LA COMUNICACION

necesario, que se encuentre en convivencia constante con personas alfabetizadas, para esto el principal entorno es el hogar y el preescolar; La escuela y la educadora tienen un papel decisivo en el desarrollo del lenguaje ya que es el entorno donde el niño interactúa e intercambia palabras; es aquí donde entra el papel de la educadora, el papel de ella es quizás uno de los más determinantes de todo el proceso educativo ya que es ella, quien guía de forma directa el aprendizaje de un grupo de alumnos. La educadora pasa gran parte del tiempo con el pequeño, por lo que la relación con éste tienen un carácter demás de educativo; organiza el tiempo, el espacio y su propia relación con los niños en función de los objetivos educativos que desea lograr, mediante la observación y evaluación detectará cuales son las similitudes y diferencias en cuestión de lenguaje y capacidades de todos los pequeños a su cargo, y al ser guía en este proceso de aprendizaje deberá responder a todas las inquietudes y formas de aprender de cada uno de sus alumnos. Es decir tendrá que utilizar y promover diferentes formas de lenguaje las cuales les permitan interactuar y aprender de la mejor manera.

Una como educadora debe tener la capacidad para comprender a los niños ya que influye de una manera favorecedora para ellos, debemos saber escuchar ya que es muy importante, pues por ende nos permitirá conocer sus ideas, también podremos saber el tipo de sintaxis que maneja el niño, si el niño está teniendo fallas y el cómo poder solucionarlas, así mismo como educadora su primer función es guiarlo, tomando sus ideas y regresándolas de una manera mas amplia.

El dominio del lenguaje tiene una estrecha relación con el aprendizaje y con ello lleva al niño a un adecuado desarrollo integral, es decir el lenguaje oral es de suma importancia que sea desarrollado por que con lleva tanto lo cognitivo como lo afectivo.

El lenguaje se puede trabajar de diversas maneras, aunque es importante fomentar los diálogos como punto fuerte de la misma, como nos dice el autor Aebli (1998, p.51) “el alumno que escucha al profesor y le observa durante su narración, empatiza con sus movimientos expresivos, con los movimientos del lenguaje y del cuerpo”; pues en cualquiera de las situaciones comunicativas, la educadora debe cuidar que toda intervención abran posibilidades para que los niños: empatizen y expresen ideas, emociones, sensaciones y sobre todo despiertes ciertas curiosidades para que se obtengan preguntas, dialoguen entre sí (sea en grupo o en equipos) y con otras personas de la escuela así mismo que comuniquen sus ideas y las expresen oralmente.

Por otra parte hoy en día la labor de la educadora, en una concepción no transmisora del conocimiento, consiste en proponer actividades, sugerir, guiar, apoyar, estimular con preguntas, y sobre todo crear situaciones interesantes para los niños, escuchar las aportaciones y las propuestas de ellos.

por consiguiente cabe mencionar que además de promover el lenguaje oral la educadora empieza a acercar a los pequeños a la escritura y lectoescritura, aun cuando el preescolar no tiene como propósito que los niños egresen sabiendo escribir y leer, pues solo su objetivo es acercarlos para que los niños identifiquen esto como una forma más de poder comunicarse, pues como menciona la autora Ferreiro (2000,p.10) “Es una primera inmersión en la cultura letrada: haber escuchado leer en voz alta, haber visto escribir, haber tenido la oportunidad de producir marcas intencionales, etc.).

Los aprendizajes están inmersos en la cotidianidad de los niños, esto es lo que hace que tengan sentido y significado para ellos.

El punto de partida son los nombres propios de los niños, por la importancia que tienen para cada uno; a través de su nombre, el niño se identifica, se diferencia y es reconocido. Se pretende que el niño se familiarice con su nombre y el de sus compañeros, encuentre semejanzas, diferencias y comience a identificar los sonidos de las letras del alfabeto. Así se fortalece la conciencia fonológica.

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