LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA Y SUS DEBATES ÉTICOS

LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA Y SUS DEBATES ÉTICOS

El ser humano está ligado a la naturaleza, a pesar de estar rodeado de lo artificial. Pero no le es posible negar que todo lo que constituye su mundo artificial, tiene su origen en la naturaleza. Hoy se está ante una sociedad cada vez más “avanzada”, en la que las distancias más largas disminuyen y la tecnología ha permitido explorar este gran mundo. Pero es precisamente este nuevo mundo creado por el hombre, lo que ha obstaculizado la visión de toda la sociedad y no se permite ver que hay más allá de las grandes urbes y la vida simplista.  

Si bien el ser humano ha sabido aprovechar cada recurso que la naturaleza le aporta, este no ha sido capaz de retribuirle todo aquello que le ha concedido. De algún modo el ser humano ha emprendido una carrera en la que aún no llega a la meta y poco se ha dado la oportunidad de detenerse un momento y contemplar la destrucción que ha dejado a su paso. Sin embargo, muchos ya han puesto sus ojos sobre el actuar indiferente de esta sociedad y ya han hecho un llamado a recordar la responsabilidad ética que tiene el hombre sobre los daños causados y que se deben emprender las acciones para reparar dichos daños (Cairns. 2003). Lamentablemente, la conciencia de la importancia de proteger los recursos naturales, no es algo que sea entendido por toda la humanidad.

Es aquí cuando surge la restauración ecológica, una rama de la ecología que busca comprender los procesos que enfrentan los ecosistemas intervenidos por el hombre y de alguna manera tratar de corregir el daño. Esto ha suscitado un gran debate de ideas entre los que apoyan y no apoyan la restauración. Es difícil de entender como para algunos la restauración puede ser concebida como algo dañino, pero presenta lógica, al conocer los argumentos de los especialistas de la ética. Para muchos intervenir, sobre lo que ya está intervenido (dañado) podría ser solo una prueba más de que el hombre lo desea controlar todo y no cesa de hacer daño a la naturaleza al querer seguir interviniendo en los procesos naturales, ahora con el supuesto propósito de arreglar lo que ha dañado. Según lo argumentado por Katz 1991, quien castiga la restauración ecológica como “una forma de intervención radical en una naturaleza que busca la liberación de toda forma de dominación” (McQuillan. 1998).

La restauración ecológica podría ser un propósito humilde, pero muchas veces es tomada como una manera de solo seguir manipulando la naturaleza, para poder seguir sacándole provecho, un asunto que es evidente. Es decir, la decisión de restaurar un ecosistema se ve limitado muchas veces por la conveniencia y el provecho que el hombre sacara de dicha intervención, más que por el valor propio de la naturaleza, como parte del sistema general que permite el equilibrio de toda la vida.

Un gran problema ético que representa la restauración ecológica es que esta podría ser usada como “otra justificación para el daño continuo de los recursos naturales” (Cairns 2003) esto quiere decir, que aun cuando las entidades encargadas de la gestión ambiental conocen los riesgos y futuros daños que se le causaran al medio, esto es pasado por alto, con la excusa de que después podrán corregirlo. Este comportamiento es lo que posiblemente ha suscitado la necesidad de crear un código ético, que brinde las bases sobre el compromiso de realizar gestiones ambientales de manera integral, aplicando unos conocimientos científicos sólidos, que permitan velar por mantener un respeto entre todos los agentes encargados de la restauración y en los que se encamine a tener los mejores resultados posibles de dicha restauración.

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