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La Basura Marina


Enviado por   •  28 de Mayo de 2015  •  2.125 Palabras (9 Páginas)  •  227 Visitas

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¿Queremos un ambiente marino sintético?: Algunas razones por las cuales debemos reducir la cantidad de desperdicios sólidos que llegan al ambiente marino.

Robert J. Mayer Ph.D.

Catedrático Asociado

Director de Vida Marina: Centro Caribeño de Reducción de Desperdicios Acuáticos

Universidad de Puerto Rico en Aguadilla

Durante siglos el ser humano ha tenido la noción de que el océano es un ambiente tan vasto y extenso que sus recursos prácticamente no tienen fin y por lo tanto pueden ser explotados sin límites. Muchas han sido las generaciones de seres humanos, en todas partes del mundo, que han utilizado los océanos y mares como si fuesen enormes vertederos de capacidad ilimitada. También han sido muchos los que han explotado irresponsable las pesquerías de cientos de especies de peces, mamíferos marinos e invertebrados, tal y como si el ambiente marino fuese una cornucopia inagotable. Para muchas personas esto es muy sencillo; se sobrepesca una especie, comienzan a pescar otra y así sucesivamente.

Hasta en la literatura popular es evidente esta percepción de que el ambiente marino es súper resistente y sin límites. A partir del siglo 16, en la literatura se hace alusión a relatos de la gran cantidad de peces y otros animales marinos que albergaba el ambiente marino y se mencionaba la gran resistencia del ambiente marino a la sobre pesca y contaminación. Hasta algunos especialistas en la materia, hoy en día, tienden a pensar de esta manera. Algunos biólogos contemporáneos han llegado al punto de asegurar que existen organismos, tales como los invertebrados marinos, que son virtualmente imposibles de extinguir. Todo esto contrasta irónicamente con el tamaño reducido actual de muchas de las poblaciones de estas especies de organismos marinos.

Quizás este problema de percepción estriba en que al ser humano se le hace difícil entender que nuestra especie ya cuenta con tecnología suficiente para modificar el ambiente marino significativamente y a veces irreversiblemente. Esta idea errónea combinada con el hecho de que el ser humano es una especie mayormente terrestre (y generalmente antropocentrista), que aunque evolucionó de unos ancestros paleozoicos marinos no muy distantes, lleva mucho tiempo en un ambiente terrestre y se le hace bien difícil relacionarse y sentirse identificado con la conservación de un ambiente que para muchos es extraño, misterioso y hostil. Por ejemplo, cada día me sorprendo mas con el número tan reducido de puertorriqueños que practican los deportes acuáticos o que simplemente visitan el ambiente marino para recrearse o aprender un poco más sobre él. Lamentablemente (con algunas excepciones) el puertorriqueño típico vive de espaldas al mar. Soy fiel creyente de que si tu no conoces algo no lo vas a tratar de conservar. Por lo tanto debemos hacer un gran esfuerzo por educar y transmitir conocimiento sobre el ambiente marino y su importancia.

Muchos se sorprenderían al saber que todos dependemos de una forma u otra del ambiente marino para vivir cómodamente en tierra firme. Algunos ejemplos de la interdependencia del ser humano y el ambiente marino es la forma en que nuestros patrones climáticos dependen del ambiente marino, la importancia de este ambiente para el transporte comercial marítimo, y lo importantes que es tener pesquerías saludables para proveer sustento y alimento a muchas familias.

Aunque parezca increíble, la realidad es que actualmente el ser humano es uno de los principales depredadores marinos, es el causante de los principales disturbios bénticos (del fondo del mar) y el principal agente de cambios biogeográficos y químicos en el ambiente marino. La contaminación del ambiente marino con compuestos químicos y desperdicios sólidos es otra forma en la cual nuestra especie afecta negativamente este ambiente. Todos debemos tener en cuenta que la mayor parte de los desperdicios que desechamos irresponsablemente en tierra firme van a parar al ambiente marino a través de escorrentías y de corrientes de ríos y quebradas.

En Puerto Rico tenemos un grave problema de sobrepoblación, falta de planificación y política pública destinada a reducir y reciclar la gran cantidad de desperdicios sólidos que se generan en la isla. Bien poca gente se esfuerza por reducir la cantidad de basura que generamos. Estos problemas resultan en un país limitado geográficamente en el que se genera una mayor cantidad de basura por persona, por día, que en la mayor parte de los otros países del mundo. Se ha estimado que en Puerto Rico se generan alrededor de 5 libras de basura por persona por día. Lamentablemente una gran parte de los objetos sólidos que desechamos están fabricados de plástico y eventualmente llegan al ambiente marino. Existen muchos tipos de plásticos, algunos son más resistentes que otros, unos flotan mientras que otros se hunden, pero casi todos son difíciles de degradar naturalmente y se cree que pudieran estar en el ambiente durante varios siglos. Se cree que la gran mayoría de los objetos plásticos que han sido manufacturados desde tarde en la década de los 1950’s hasta el presente están todavía flotando o enterrados en algún sitio. Esto, claramente representa un problema bastante serio para el ser humano y los otros animales con quienes compartimos el planeta y quienes son afectados por estos tipos de basura.

Los objetos tales como botellas, tapas, sorbetos, bolsas, aplicadores de tampones, juguetes rotos, sogas y redes sintéticas y el hilo de pesca usado son algunos de los objetos que más comúnmente podemos encontrar en la orilla del mar en casi cualquier parte de nuestra costa y del mundo. Además de afectar la estética del ambiente costero estos objetos causan muchos problemas a un sinnúmero de especies de mamíferos (incluyendo al ser humano), reptiles, peces y aves marinas.

Muchos de estos objetos, o sus fragmentos, son ingeridos por animales tales como tortugas y aves marinas. Estos organismos pueden asfixiarse al confundirlos con alimento. Por ejemplo, a una tortuga marina se le hace bien difícil distinguir visualmente entre una bolsa plástica, de las que disponemos en grandes cantidades aquí en Puerto Rico y otras partes del mundo, y una medusa o agua-viva (alimento natural de estos animales). Las aves marinas tienden a ingerir objetos plásticos los cuales permanecen en su sistema digestivo por largos periodos de tiempo causando una sensación de llenura que evita que el animal busque e ingiera alimento. Los enredos en redes, sogas y en hilo de pesca que han sido desechados al ambiente son muy comunes y muchas veces letales para tortugas marinas, delfines, ballenas, manatíes, y hasta para los

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