Las Hormigas
Enviado por fabianithd • 20 de Enero de 2013 • 2.015 Palabras (9 Páginas) • 472 Visitas
Es posible que las hormigas tejedoras perfeccionaran las redes sociales con una variedad sorprendente de habilidades comunicativas.
Esta es la versión en insecto de apretar un tubo de pegamento. Esta tejedora adulta en Australia sostiene en sus mandíbulas una larva que produce seda y unta la secreción pegajosa de la larva para unir las hojas para el nido de la colonia. Pocos animales tienen técnicas de construcción tan intrincadas.
Por Douglas H. Chadwick/ Fotografías de Mark W. Moffett
Si algún día los extraterrestres llegaran a la Tierra, que no nos moleste si su saludo inicial fuera “llévenme ante su hormiga”.
Esa hormiga podría ser una reina madre, cuyo peso es igual al de unos granos de sal. Sin embargo, ella, junto con otras reinas y sus imperios a nivel mundial, equivaldrían al peso de los 7 000 millones de personas que, actualmente, bullen en todo el planeta. Además, las reinas y sus crías han vivido en sociedades grandes y cooperativas altamente organizadas –practicando actividades que van desde tácticas de guerra hasta la agricultura y el pastoreo– por lo menos durante 50 millones de años. Nosotros nos hemos dedicado a lo mismo, ¿cuánto? ¿10 000 años a lo más?
Yo designaría como acompañante del extraterrestre al entomólogo y fotógrafo Mark Moffett, quien durante años de búsqueda en las selvas ha descubierto nuevas especies de hormigas y conductas sorprendentes de las mismas. Incluso aquí, en la selva tropical de Queensland, Australia, mientras desayuna, Moffett se pregunta qué tipo de organismo realmente es una colonia de hormigas, ya que es este grupo social como conjunto, no el individuo, el que en realidad compite en la lucha por la supervivencia y el que evoluciona con el tiempo. Consideremos la colonia como un cuerpo unificado en el que los individuos son como célu- las, con castas que desempeñan labores específicas como si fueran órganos especializados.
Justo encima de nuestras cabezas, en las copas de los árboles de la selva, fluye la sociedad casi perfecta. En otros bosques tropicales y subtropicales, veintenas de especies diferentes de hormigas pueden compartir un solo árbol, pero hay poco espacio para la coexistencia cuando las hormigas conocidas como Oecophylla construyen sus hogares: una especie aquí en Australia y en el sur de Asia, la otra en partes de África. Ágiles y de patas largas, dominan de manera tan agresiva los extensos territorios de las copas de los árboles que los lugareños las llaman simplemente las hormigas de los árboles.
O bien hormigas tejedoras, porque hacen sus nidos del tamaño de un balón de futbol entre las ramas, entretejiendo las hojas. Cada colonia de hormigas tejedoras habita de media docena a más de 100 nidos simultáneamente, formando una metrópolis de condados y suburbios conectados por rutas muy transitadas. Una jerarquía
de trabajadores y soldados mantiene y defiende este territorio, que se extiende desde las copas de los árboles hasta el suelo del bosque, manteniéndose en sincronía a través de una comunicación constante. Se tocan con las bocas, patas anteriores o antenas. Emiten aromas con diferentes glándulas para enviar mensajes distintos. Liberan más feromonas en el aire para transmitir señales de manera rápida y de amplio alcance. Incluso despliegan una conducta simbólica: para advertir de un enemigo que se aproxima, por ejemplo, sacuden sus cuerpos en una especie de pelea ritualizada.
Los científicos han comparado la comunicación de las hormigas tejedoras con un tipo de lenguaje de sintaxis primitiva. Los urbanistas examinan la organización de las sociedades de hormigas. Las hormigas sirven como modelo en todo tipo de estudios orientados a descubrir cómo los trabajos grandes y complejos se realizan con partes pequeñas y un mínimo de instrucciones.
A continuación se explica cómo se arranca un proyecto de construcción de un nido de hormigas tejedoras.
Mientras las hormigas tejedoras construyen un nido en Malasia, deben jalar una hoja hacia la otra. Un cuerpo largo –de siete a ocho milímetros– es una ventaja, pues cada hormiga se sujeta a los bordes de las hojas adyacentes con patas y mandíbulas. Si un cuerpo no basta, los insectos se entrelazan para formar cadenas.
Una hormiga trabajadora solitaria se para en una hoja y se estira para sujetar el borde de otra hoja cercana. Si la distancia es muy grande, una segunda trabajadora escala sobre la primera y la de abajo sujeta a la hormiga recién llegada de su delgadísima cintura y la sostiene cerca de la meta. ¿Todavía no es suficiente? Una tercera se encarama en las dos primeras y se eleva todavía más.
Hormiga por hormiga, una cadena viviente crece en el aire como el brazo de una grúa de construcción. Una vez que se logró sujetar la hoja, el escuadrón jala al unísono, a menudo con compañeras de nido que formaron cadenas paralelas y refuerzan las uniones cruzadas para juntar los bordes de las hojas. Las trabajadoras empiezan a agruparse como si fueran grapas vivientes en la juntura entre las hojas, con las patas en el borde de una hoja y las quijadas sujetando el otro. ¿Y luego? Esperan. A medida que la tarde avanza y aumenta la humedad, llegan más trabajadoras de nidos cercanos. Llevan larvas que están a punto de entrar al estado de pupa y metamorfosearse en adultos.
Las larvas de otras especies de hormigas tejen capullos protectores individuales de seda. Las larvas de Oecophylla donan su seda a la colonia. Al pararse en la juntura de las hojas, un adulto utiliza sus antenas para tocar la cabeza de la larva que sostiene en sus mandíbulas, con lo que le indica que produzca seda de sus glándulas salivales.
Si estás lo bastante cerca para atestiguar este uso de los infantes como herramientas de costura, es probable que algunos trabajadores te piquen. Si te acercas demasiado, una multitud agitada cubriría las partes más cercanas de las plantas como si fueran pelos erizados, cada hormiga levantaría su cuerpo en cuatro patas. Las dos patas anteriores girando; les urge atraparte. Las mandíbulas curvas y de puntas afiladas abiertas, preparadas para pellizcar, punzar e inyectarte alguna sustancia glandular que añadiría más dolor y que podría marearte
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