La Informatica
Enviado por Grecia23 • 23 de Septiembre de 2014 • 642 Palabras (3 Páginas) • 197 Visitas
Capítulo Vll.
Leeuwenhoek refirió a la Real Sociedad como había encontrado en su propia boca enjambres de aquellos seres subvisibles. Aún tenía una dentadura excepcional se los miro con un espejo de aumento, noto que le quedaba entre los dientes una substancia blanca viscosa. Había un ser increíble delgado que saltaba en el agua del tubo “como un pez llamado sollo, había barias especies, estaban vivos no cabía duda tenia en la boa una casa de fieras. Todo lo que caía en sus manos hasta su misma persona, era objeto de experimentación para este hombre.
Salió a dar un paseo, cuando encontró a un viejo, un tipo muy interesante, un viejo que lleva una vida saludable, cuando por casualidad, me fije en sus dientes largos y descarnados, lo que me impulso a preguntarle cuanto tiempo hacia que no se los había limpiado, le contesto que nunca en su vida lo había hecho.
Lo llevo a su laboratorio a aquella sucia pero virtuosa víctima de curiosidad, que la boca de aquel viejo daba albergue a una nueva especie de criaturas, que se escurría entre las otras.
Leeuwenhoek no hizo la menor alusión al daño que esos animalillos podían causar al hombre.
Pues resulta que en estoy últimos cincuenta años han sido denunciados miles de microbios como generadores de otras enfermedades, cuando en la mayoría de los casos esos gérmenes han sido únicamente huéspedes casuales del cuerpo en la época en que este enfermo, Leeuwenhoek tenía mucho cuidado en no decir que una cosa era causa de otra.
Pasaron los años, siguió atendiendo su tienda, se ocupó que estuviera bien barrida la Casa Consistorial de Delf, se volvió más brusco y desconfiado, se pasaba más y más mirando por sus centenares de microscopios e hizo sinnúmero de descubrimientos sorprendentes.
Pasaron los años y su nombre llego a ser conocido en todo Europa; Pedro el Grende de Rusia fue saludarle y la reina de Inglaterra hizo un viaje a Delf con el objeto de contemplar las maravillas que se veían a través de las lentes de sus microscopios.
Robert Boyle e Isaac Newton, fue el amas famoso de sus miembros.
Leeuwenhoek era hombre de una salud sorprendente.
El beber café muy caliente le llevo a observar otro hecho muy curioso, en relación con los animalillos; todo lo que hacía le llevaba a espiar un nuevo acto de la naturaleza. Pero que ha pasado aquí no encontró ni un solo animalillo o mejor dicho no había ninguno vivo, pues se le figuraba discernir la presencia de miradas de cuerpo muertos, tal vez uno o dos movían lentamente, como si estuvieran enfermos.
Si bien Antonio van Leeuwenhoek carecía de imaginación para figurarse aquello, consiguió demostrar que aquellos animalillos microscópicos eran capaces de devorar y matar a seres vivientes mucho más grandes que ellos mismos.
Al llegar a los ochenta y cinco años, sus amigos le recomendaron descanso y que abandonase sus estudios.
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