Historia del Protocolo
Enviado por yuyizita • 28 de Septiembre de 2013 • Tutorial • 25.985 Palabras (104 Páginas) • 312 Visitas
Presentación
P
ara comprender la importancia del protocolo, el manejo, organización y elementos básicos que lo conforman se requiere de una revisión completa de la urbanidad y las buenas costumbres que influyeron en la formación de esta normatividad. Es así como el protocolo de estado, el protocolo empresarial, la urbanidad, las buenas costumbres y la etiqueta se deben considerar como parte de la educación, siendo en la actualidad disciplinas muy importantes a tomarse en cuenta en los negocios, estos se dan en un despacho, en una tienda o durante un viaje, siendo en estos momentos la imagen personal, profesional y empresariales decisiva; al igual que conocer los factores culturales en la actividad nacional e internacional de las empresas, barreras culturales, los cuales hacen determinantes al momento de realizar una negociación, lograr una buena comunicación, reuniones exitosas y construcción de relaciones con socios potenciales.
Aunado a los conocimientos teóricos y prácticos es necesario incentivar al estudiante a desempeñar todas las tareas a desempeñar de etiqueta y protocolo con honestidad, equidad y responsabilidad ante otras personas teniendo muy en cuenta sus costumbres y cultura de un país
PROTOCOLO
I) Historia del Protocolo
Decir exactamente cuándo y dónde se aplica por primera vez el protocolo, como normativa de ordenación, es casi imposible. Posiblemente, el protocolo nace al mismo tiempo que la sociedad. Es una necesidad para convivir pacíficamente.
No hay que olvidar, el primer código de leyes escrito que hay como referencia de normas protocolarias: el código de Hammurabi. Hammurabi era rey Babilonia en el siglo XVIII antes de Cristo. Este código está escrito con caracteres cuneiformes y se conserva, en la actualidad, en el Museo de Louvre, en París.
En algunos artículos de este código se detalla la manera minuciosa cómo se realizaba la ceremonia de coronación del rey, la precedencia de personas y grupos sociales que formaban la sociedad babilónica, recomendaciones de cómo se deben desarrollar los actos y ceremonias del reino, etc.
En el antiguo Egipto, la mayor parte de las personas no sabían leer ni escribir. Aquellos que sabían hacerlo formaban parte de un grupo de trabajadores muy especializados conocidos como escribas. La escritura estaba relacionada con los dioses. En El libro de enseñanzas de los escribas se determina el orden protocolario de autoridades y describe cómo deben realizarse los ritos y ceremonias que se celebraban en presencia del Faraón. La civilización de los antiguos egipcios no apareció de repente. La sociedad egipcia se desarrolló en el transcurso de varios siglos hasta que se convirtió en un sistema muy organizado, dirigido por funcionarios del estado a lo largo de todo su territorio.
El visir, lo que ahora llamaríamos primer ministro, era responsable máximo de la estructura administrativa del país. Los Faraones tenían la doble condición de reyes y de dioses vivientes y esto también condicionó las reglas de las ceremonias. El cayado y el flagelo que llevaba el dios Osiris lo llevaron también todos los Faraones. El cayado tenía la forma de un bastón de pastor, lo que podría estar relacionado con la idea de ver al Faraón como un pastor dirigiendo a su rebaño (sus súbditos). El flagelo, tres hilos de cuentas unidos a un bastón, era como un espantamoscas de pastor y puede que simbolizarse la protección del Faraón alejando con él a los enemigos y demás peligros.
Los Faraones llevaban coronas y tocados para demostrar su autoridad. La doble corona combinaba la Corona Blanca del Alto Egipto con la Corona Roja del Bajo Egipto, para demostrar ante todo el mundo gobernaban sobre todo Egipto.
Al jefe de Protocolo se le llamaba Ritualista jefe y la dueña de la casa era la anfitriona.
El pueblo persa, en la época de Darío I, regía en la Corte una severa y bien organizada etiqueta y ceremonial. El Rey no era accesible sino mediante una serie protocolaria de ceremonias, y el derecho de que disfrutaban los principios para presentarse a él sin previo aviso fue abolido. El antiguo testamento está lleno de hechos sobre un eficaz sentido del ceremonial. Hallamos pasajes que contienen pautas sobre cortesía y el comportamiento en la mesa, que comprendían un manual de usos y costumbres en los banquetes. También en la Biblia encontramos referencias al papel del anfitrión y la colocación de los invitados de honor, la cesión de puestos, situación de los comensales, entre otros aspectos protocolarios. En los textos sagrados aparecen grandes anfitriones, que se hicieron famosos por sus banquetes, como Nabucodonosor, Salomón, Holofernes, Asuero, Saúl, Gedeón, etc.
San Mateo relata en la Biblia que “Escribas y fariseos, gustan del primer puesto en los banquetes y de los primeros asientos en las sinagogas”
Salomón hizo un digno recibimiento a la Reina de Saba. La Reina de Saba, que conocía la fama de hombre sabio de Salomón, en el nombre de Yahveh, vino a ponerle a prueba mediante enigmas. Entró en Jerusalén con un importante séquito de camellos cargados de aromas, oro y piedras preciosas y, llegada a Salomón, le expuso todo cuanto se había propuesto. Salomón le aclaró todas sus consultas sin que hubiera una sola cuestión oculta al monarca que no se la resolviese.
Cuando la Reina de Saba vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, la comida de su mesa, la ordenación de asientos, de sus servidores, la etiqueta de sus ministros y sus uniformes, sus provisiones de bebidas y los holocautos que ofrecía en la casa de Yahveh, se quedó sin aliento y dijo al Rey “Verdad era lo que yo había oído en mi país sobre tus cosas y sabiduría; pero no di crédito a las palabras hasta que he venido y mis propios ojos lo han visto; pero he aquí que no se me había contado ni la mitad: sobrepasas en sabiduría y excelencia la fama que yo había oído (I Reyes 10,1-13).
Para Salomón, tercer Rey de Israel, hijo de David, la celebración de banquetes era un medio más para demostrar su poderío. La pompa y boato de la corte salomónica despertó la admiración en la Reina de Saba. Se relata que todos los vasos del Rey eran de oro y toda la vajilla de palacio de oro fino, Salomón se ganó la fama de magnánimo y espléndido anfitrión. De hecho, para atender tanta variedad culinaria, este monarca disponía de un elenco de doce intendentes, uno para cada mes del año, que se encargaban de proveer su rica mesa.
Los griegos, pueblo culto por excelencia,
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