La inteligencia
Enviado por nenitalinda19 • 14 de Noviembre de 2013 • 385 Palabras (2 Páginas) • 304 Visitas
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Quién no aspira a vivir resueltamente, sin enredarse, sin meterse en callejones sin
salida, sin sentirse atrapado por la ignorancia, la pobreza, el miedo, el desánimo, la
violencia? Vivere risolutamente era el valiente lema de Pedro Aretino, un poeta del
Renacimiento. Quiero escribir sobre la inteligencia resuelta, la que avanza con resolución.
Me entusiasma esta palabra, que procede de «resolver» y que significa dos cosas:
inventar soluciones y marchar con decisión. Ambas cualidades ha de tener la inteligencia
humana, que no es una computadora, ni un espíritu puro, ni una máquina de resolver
ecuaciones, sino una mezcla de conocimiento y valor. Ambas cualidades deberíamos
tener el lector y yo. Todos. «¿De qué sirve que el entendimiento se adelante si el
corazón se queda?», dijo Baltasar Gracián hace siglos.
Este libro está escrito para ser leído en el metro o mientras se espera el autobús o
cuando se ha apagado la TV por aburrimiento. Una vez me escribió un agricultor
aragonés diciéndome que tenía gastado un libro mío de tanto llevarlo al campo. Nunca
me he sentido más orgulloso. Espero que éste también sea un libro para usarlo mucho,
para tenerlo junto a los utensilios de cocina o en el cajón de las herramientas o sobre
la mesilla, no para aparcarlo en la librería del cuarto de estar. Habla de temas científicos,
pero sin separarse de la vida diaria. La ciencia, el arte, y las demás ramas de la
cultura, no son delicados pastos para exquisitos, ni lujosas actividades para ociosos.
Son salvavidas. Sirven mientras nos ayuden a resolver nuestros problemas, a adecentar
nuestras vidas, a construir el azaroso orbe de la dignidad humana. Si no lo hacen,
podemos tirarlos a la papelera. Siempre que escribo tengo presente una anécdota
ocurrida en la escuela de un suburbio. El maestro preguntó a un niño cuántas patas
tenían los artrópodos y el niño le miró tristemente, movió la cabeza y dijo: «¡Ojalá
tuviera yo sus mismos problemas, señor maestro!» Pues eso.
He dedicado muchos años a investigar sobre la inteligencia, un tema que nos interesa
a todos, y ahora, por vocación y por entusiasmo, desearía contarle algo de lo que he
aprendido. ¿Que por qué tiene que interesarle este asunto? Porque la inteligencia es
nuestro gran recurso, nuestro gran riesgo y nuestra gran esperanza.
Somos los actuales protagonistas de un vuelo que comenzó hace mucho. La especie
humana se separó de la selva, física y metafóricamente. Se empeñó en alejarse de la
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