico como también durante toda la evolución de estas culturas. De igual manera los códices encontrados son un ejemplo de las observaciones de estas culturas, tales como la maya, mixteca y del altiplano central, los cuales contienen información tan importante como la del códice de Dresde donde se encuentran las tablas de eclipses. Por otra parte se hallan documentos escritos con el alfabeto de lenguas indígenas como la náhuatl, maya-yucateco, maya-quiche, entre otras, todo a raíz de la conquista. Existen diversos códices y textos en los cuales varios símbolos y nombres se repiten, así como el Sol, la “estrella grande” (Venus), la Luna (Metztli), las pléyades (Tianquiztli) y otros conjuntos de estrellas (constelaciones), además de las cometas (citlan pohpocah), los eclipses (qualo in Tonatiuh “es comido el Sol” ), de los cuales existen tablas, más aún hay que destacar la importancia de Mesoamérica en la astronomía, los calendario y las matemáticas en el área cultural. Así pues nos enorgullece la gran sabiduría de nuestros ancestros ya que sin tecnología alguna ellos lograron hacer cálculos demasiados exactos con solo observar a los astros mezclando la astronomía con las matemáticas haciendo posible establecer horarios y fechas en calendarios.

Es así como en estos excepcionales calendarios se demuestra la gran habilidad de cálculo que estos tenían gracias a su vigencia que llega hasta nuestros días. Claro ejemplo de esto es el ciclo de 260 días en el que se basan los valores enteros de los ciclos planetarios, estos ciclos y las correcciones periódicas ya descifradas se llevaban a cabo para ajustarlos a la duración fraccionaria de los movimientos reales de los astros, destacando los conocimientos adquiridos durante milenios de precisas observaciones, registros y análisis de datos. Existen diferentes formas de calendarios, estos están estructurados a partir de los valores enteros del año: 360, 364 y 365 días; combinados con el número 20, el número 260 y los valores enteros del periodo sinódico de Venus que se utilizaban: 584 y 585 días. Conocían a la perfección los valores reales fraccionarios del año trópico, 365 días, y el periodo sinódico de Venus, 584 días. El registro del tiempo son las fechas de algunos códices; estas inscripciones están en estelas, monumentos y templos, al igual que pirámides como la del Tajín y de Chichén Itzá, de este modo sus estructuras muestran como las culturas contaban los días. El hablar de ellos y sus cálculos es muy extenso ya que los elaboraban por medio de símbolos y glifos, por tanto existen diversos calendarios como el de los 18 meses de 20 días cada uno y los 5 días nefastos, el calendario de 260 días, los 20 días y los 13 números, los 52 años y los cuatro rumbos que son La Rueda del Calendario, el calendario en caracol, calendario Boban que son los meses maya-mexicanos, el Calendario de 52 años, dividido en 4 indicciones de 13 años cada una. Según esto las culturas lograron crear varios calendarios gracias a sus observaciones meticulosas a los movimientos de los astros y planetas, de modo que lograron construir magníficos monumentos que nos siguen maravillando hasta nuestros días.

La astronomía moderna se relaciona estrechamente con la astrofísica, la física y las matemáticas y su investigación ha superado el estudio de nuestra galaxia para abarcar el Universo. Además, nos menciona que el astrónomo moderno ya no se dedica, por lo general, a observar con sus propios ojos el cielo nocturno, ahora su trabajo consiste en supervisar el funcionamiento de los instrumentos electrónicos altamente especializados que son conectados al telescopio. Por otra parte todo desarrollo moderno de la ciencia y la tecnología, como la astronomía son el producto histórico de la acumulación de conocimientos. Los estudios de la astronomía realizados en la época colonial de México forman parte de la ciencia occidental y ha reflejado la vinculación con los países europeos, principalmente España y Francia, durante la época colonial, y Estados Unidos en la actualidad. Incluso la arqueoastronomía que es una disciplina nueva que introduce al ámbito de los estudios mesoamericanos en la última década ha sido la base y el punto de partida para realizar cualquier estudio de la astronomía prehispánica es el sistema calendárico conocido a través de las fuentes históricas y arqueológicas. De modo que la coordinación que existía entre el tiempo y el espacio encontró su expresión en la arquitectura a través de pirámides y sitios arqueológicos donde combinaban los fenómenos solares y estelares haciéndolos influir en la orientación de los edificios. Por ende ha cambiado mucho la astronomía de nuestro pasado a la de la actualidad, puesto que la innovación es necesaria para el progreso de la ciencia, sin embargo no hay que olvidar que todos estos progresos no se podrían lograr si no fuera por los conocimientos que nos dejaron nuestros antepasados. El paso de los años en la astronomía es algo que se debe de tomar en cuenta, teniendo siempre una continuidad y poniendo como

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