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LA INFLUENCIA DEL EJERCICIO EN EL SISTEMA INMUNOLÓGICO

danielabisaihr12 de Mayo de 2015

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LA INFLUENCIA DEL EJERCICIO EN EL SISTEMA INMUNOLÓGICO

Todos hemos oído alguna vez la importancia de mantener las defensas altas, de tener un sistema inmunológico fuerte, ya que esto nos protege de enfermedades y otros agentes externos, beneficiando a nuestro cuerpo. Sin embargo, en muchas ocasiones descuidamos ciertos hábitos, modificamos nuestros horarios de comida o sueño, o bajamos la guardia, lo cual pone a prueba nuestros mecanismos defensivos y compromete nuestra salud.

Hay muchos factores que pueden alterar nuestras defensas, y los hay que dependen de nosotros, pero también otros que no lo hacen, ya que son factores internos (enfermedades autoinmunes, cambios estacionales o edades extremas durante la vida). Sin embargo, hay una gran cantidad de factores externos que en gran medida podemos controlar, como son la alimentación desequilibrada, el tabaco, la cafeína, el estrés o el sedentarismo. Entre ellos, es importante hablar del ejercicio físico, ya que afecta al sistema inmunológico, pero que sea para bien o para mal depende de cómo lo enfoquemos.

El sistema inmunológico se encarga de protegernos frente a innumerables agentes patógenos: microorganismos infecciosos, bacterias, virus, hongos o también parásitos. De este modo, es un sistema cuyo principal objetivo es alejarnos de cualquier enfermedad, impidiendo que estas nos afecten.

Este sistema inmune se distribuye por todo nuestro organismo y está formado por los glóbulos blancos de la sangre, llamados leucocitos. Estos se dividen en granulocitos (aprox. 70%), fagocitos, o también monocitos/ macrocitos (sobre el 10 %) y linfocitos (alrededor del 20 %).

Todas estas células luchan conjuntamente contra todos esos agentes que nombramos en un principio. Por lo tanto, su capacidad para defenderse va a determinar nuestra salud y enfermedad.

Una persona goza de buena salud mientras mantiene su sistema inmunológico equilibrado, pero debido a las más distintas adversidades que uno pueda encontrar a lo largo de su vida, muchas veces eso no es posible. Desafortunadamente vivimos en un constante desequilibrio: contaminación medioambiental, diferencias térmicas importantes en un mismo día, alimentación desequilibrada y desmesurada, sedentarismo, aporte hídrico insuficiente, dejarse llevar por el estrés y no tomar medidas para solventarlo, el consumo de alcohol, de tabaco, de drogas, etc. Muchos son los factores que participan para que podamos mantener el equilibrio en nuestra salud. Para direccionar nuestras vidas hacia ese camino, es fundamental que desaprendamos algunas costumbres impuestas y adquiridas, y que empecemos a evaluar, al mismo tiempo que a cuestionar, el porqué de las cosas, siempre buscando el sentido común para la aceptación de las mismas en nuestras vidas.

El ejercicio físico, y sobre todo los deportes de alto nivel, causan una alteración de la homeostasis en el cuerpo humano. Un número de parámetros se adapta a una situación, que desde el punto de vista genético implica una huida o una defensa.

El ejercicio físico (los deportes) es un comportamiento compensatorio sociocultural, que sin embargo hace miles de años, tuvo un significado muy diferente. Entonces se trataba de la búsqueda de alimentos o de la autodefensa contra un enemigo real, y ahora se trata de ganar medallas u ocupar un puesto en un ‘ranking'.

Nuestro cuerpo no puede distinguir entre ambas situaciones, de manera que los mecanismos a describir tienen todavía el mismo significado genético que cuando los simios se estaban convirtiendo poco a poco en seres humanos.

Los cambios causados por el deporte (alteración de la homeostasis por el ejercicio físico) se producen a casi todos los niveles y afectan a casi todos los órganos y sistemas de órganos del ser humano, sobre todo:

• El sistema cardiovascular

• Los músculos del esqueleto, tejido conjuntivo (tendones, ligamentos, cápsulas) y los huesos

• Los pulmones y el transporte del oxígeno

• El sistema inmunológico

• El sistema digestivo

• La regulación endocrinológica

• El sistema nervioso y los mecanismos de control del sistema nervioso central

• El sistema de secreción, sobre todo los riñones y la piel.

El sistema inmunológico es el conjunto de procesos biológicos y estructuras que están en el interior del organismo y que sirven para protegerle de las enfermedades. Es la defensa natural de nuestro cuerpo frente a las infecciones. La práctica regular y equilibrada de ejercicio físico y tener una alimentación saludable, son dos de los factores más importantes para mantener nuestro sistema inmunológico dentro de los parámetros normales, pudiendo incluso proporcionar una resistencia añadida en las defensas del organismo.

