La Mordida Del Cocodrilo
Enviado por reptilvta • 13 de Diciembre de 2011 • 1.160 Palabras (5 Páginas) • 702 Visitas
Carta al Editor
Rev Biomed 2005; 16:65-67.
Solicitud de sobretiros: Fabio G. Cupul-Magaña, Departamento de Ciencias, Centro Universitario de la Costa, Universidad de Guadalajara.
Av. Universidad de Guadalajara No. 203, Delegación Ixtapa, C.P. 48280, Puerto Vallarta, Jalisco, México.
E-mail: fabio_cupul@yahoo.com.mx. Tel. (322) 2262218. Fax. (322) 2811680.
Recibido el 17/Noviembre/2004. Aceptado para publicación el 17/Enero/2005.
Este artículo está disponible en http://www.uady.mx/sitios/biomedic/revbiomed/pdf/rb051617.pdf
La mordida del cocodrilo
americano (Crocodylus acutus),
¿es potencialmente séptica?
probablemente muera en el lapso de una semana como
resultado de una infección generalizada, provocada
por la saliva que penetró por la herida (2). De hecho,
se ha encontrado que Escherichia coli es abundante
en la saliva de ejemplares silvestres y, dos especies
de Staphylococcus, predominan en la saliva de
ejemplares en cautiverio (3).
Al igual que en el dragón de Komodo, también
en algunos representantes del orden de los
crocodílidos se ha identificado la presencia de flora
bacteriana en la cavidad oral. Sin embargo, estos
estudios son escasos y sólo remitidos a dos especies:
el caimán americano (Alligator mississippiensis) y
el caimán o yacaré overo (Caiman latirostris). En
ellos se han aislado bacterias de los géneros
Aeromonas, Bacteroides, Citrobacter, Clostridium,
Enterobacter, Escherichia, Klebsiella, Pasteurela,
Proteus, Pseudomonas, Staphylococcus, entre otras
(4).
La diversidad de bacterias arriba citada, es muy
similar a la que se encuentra dentro del medio acuático
en donde los cocodrilos viven, ya que éstas pueden
Fabio Germán Cupul-Magaña1, Armando Rubio-Delgado2, Abraham Reyes-Juárez1.
1Departamento de Ciencias, Centro Universitario de la Costa, Universidad de Guadalajara. 2Departamento
de Ecología, Subdirección de Medio Ambiente y Ecología, H. Ayuntamiento de Puerto Vallarta. Puerto Vallarta,
Jalisco, México.
Morder y asir son los principales mecanismos
utilizados por los reptiles para capturar a sus presas.
Son tan simples, que sólo requieren que el animal
coloque su cabeza cerca del alimento. La
aproximación puede realizarse con un rápido
movimiento de la cabeza y del cuello, o al desplazar
todo el cuerpo. Algunas especies complementan estos
métodos con colmillos y glándulas de veneno, como
los helodermátidos (escorpión y monstruo de Gila),
los eláfidos (coralillo, serpiente marina, etc.) y los
vipéridos (cascabel, zolcuate, etc.); o con dientes
agudos, como en los crocodílidos (1).
Una especie en particular, el dragón de Komodo
(Varanus komodoensis), refuerza su dispositivo de
caza con el empleo de un arma letal: una mordida
séptica. Esto lo logra gracias a que los residuos de
alimento cárnico que se depositan en sus aserrados
dientes, son un medio de cultivo para un gran número
de bacterias. Se han logrado encontrar cerca de 50
cepas bacterianas diferentes en la saliva de este reptil
varánido, de las cuales, al menos cinco, son altamente
sépticas. Una presa que haya recibido una mordida,
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Vol. 16/No. 1/Enero-Marzo, 2005
provenir del propio material fecal depositado por ellos
dentro de sus estanques de crianza en cautiverio (4,
5) o de la gran cantidad de materia orgánica presente
en los ambientes acuáticos costeros en donde habitan
(6).
Sin embargo, aunque se encuentra plenamente
documentado que los cocodrilos liquidan a su presa
al asestarle una mordida que la mate en el acto, o que
les permita sujetarla y arrastrarla bajo el agua hasta
ahogarla (7) -y no con una mordida séptica como el
dragón de Cómodo-, es importante identificar la flora
bacteriana presente en su cavidad oral, porque puede
ser de utilidad como medida preventiva de salud
pública en el tratamiento de heridas provocadas por
una mordedura (4), potencialmente séptica para el
hombre.
Para conocer las bacterias presentes en la
cavidad oral del cocodrilo americano (Crocodylus
acutus), se procedió a realizar una serie de cultivos
de bacterias en medios nutritivos de agar. Las
bacterias fueron colectadas con hisopos estériles de
entre los dientes, paladar y región gular de la cavidad
oral de tres machos adultos (tallas de 3.40, 3.28 y
2.56 m) y de cinco ejemplares juveniles (talla
promedio de 0.46 m). Es importante mencionar que
este es uno de los primeros trabajos que reporta la
presencia de flora bacteriana oral en cocodrilos
americanos en el medio silvestre.
Los ejemplares juveniles de los cuales se tomaron
muestras, fueron capturados en la laguna costera de
agua dulce llamada Boca Negra
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