Los Secretos De Jessi
Enviado por jerucklinda • 28 de Agosto de 2014 • 506 Palabras (3 Páginas) • 224 Visitas
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LA ENTUNDADA
Cuando mi prima Numancia llegó a los 14 años, se la llevó la
tunda
, sin más ni más.La
tunda
es una bestia ignominiosa... La
tunda
es una aparecido... La
tunda
es el patica... La
tunda
es unfantasma... La
tunda
es un cuco... La
tunda
es el patasola... La
tunda
es el ánima en pena de una viudafilicida... La
tunda
es inmunda... No se sabe a ciencia cierta... No se sabe.Sea lo que fuere, la
tunda
gusta llevarse a los niños selva adentro, transformándose previamente en figurasamables y queridas para ellos. Con engaños diversos los atrae hábilmente y los “entunda”... Esta es lapalabra. No hay otra.Numancia lucía un lindo y raro color de melcocha y estaba ya bastante crecidita, pero como no era muydespierta, y carecía del don de observación, se dejó engañar por la
tunda
: no descubrió a tiempo sudeforme pata coja de molinillo a la luz del crepúsculo, ni reconoció que esa mujer no podría ser su madredesparecida también años atrás... No vio nada. Numancia salió a buscar unos pavos que no habían entradoa dormir en el gallinero ni habían subido tampoco al palo de hobo que estaba detrás de la casa. Sabido esque los pavos son andariegos y desmemoriados, hay que arrearlos y guiarlos siempre para que vuelvan alhogar.Sí, Numancia era una bella niña, pero a veces se me antojaba muy semejante a una pavita.Yo tenía tres años menos que ella, y éramos compañeros de diversiones infantiles. Pero llegó un momentoen que no se interesó más por nuestros juegos y eso me entristeció bastante, no tanto como aquella tardeen que se la cargó la
tunda
.Fuimos todos a buscarla, acompañados de cinco perros cazadores para restrearla. Su padre salió con unacarabina y un machete. Nuestro único peón, el tuerto Pedro, con un hacha; mi primo Rodrigo con una viejaescopeta de dos cañones, y yo con un garrote, una catapulta de jebe y un cortaplumas de varios servicios.Desconcertados por el golpe, todos llevábamos una muda de ropa de repuesto, y algo de comer, porque nosabíamos cuánto tiempo permaneceríamos en los centros de las
montañas
, persiguiendo a la condenadatunda que, según afirman los muy conocedores de los secretos del monte, tiene su guarida entre espinerosy
guaduales
.Primeramente nos dirigimos a las casas de los vecinos de otras fincas a lo largo del río:
-
¿Han visto por aquí a Numancia?A la luz de nuestros lúgubres mecheros, los negros meneaban negativamente la cabeza, mordiendo susgrandes cachimbas en la boca, sorprendidos por la noticia de esta nueva hazaña de la
tunda
, y las negras,alarmadas, recomendaban prudencia y buen comportamiento a sus hijos, poniendo el ejemplo deNumancia.A
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