Es fundamental hacer que el sistema inmunitario sea activo y trabaje dentro de su normalidad; por este motivo, hay que tener claro que el sedentarismo es una vía directa para la ralentización del sistema inmune. Siempre es bueno recordar que los trastornos del sistema inmunitario pueden ocasionar enfermedades.

El trabajo del sistema inmunológico es destruir organismos infecciosos invasores, antes mismo de que puedan atacarnos y causarnos daño. Nuestro sistema inmunológico está siempre alerta.

Todo cuerpo externo se llama antígeno, y éstos deben ser eliminados antes de que ocasionen problemas. En la primera línea de defensa del cuerpo humano están los denominados macrófagos, que son células que circulan por la corriente sanguínea y los tejidos: son los vigilantes de los antígenos.

Al detectar la entrada de un invasor, un macrófago inmediatamente lo intercepta, lo captura, y lo mantiene dentro de la célula. Las enzimas del interior del macrófago destruyen al antígeno. En la mayor parte de los casos, otras células del sistema inmunológico se asocian en esta acción.

La maravillosa máquina humana está preparada para resolver varias situaciones, para muchas de las cuales todavía no somos totalmente conscientes de los protocolos que utiliza. De todas formas, es fundamental llamar la atención sobre algunos aspectos relacionados con nuestro sistema inmunológico, como el uso de los fármacos en exceso.

La excesiva utilización de fármacos, y sin una prescripción médica, puede ser muy perjudicial para la salud. Gran parte de las personas, al mínimo síntoma de un pequeño resfriado, se atiborran de fármacos casi que de una manera preventiva.

Los factores que van a tener una gran influencia sobre nuestras defensas, son los siguientes:

– FACTORES ENDÓGENOS:

• Resistencia genética: muchas personas muestran una predisposición innata a padecer mayor número de enfermedades, esto se debe a un deficiente desarrollo de su sistema inmunológico por motivos genéticos.

• Edad: A medida que nos hacemos mayores, nuestras defensas así como la capacidad de adaptación disminuyen.

• Asimilación individual del estrés: referido a la precepción subjetiva de los esfuerzos cotidianos.

– FACTORES EXÓGENOS:

• Presión del entorno: las influencias del entorno como son los niveles excesivos de ozono, polvo, ruido o contaminación pueden reducir nuestra capacidad de defensa.

• Alimentación: una alimentación deficiente en vitaminas, poco variada y/o muy restrictiva.

• Cargas sociales: problemas familiares, de trabajo, etc.

• Esfuerzos psíquicos: situaciones que provocan un gran estrés difícil de superar, como por ejemplo grandes miedos, episodios traumáticos, etc.

• Esfuerzos físicos: relacionado con prácticas que requieren un gran requerimiento físico, llevando al cuerpo al límite pudiéndose producir un debilitamiento del sistema inmunológico, esto es característico del deporte de alto nivel. Decir que este problema constituye la segunda causa de baja por detrás delas lesiones del aparato locomotor. Destacan las infecciones leves respiratorias, del tracto urogenital (orina) o del sistema digestivo.

EFECTOS DEL EJERCICIO

Podemos decir que el ejercicio moderado mejora el funcionamiento del sistema inmune, pero por otra parte, un gran volumen o intensidad del mismo puede afectar negativamente por las altas exigencias a las que sometemos al cuerpo. Cuando se realiza un entrenamiento de alta intensidad (sin ser necesariamente profesional), se puede experimentar un bajón inmunológico por el gran estrés al que se somete el cuerpo. Esto tiene que ver con el sobre entrenamiento, y es que a veces nos pasamos en la búsqueda de resultados demasiado deprisa, y cuando el organismo no tiene suficiente descanso se resiente.

El ejercicio físico moderado, realizado de una forma habitual, en cambio, reduce el riesgo de sufrir infecciones si comparamos los datos con personas generalmente sedentarias. Con ello, podemos decir que es uno de los beneficios del deporte, válido para cualquier edad (teniendo en cuenta que otros problemas sí podrían hacer el ejercicio inadecuado), y que el problema viene cuando el entrenamiento es excesivo, momento en que el sistema inmunológico se ve en cierta medida alterado por ello.

En todo esto influyen principalmente unas sustancias químicas que modulan la respuesta inmune, las citoquinas. Según estudios realizados, los ejercicios excesivamente extenuantes hacen que la respuesta inmune se atenúe, generando un ambiente desfavorable para ella en la que el cortisol y la epinefrina generadas inhiben la producción de dichas citoquinas.

SÍNTOMAS Y MEDIDAS

Un cansancio mayor del habitual, heridas que tardan en cicatrizar o dolores musculares sin razón aparente son

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