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LOS GRANDES ENSAYOS DE LA CIENCIA


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2012  •  4.044 Palabras (17 Páginas)  •  657 Visitas

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( 1 ) CHARLES DARWIN

Darwin le escribió a un amigo en 1844:”por fin hay un rayo de luz, y estoy casi convencido (muy al contrario de la opinión con que inicié todo esto) de que las especies no son (es casi como confesar un asesinato) inmutables”

Charles Darwin (1809-1882) fue un hombre de extraordinaria paciencia y humildad. Casi convencido escribió, ¡después de diez años de afanosos trabajos de reunión de datos, y catorce antes de sentirse obligado a publicar sus opiniones! La teoría de la evolución ya había sido propuesta, pero no fue hasta que Darwin publico el origen de las especies, en 1859, que tan gigantesca cantidad de evidencia fue reunida en un argumento ordenado e irrefutable. Ciertamente sí se había cometido un asesinato. El libro dio un golpe mortal a las interpretaciones, que prevalecían, de los primeros capítulos del Génesis, y la ortodoxia cristiana no volvió a ser la misma.

El mismo Darwin, joven biólogo a bordo del Beagle, era tan ortodoxo que los oficiales de la nave se reían de su propensión a citar las escrituras. Luego la incredulidad reptó hasta mí con muy lento paso –recordaría–, mas finalmente se completó. Todo fue tan lento que no me sentí perturbado. La frase “por el creador”, de la ultima oración del texto que hemos elegido, no aparecería en la primera edición del origen de las especies fue arreglada en la segunda para conciliar a clérigos iracundos. Después escribió: ”me he arrepentido durante mucho tiempo de haber concedido a la opinión publica y usando el término del Pentateuco creación, cuando en realidad quería decir aparición por un proceso completamente desconocido.”

Nada supo Darwin, por supuesto, de la moderna teoría de la mutación. Él creyó que el medio ambiente podía modificar a un organismo individual. Y que estas modificaciones podían transmitirse en el torrente sanguíneo al plasma del germen y pasar así a la siguiente generación. Este aspecto lamarckiano de su punto de vista hace mucho ha sido descartado, pero la selección natural por la supervivencia del más apto sigue siendo un hito indispensable del proceso de evolución. Escribe Darwin: ”Hay grandeza en esta visión de la vida.” Y la hay también en las afirmaciones nada pretenciosas de este hombre grande y modesto.

( 1 ) Recapitulación y conclusión

CHARLES DARWIN

HE RECAPITULADO LOS HECHOS y las consideraciones que me convencieron por completo de que las especies han cambiado, en su larga descendencia. Esto se ha efectuado sobre todo a través de la selección natural de numerosas, sucesivas y ligeras variaciones favorables, auxiliadas en forma importante por los efectos heredados del uso y desuso de partes y, en forma menos importante, en relación con las estructuras adaptables pasadas o presentes, por la acción directa de las condiciones externas y por condiciones externas y por variaciones que, en nuestra ignorancia, se dirían espontáneas. Se ha dicho que no llegue a considerar que estos últimos modos de variación llevan a modificaciones permanentes indispensablemente de la selección natural. Pero como mis conclusiones han sido tan tergiversadas, y como se ha declarado que atribuyo a la modificación de las especies exclusivamente a la selección natural, se me permitirá señalar que en la primera edición de esta obra, y subsecuentemente, he colocado en mi conspicua posición –al final de la introducción– las siguientes palabras. “estoy convencido de que la selección natural ha sido el medio principal, que no el único, de las modificaciones.” De nada ha servido. Grande es el poder del falseamiento constante, mas, venturosamente, la historia de la ciencia muestra que este poder no perdura.

Difícilmente podría suponerse que una teoría falsa explicara, en forma tan satisfactoria como la teoría de la selección natural, los múltiples tipos de hechos mencionados. Recientemente se ha objetado que esta forma de argumentar es insegura: pero es método que usamos al juzgar los sucesos de la vida diaria, y lo han usado muchas veces los más grandes filósofos naturales: así se ha llegado la teoría ondulatoria de la luz; y en poca o ninguna evidencia directa, hasta hace poco, se basaba la teoría de que la tierra gira sobre su propio eje. No es objeción válida que la ciencia no haya aún dado alguna luz al mucho más grave problema de la esencia o el origen de la vida. ¿Quién puede explicar la esencia de la atracción de la gravedad? hoy nadie se opone a llevar hasta el fin los resultados consecuentes de este desconocido elemento de atracción, sin que importe que Leibniz acusó a Newton de introducir "milagros y ocultas cualidades en la filosofía".

No veo razón por la que los puntos de vista de este volumen deban sacudir los sentimientos religiosos de nadie. Buena muestra de lo transitorias que son tales impresiones es recordar que el descubrimiento más grande del hombre, la ley de la gravedad, también fue atacado por Leibniz, quien dijo que era "subversiva a la religión natural". Un célebre y religioso autor me ha escrito que ha aprendido rendido "a ver qué es tan noble pensar que Dios creó unas cuantas formas originales capaces de desarrollarse hasta ser otras formas necesarias, como pensar que Él tuvo que crear de nuevo para llenar los huecos que causó la acción de sus leyes".

¿Por qué se puede preguntar, hasta hace muy poco todos los biólogos y geólogos vivos descreían de la mutabilidad de las especies? Es imposible decir que los seres orgánicos no cambien por naturaleza; no puede probarse que la cantidad de cambios a través de los evos sea limitada; no se ha podido, ni se puede, trazar una división entre las especies y sus bien marcadas variedades. Imposible sostener que las especies, cuando se entrecruzan, sean invariablemente estériles, ni que las variedades sean siempre fértiles, o que la esterilidad sea un don especial o un signo de creación. La creencia de que las especies eran productos inmutables fue prácticamente inevitable mientras se creyó que era corta la historia del mundo;

hoy que tenemos cierta idea del verdadero lapso, muy bien podemos asumir, sin pruebas, que el historial geológico es tan perfecto que nos habría brindado clara evidencia de la mutación de las especies de haber sufrido mutaciones.

Mas la causa principal de nuestra natural indisposición a aceptar que una especie haya dado origen a otra muy distinta es que solemos rehusarnos a admitir grandes cambios si no vemos sus diferentes pasos. La dificultad es idéntica a la que tuvieron muchos geólogos cuando Lydell insistió en que las serranías y los riscos y los grandes valles de la tierra fueron

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