LIBRO SALADIN
BaniYaritzaDocumentos de Investigación8 de Diciembre de 2015
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LIBRO SALADIN
S e tiene conciencia de muchas actividades del sistema nervioso estudiadas en capítulos anteriores: los sentidos generales y especiales, los procesos cognitivos y las emociones, además de los movimientos voluntarios. Pero hay otra rama del sistema nervioso que opera en comparativa secrecía, por lo general sin desearlo, pensar en ello e incluso sin poder modificar o suprimir esas acciones de manera consciente.
A ese agente secreto se le denomina sistema nervioso autónomo (ANS). Su nombre significa “que se gobierna por sí solo”, porque es casi independiente de la voluntad. Su trabajo consiste en regular estados y procesos tan vitales como el ritmo cardiaco, la presión arterial, la temperatura corporal, el flujo del aire respiratorio, el diámetro pupilar, la digestión, el metabolismo de la energía, la defecación y la micción. En resumen, el ANS maneja en silencio muchos procesos inconscientes responsables de la homeostasis del cuerpo.
Walter Cannon (1871 a 1945), el fisiólogo estadounidense que acuñó expresiones como “homeostasis” y reacción de “pelea o huye”, dedicó su carrera al estudio del sistema nervioso autónomo. Encontró que un animal puede vivir sin un sistema nervioso simpático funcional (una de las dos divisiones del ANS), pero debe mantenerse caliente y libre de tensión. No puede regular la temperatura de su cuerpo, tolerar ningún ejercicio extenuante o sobrevivir por su cuenta. Por supuesto, el ANS es más necesario para la supervivencia que muchas funciones del sistema nervioso somático, y la ausencia de la función autónoma es mortal porque el cuerpo no puede mantener la homeostasis sin ella. Por tanto, para comprender la función corporal, el modo de acción de muchos fármacos y otros aspectos del cuidado de la salud, se debe entender la manera en que funciona el ANS.
15.1 PROPIEDADES GENERALES DEL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO
Resultados esperados del aprendizaje
Cuando haya completado esta sección, el estudiante podrá:
a) Explicar las diferencias en forma y función entre los sistemas nerviosos autónomo y somático.
b) Explicar cómo se diferencian las dos divisiones del sistema nervioso autónomo por su función general.
El sistema nervioso autónomo (ANS) puede defi nirse como un sistema nervioso motor que controla glándulas y músculos cardiaco y liso. También se le denomina sistema motor visceral, para distinguirlo del sistema motor somático que controla los músculos estriados. Los órganos de destino primarios del sistema nervioso autónomo son las vísceras de las cavidades torácica y abdominal y algunas estructuras de la pared corporal, incluidos vasos sanguíneos cutáneos, glándulas sudoríparas y músculos piloerectores.
Por lo general, el ANS trabaja de manera involuntaria, sin intención consciente, en contraste con la naturaleza voluntaria del sistema motor somático. Sin embargo, esta distinción entre voluntario e involuntario no es tan defi nitiva como parece. Algunas respuestas del músculo estriado son involuntarias, como los reflejos somáticos, y es difícil, si no imposible, controlar algunos músculos estriados, como los músculos del oído medio.
Por otra parte, mediante los usos terapéuticos de la bioretroalimentación se ha demostrado que algunas personas pueden aprender a controlar de manera voluntaria funciones viscerales como la presión sanguínea.
Los efectores viscerales no dependen del sistema nervioso autónomo para funcionar, sino sólo para ajustar su actividad a las necesidades cambiantes del cuerpo. Por ejemplo, el corazón sigue latiendo aunque todos los nervios autónomos que lo inervan estén cortados, pero el ANS modula el ritmo cardiaco en condiciones de descanso o ejercicio. Si se cortan los nervios somáticos a un músculo estriado, éste muestra parálisis fl ácida: ya no funciona. Pero si se cortan los nervios autónomos al músculo cardiaco o liso, el músculo muestra respuestas exageradas (hipersensibilidad por desnervación).
Reflejos viscerales
El ANS es responsable de los refl ejos viscerales: 1 respuestas inconscientes, autónomas, estereotipadas a la estimulación, muy parecidas a los refl ejos somáticos que se analizaron en el capítulo 13, pero relacionadas con los receptores y efectores viscerales y con respuestas más lentas. Algunos autores consideran las rutas aferentes (sensitivas) viscerales como parte del ANS, pero la mayoría prefieren reservar la denominación ANS.
para las rutas eferentes (motoras). Sin embargo, sin importar esta preferencia, la actividad autónoma incluye un arco refl ejo visceral que abarca receptores (terminaciones nerviosas que detectan el estiramiento, el daño tisular, las sustancias químicas en la sangre, la temperatura corporal y otros estímulos internos), neuronas aferentes que llegan al CNS, interneuronas en el CNS, neuronas eferentes que transportan señales motoras fuera del CNS y, por último, efectores.
