IMPLANTES

La implantología oral como una de las áreas de mayor desarrollo e investigación en la odontología moderna, no puede estar al margen de la estructura científica, tecnológica, social y asistencial en el esquema de trabajo del odontólogo general. Como terapia de rehabilitación en odontología, es una solución clínica que supera las terapias de restauración convencionales, ya que en ocasiones éstas tienen como característica ser, en muchos casos mutiladoras e irreversibles. La anatomía y el estado de salud del paciente son siempre factores fundamentales para determinar el pronóstico de cualquier intervención quirúrgica. Al establecer un plan de tratamiento y valorar su pronóstico, el especialista debe tener en cuenta numerosos factores en relación con la salud global del sistema estomatognático. Si el plan de tratamiento incluye algún implante, todo este sistema influye en el resultado final. Los implantes en cuanto a su utilización en la práctica dental, tienen fama reciente. Los estudios científicos de Branemark y colaboradores han demostrado que los implantes tienen un resultado previsible, sobre todo cuando las prótesis dentales convencionales no se toleran de forma adecuada. En sus primeras investigaciones, Branemark descubrió que el titanio puro se une al hueso si se coloca en una zona receptora adecuada preparada atraumáticamente, permitiendo una cicatrización asintomática. El definió este hecho como oseointegración. Cuando el implante tiene éxito, su “fijación” es esencialmente una anquilosamiento al hueso. El cirujano necesita saber el sitio donde van a ser colocados los implantes, idealmente en una zona de hueso sano y duro sin compromiso de las estructuras anatómicas presentes, pero que a la vez sea un área que reúna todos los requisitos y permita la colocación posterior de la restauración protésica ideal. Es evidente que la implantología representa una alternativa viable para muchos pacientes que requieren una prótesis removible o fija, sin embargo los resultados no están garantizados ni tampoco la ausencia de complicaciones. Hay que comentar con el paciente la individualización del tratamiento y las posibles complicaciones basándose en experiencias anteriores en el tratamiento de situaciones iguales o parecidas. No se debe colocar un implante si no es posible la colocación posterior de una prótesis.

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