LA HISTORIA DE LAS TEORÍAS EVOLUTIVAS
Enviado por gaes1503 • 4 de Septiembre de 2012 • 2.088 Palabras (9 Páginas) • 810 Visitas
EL AMBIENTE FRENTE AL INDIVIDUO EN
LA HISTORIA DE LAS TEORÍAS EVOLUTIVAS
En 1859 Charles Darwin publica El origen de las especies. Darwin redirecciona los descubrimientos y teorías de sus predecesores acerca de la evolución al explicar el nacimiento y desarrollo de la vida bajo el concepto de selección natural. Existe una tendencia de cualquier ser vivo a la permanencia, al igual que existe otra que tiende a la variabilidad. Darwin desconocía el campo de la genética, tanto bioquímica como mendelianamente, pero ya propuso que todo individuo poseía una información biológica de las siguientes características: es transmitida de los progenitores a la descendencia; la información es objeto de pequeñas y muy comunes variaciones al azar, que la alteran, siendo éstas transmisibles a la descendencia. En base a estos supuestos, Darwin expone en el Origen que los individuos sufren variaciones en su información, con lo que su estructura y la de sus descendientes no será la misma. Además la clave de su pensamiento se encuentra en la idea de que los seres que sufran alteraciones beneficiosas para el individuo en su entorno concreto, tendrán más éxito que sus congéneres a la hora de sobrevivir y reproducirse. Este éxito en la reproducción supone que cuanto más adecuado al entorno sea el cambio en las características del individuo, tanto más abundante será al población en la siguiente generación que posea las nuevas características.
En la teoría darwinista el papel principal pertenece al ambiente. El entorno es, por supuesto, variable, pero es esta variabilidad tan importante o más que la de los individuos, ya que es previo y decisivo el cambio en el entorno frente al de la especie. Un cambio en el entorno supondría que un número de los individuos que no tuviesen características adecuadas para el nuevo medio, tendría menos éxito en la reproducción que los poseedores de propiedades válidas para la adaptación.
Otras concepciones darwinistas como el árbol de la vida, las especies extintas, el origen común de las especies o la ascendencia biológica del hombre, son capitales para la historia de la ciencia, pero se alejan del contenido y objetivo de este trabajo por lo que me dirigiré a continuación a un breve análisis sobre las alternativas anteriores y posteriores a la teoría darwinista.
El lamarckismo es en ciertos aspectos muy similar al pensamiento de Darwin. El pensador francés J.B. Lamarck estableció sus bases a finales del siglo XVIII, Difiere del darwinismo principalmente en la situación del origen del cambio en una especie y el papel que juega en el tiempo. Para Lamarck, los actos que realiza un individuo en consecuencia a sus necesidades transforman su cuerpo y el de su descendencia para mejorar este comportamiento. Es decir, que un carnívoro como el lobo, posee unos afilados colmillos ya que una fuerza de desarrollo que hay en él y en sus predecesores hace sus colmillos más afilados por su costumbre o necesidad de comer carne. Previamente a Darwin, la teoría más aceptada, fuera del estático creacionismo, era la lamarckiana que, como podemos ver, sitúa el poder del cambio para la especie en las acciones que cada individuo lleve a cabo en la vida. Para el darwinismo la información que poseemos no es influida por el sujeto ni por sus acciones, sino que sólo es alterada por el azar, y seleccionada por el ambiente; sin embargo en el lamarckismo son las tendencias y el proceder de cada espécimen lo que influye en la descendencia.
Otra alternativa al darwinismo se encontraba en la propuesta del Saltacionismo. En contra de la afirmación de Darwin de que los pequeños cambios eran la causa de la evolución de las especies, el Saltacionismo le daba a esos cambios un carácter más brusco. Ya fuese por catástrofes o por grandes mutaciones, la evolución se desarrollaba en secuencias de transformaciones muy bajas en las especies y en súbitos cambios entre una generación y la siguiente, mucho mayores que los propuestos por el darwinismo.
La Ortogénesis defendía la existencia de una fuerza intrínseca a la vida que hace desarrollarse a las especies, transformándose en el tiempo de manera lineal.
Estas cuatro teorías estuvieron en el panorama científico en igualdad de condiciones durante más de medio siglo ya que se carecía de una base empírica que refutase o apoyase alguna de ellas. En 1865 Gregor Mendel saca a la luz sus estudios sobre la herencia de caracteres en plantas. Encuentra ciertos patrones matemáticos en la expresión de las características biológicas de los especímenes (color, tamaño, textura…) que parecen demostrar: que poseemos cierta información que transmitimos a la descendencia; que la descendencia recibe la mitad de la información de cada uno de sus dos progenitores; que para un mismo carácter fenotípico, la rugosidad del guisante, por ejemplo, existen diferentes valores genotípicos, unos con mayor dominancia en la expresión que otros.
Sin embargo, los aciertos mendelianos no fueron tomados en cuenta por la comunidad científica hasta el inicio del siglo XX, después de que en 1900 varios autores redescubriesen las publicaciones de Mendel. Y fue el Saltacionismo la teoría que más parecía adaptarse a estos datos, con lo que en un primer momento el darwinismo se vio negado por la fundamentación que más tarde la haría imponerse a las demás alternativas.
La primera asociación importante entre mendelismo y darwinismo la estableció Fisher en 1918 en un artículo sobre «la correlación entre parientes bajo el supuesto de herencia mendeliana», donde se explica la leve variación evolutiva que defendía el darwinismo, bajo las bases del mendelismo. Quedó demostrado de forma empírica y matemática que era posible, y de hecho ocurría comúnmente, que los pequeños y continuos cambios genéticos influyeran a cualquier escala en poblaciones variables. Esto comenzó a cerrar un largo debate entre los defensores de las dos teorías que Fisher unió, lo que trajo como consecuencia el principio de la Síntesis moderna del darwinismo.
Para muchos autores, la Síntesis, que se prolonga desde los años 20 hasta el descubrimiento de la doble hélice, se divide en dos etapas: la primera, de «restricción» (Gould, La estructura de la teoría de la evolución, 7), aglomera a una serie de autores que cerraron el círculo de teorías alrededor del darwinismo, tomando como herramienta principal las bases empíricas del mendelismo y refutando las propuestas incompatibles con estas. La segunda, de «endurecimiento», en la que se realizaron las conexiones y unificaciones de las diferentes ramas del estudio biológico hacia la teoría de Darwin. Por lo tanto es con la unificación
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