Historia De La Filosofia
noemi9996 de Diciembre de 2013
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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
INTRODUCCIÓN
1.- El pensar filosófico:
El concepto de filosofía no deja de ser algo todavía oscuro para la mayoría de los hombres.
Por lo general tal concepto evoca ideas muy dispares: desde un saber arcano y un tanto misterioso, a veces impregnado de poesía y únicamente propio de iniciados, hasta un arte de saber vivir reflexiva y pausadamente, como cuando decimos que hay que tomarse las cosas con filosofía (algo que en general todos deberíamos hacer).
Para llegar a una noción más clara de lo que sea filosofía, tratemos de comprender una definición de la misma. Aunque se han propuesto muchas definiciones vamos a dar una muy general que sirva de base para empezar a delimitar lo que es la filosofía y distinguirla de otros posible modos de conocimiento humano.
La FILOSOFÍA podríamos decir que es:
Ciencia de la totalidad de las cosas que trata de averiguar sus causas últimas, adquirida con la luz de la razón.
Veamos punto por punto esta definición dada:
Ciencia: muchos de nuestros conocimientos no son científicos; así, por ejemplo, el conocimiento que siempre tuvieron los hombres sobre las fases lunares o la caída de los cuerpos, o el conocimiento sobre la periodicidad constante de las mareas. Tales conocimientos son cotidianos, vulgares, no científicos, son conocimientos de un hecho, de algo que ocurre, pero ignorando su por qué, es decir, su causa. Sin embargo, quien conoce las fases de la Luna en razón de los movimientos de la Tierra y su satélite, la caída de los cuerpos en razón de la fuerza de la gravedad, o las mareas por la atracción lunar, conoce las cosas por sus causas, esto es, posee un conocimiento científico (=que puede demostrar), no vulgar, de esos hechos. Además, el conocimiento científico es siempre un saber ordenado y sistemático frente a la fragmentariedad de los saberes cotidianos y vulgares. En fin, Aristóteles definía a la ciencia (que para él era sinónimo de filosofía) como “teoría de las causas y principios”; de la totalidad de las cosas: la filosofía no recorta un sector de la realidad para hacerlo objeto de su estudio; en esto se distingue de las ciencias particulares (la física, las matemáticas, la biología, etc.), que acotan una clase de cosas o una característica particular de ellas y
prescinden de todo lo demás. Sin embargo, el hombre/mujer aspira a conseguir una visión
mínimamente coherente acerca de la totalidad de lo real. Este saber totalizador al que el ser
humano quiere llegar es propio de la filosofía; que trata de averiguar sus causas últimas: cabría pensar, de acuerdo con lo que acabamos de decir acerca del carácter totalizador y omnicomprensivo del saber filosófico, que la filosofía es una especie de enciclopedia en la que se irían sumando, ordenadamente eso sí, los distintos conocimientos alcanzados por las ciencias particulares; ahora bien, éstas estudian las causas inmediatas de las cosas/realidad, mientras que la filosofía trata de dar razón de
las causas últimas o principios (αρχ¿=arjé) de las cosas; adquirida con la luz de la razón: cabría también -por lo que acabamos de decir- confundir la filosofía con una especie de saber religioso, en cuanto que Dios, como quiera que lo concibamos, es para todas las religiones el principio de todo. Ahora bien, filosofía y religión se distinguen por el modo de alcanzar los conocimientos respectivos: la religión obtiene su saber por revelación divina y se mantiene por la fe, mientras que la filosofía alcanza su saber construyéndolo/demostrándolo con las solas luces de la razón humana. ¿Y Instituto de Educación Secundaria “LEÓN FELIPE”, Benavente
Los orígenes de la Filosofía: del Mito a la Razón:
La filosofía surge en la ciudad de Mileto alrededor del siglo VI a.C.
Mileto era una colonia griega situada en la costa occidental de Asia Menor (hoy Turquía), que se había hecho fuerte y poderosa gracias al comercio marítimo. Sus barcos llegaban a todas las playas del Mediterráneo, remontaban el Mar Negro y transitaban por el Nilo. Los mercaderes milesios habían establecido colonias en Egipto y mantenían un activo intercambio comercial y cultural con Mesopotamia y con diversos pueblos del cercano Oriente.
En este enclave comercial, lugar de cruce de diferentes culturas, va a aparecer la filosofía como el esfuerzo del hombre por explicarse la realidad que tiene ante sí acudiendo a su sola razón.
Ahora bien, antes del nacimiento de la filosofía existía entre los griegos un modo de explicación de la realidad basado en relatos religiosos: los llamados MITOS (=mçqoj), de los que en seguida hablaremos.