Por ejemplo, la presión arterial elevada activa un barorrefl ejo. 2 Éste estimula los receptores de estiramiento denominados barorreceptores en las arterias carótidas y la aorta, que transmiten señales al bulbo raquídeo a través de los nervios glosofaríngeos (fi gura 15.1). El bulbo integra esta entrada con otra información y transmite señales eferentes de regreso al corazón a través de los nervios vagos. Éstos enlentecen el ritmo cardiaco y reducen la presión arterial, lo que completa un ciclo de retroalimentación negativo homeostático. Un arco refl ejo autónomo separado acelera el corazón cuando la presión arterial cae más de lo normal, como cuando se pasa de una postura reclinada a una de pie y la gravedad retira la sangre de la parte superior del cuerpo (véase la fi gura 1.11, p. 18).
Divisiones del sistema nervioso autónomo
El ANS tiene dos subsistemas: las divisiones simpática y parasimpática. Éstas difi eren en anatomía y función, pero suelen inervar el mismo tipo de órganos de destino y pueden tener efectos de cooperación o contraste entre sí. La división simpá- tica adapta al cuerpo de muchas maneras para la actividad física: aumenta el estado de alerta, el ritmo cardiaco, la presión arterial, el fl ujo de aire pulmonar, la concentración de glucosa en sangre y la circulación sanguínea a los músculo cardiacos y estriados, pero al mismo tiempo reduce el fl ujo sanguíneo a la piel y el tubo digestivo. Se puede considerar que las respuestas simpáticas extremas corresponden a la reacción de “pelea o huye”, porque entran en juego cuando el animal debe atacar, defenderse o huir del peligro. En la vida de los humanos, esta reacción ocurre en muchas situaciones que incluyen la excitación, el ejercicio, la competencia, la tensión, el peligro, el traumatismo, la ira o el miedo. Sin embargo, por lo general la división simpática tiene efectos más sutiles, que apenas percibimos, si acaso.
La división parasimpática, en comparación, tiene efecto tranquilizante en muchas funciones corporales. Se relaciona con la reducción del gasto de energía y con el mantenimiento corporal normal, incluidas funciones como digestión y eliminación de desechos. Puede considerársele como el estado de “reposo y digestión”.
Esto no significa que el cuerpo alterne entre ambos estados y que esté activo un sistema o el otro. Por lo general, ambos sistemas trabajan al mismo tiempo. Tienen un ritmo de actividad de fondo que se denomina tono autónomo, y el tono simpático y el parasimpático se reparten el trabajo de acuerdo con las necesidades cambiantes del cuerpo. Por ejemplo, el tono parasimpático mantiene el tono del músculo liso en los intestinos y conserva el ritmo cardiaco de reposo debajo de 70 a 80 latidos por minuto. Si se cortan los nervios vagos parasimpáticos, el corazón late a su propio ritmo intrínseco de casi 100 latidos por minuto. El tono simpático mantiene la mayoría de los vasos sanguíneos contraídos de manera parcial y, por tanto, ayuda a la conservación de la presión arterial. La pérdida del tono simpático puede causar una caída tan rápida en la presión arterial que la persona sufriría choque.
Ninguna de las dos divisiones tiene efectos sólo estimulantes o tranquilizantes. Por ejemplo, la división simpática estimula al corazón, pero inhibe las funciones digestivas y urinarias, mientras que la parasimpática ejerce las acciones opuestas. Más adelante se examina la manera en que los diversos neurotransmisores y receptores son responsables de estas diferencias.
Rutas autónomas de información de respuesta El ANS tiene componentes en los sistemas nerviosos central y periférico. Incluye núcleos de control en el hipotálamo y otras regiones del tallo encefálico, neuronas motoras en la médula espinal y los ganglios nerviosos periféricos, además de fi bras nerviosas que viajan por los pares craneales y los nervios raquídeos, como ya se estudió.
La ruta motora autónoma a un órgano de destino difi ere de manera importante de las rutas motoras somáticas. En éstas, cada motoneurona en el tallo encefálico o la médula espinal tiene un axón mielinizado que recorre todo el camino hasta un músculo estriado. En las rutas autónomas, la señal debe viajar a través de dos fi bras nerviosas para llegar al órgano de destino, y debe cruzar una sinapsis donde estas dos neuronas se unen en un ganglio neurovegetativo o visceral (fi gura 15.2). La primera, la fi bra preganglionar, va de un soma en el tallo encefá- lico o la médula espinal al ganglio neurovegetativo. Hace sinapsis allí con una neurona que tiene una fi bra posganglionar a las células de destino. En contraste con las motoneuronas somáticas, las fi bras posganglionares del ANS no terminan al hacer sinapsis con una célula de destino específi ca, sino con una cadena de varicosidades que liberan de manera difusa un neurotransmisor en el tejido y estimulan muchas células al mismo tiempo (véase la fi gura 11.21, p. 429).
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