La filosofía, por tanto, surgirá desplazando a las explicaciones míticas de carácter religioso y sustituyéndolas por explicaciones lógico-racionales de la realidad. Sin embargo, la filosofía conserva de los mitos: en primer lugar, el deseo de explicar la realidad, y en segundo lugar, a veces incluso la envoltura de la explicación misma, acudiendo a relatos semifantásticos. Así, por ejemplo, Platón consideró que los relatos míticos son un modo legítimo de expresar ciertas verdades que escapan a una exposición estrictamente racional y que sólo pueden exponerse en clave narrativa o mediante variados simbolismos, como el de la “caverna” -que hemos de comentar-, o el del carro tirado por dos caballos, uno blanco y otro negro, etc.; también Aristóteles afirma que “el amigo de la filosofía lo es en cierta manera de los mitos, porque éstos expresan lo maravilloso que hay en el fondo de las cosas”.
Así pues, podemos decir que entre el MITO (mçqoj) y el LÓGOS (lógoj), es decir, entre la explicación mítica o cuasireligiosa de las cosas y la explicación lógica o racional de las mismas, se da una evidente continuidad cultural, aunque el pensar lógico (=la filosofía) trae consigo un elemento novedoso (la razón humana) para explicar la realidad y, por consiguiente, va a suponer una también evidente ruptura con respecto a las ideas de la tradición mitológica.
EL MITO:
Lo que llamamos Mitología griega es un conjunto de narraciones, leyendas y creencias tradicionales expresadas por los poetas o rapsodas griegos (en especial Homero y Hesiodo) acerca del origen del mundo, los hombres y los dioses.
Las narraciones míticas afirman que todo lo que sucede en el Universo está causado por la voluntad arbitraria y el capricho de los dioses; voluntad y capricho que sólo tienen un límite: el destino (mo’ra=moîra), al que todos los seres están sujetos, tanto los hombres como los dioses, y al que no podemos conocer más que oscuramente porque no está sujeto a ninguna regularidad o ley. Instituto de Educación Secundaria “LEÓN FELIPE”, Benavente
Historia de la Filosofía: Introducción 4 Salustiano Fdez. Viejo
En los mitos las fuerzas de la naturaleza -como el fuego, el viento, el rayo, etc.- son explicadas como producto de dioses personales antropomorfos cuya presencia se deja sentir en todo momento de un modo imprevisible. Estas leyendas míticas eran para los griegos creencias de carácter tradicional que se aceptaban sin cuestionamiento alguno.
Los autores fundamentales de la literatura mitológica son: HOMERO y HESIODO.
HOMERO (Sg. VIII a.C.): escribe la Iliada y la Odisea, y en ellas refleja la sociedad griega micénica de los siglos XII al VIII a.C. Tales escritos enseñaban a los griegos:
-Un conjunto de valores morales y vitales.
-Una religión (en ellos se hace una descripción minuciosa de la
Organización social y de parentesco de los dioses).
-Y geografía, navegación, arte militar, astronomía, etc.
Homero canta las hazañas militares de héroes y reyes, que se convierten en ejemplos y modelos de acción, en ideal y norma para la vida. Los nobles y personajes de rango social elevado son los únicos depositarios de la virtud (ªret¿=areté): es decir, de la fuerza que da excelencia personal y permite realizar el bien.
En la sociedad descrita por Homero los valores supremos son: el linaje, el éxito militar y la fama alcanzada en las victorias.
HESIODO (Sg. VII a.C.): escribió la Teogonía (doctrina mitológica sobre el origen de los dioses) y Los trabajos y los días. En esta última obra narra la vida cotidiana y las ocupaciones diarias de una sociedad agrícola y artesanal, ya no guerrera. Las dos ideas básicas del poema son:
-El hombre ha de trabajar duramente por voluntad de los dioses. -Y el hombre ha de actuar con justicia, no belicosamente Hesiodo no escribe para una sociedad aristocrática de reyes y nobles, dedicada a guerrear, sino para una sociedad laboriosa constituída por labradores, artesanos, comerciantes y navegantes. Ahora la excelencia del hombre, su virtud (ªret¿=areté) no depende de su linaje ni de su valor militar como afirmaba Homero, sino que se adquiere mediante el trabajo y el esfuerzo laborioso y diario; así, por ejemplo, escribe Hesiodo: “por los trabajos se hacen los hombres ricos en ganados y opulentos; y si trabajas te apreciarán los dioses y los hombres”, “el trabajo no es ninguna deshonra, la inactividad lo es”. Esta estimación del trabajo refleja ya una sociedad de artesanos, labradores y comerciantes en la que va a surgir la filosofía.
En sentido estricto, el inicio de la Historia de la Filosofía occidental
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