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Los principios de la ética


Enviado por   •  3 de Junio de 2014  •  Tesina  •  3.380 Palabras (14 Páginas)  •  155 Visitas

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PORTADA

CARÁTULA

DEDICATORIA

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

RESUMEN EJECUTIVO

CAPÍTULO I: FINALIDADES DE LA ÉTICA

INTRODUCCCIÓN AL CAPÍTULO I

1.1 Objetivos de la ética

1.2 Importancia de la ética

1.3 La personalidad y la ética

1.4 La ética y sus principales características

1.5 La ética aplicada a la profesión

1.6 CONCLUSIÓN

1.7 APRECIACIÓN CRÍTICA

1.8 RECOMENDACIÓN

CASO 1. ACTIVIDADES

CAPÍTULO II: CONCEPTOS DE MORAL Y ÉTICA

INTRODUCCCIÓN AL CAPÍTULO II

2.1 Moral y Ética

2.2 La Moral y sus Funciones

2.3 Cultura Ética

2.4 La Ética Normativa

2.5 La Ética Social

2.6 CONCLUSIÓN

2.7 APRECIACIÓN CRÍTICA

2.8 RECOMENDACIÓN

CASO 2. ACTIVIDADES

Nuestro trabajo nos da a conocer los principios de la ética, el cual implica tener valores, no sólo como enseñanza de datos, sino como proceso de inculcación de principios éticos que forjan nuevos profesionales comprometidos con el desarrollo del conocimiento, el bienestar social, la solución creativa y flexible de problemas y el proyecto de una mejor sociedad en el siglo XXI.

De este hecho resulta claro que ninguna de las virtudes éticas se produce en nosotros por naturaleza, sino, se va adquiriendo como un hábito, que después se hace costumbre y se transmite de generación en generación como parte de los valores y principios del individuo, a tal grado que llega a anteponer su ética sobre su reacción a determinados actos cotidianos.

El presente trabajo contiene una serie de conocimiento que nos explican sobre la Ética y cómo se ha de aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la adopción de un sistema moral u otro.

La Ética estudia los actos humanos desde el punto de vista del bien y del mal, esta virtud es la guía de las demás virtudes morales, aquella que indica qué medios son necesarios para alcanzar los fines propuestos y procurarse el bien.

Siendo la ética la ciencia que estudia los actos humanos, no podríamos apartarnos de sus normas, sin caer en defecto. De ahí que ésta sea constante disciplina para la vida. Ella nos obliga a ser morales. Dice Confucio: No hay lugar en lo más alto de los cielos ni en lo más profundo del océano donde no impere la ley moral.

Desde el inicio de la reflexión filosófica ha estado presente la consideración sobre la ética. Platón afronta la temática ética en diversos lugares y desde contextos diferentes. Así, por ejemplo, en el Gorgias busca superar el hedonismo y la ley del más fuerte. En el Fedón evidencia la importancia de lo que exista tras la muerte para regular el propio comportamiento. En La República aborda juntamente la ética individual (desde la perspectiva de una justicia dentro del alma) y la ética pública, con una compleja teoría del Estado, que encuentra complementos y puntos de vista diferentes en otras dos obras, el Político y las Leyes.

La Ética nicomáquea, seguramente el más importante tratado de ética de Aristóteles, se basa en la premisa de que todo ser humano busca la felicidad (ética eudemónica). Para Aristóteles todos los seres naturales tienden a cumplir la función que les es propia y están orientados a realizar completamente sus potencialidades. El bien, que es lo mismo que la perfección de un ser o la realización de las capacidades es cumplir su función propia, aquello a que solo él puede realizar. También los seres humanos están orientados a la realización plena de la función que les es propia. El problema que se suscita, entonces, es cuál es la función propia del hombre. Y si acaso hay más de un bien propio del hombre, ¿cuál es el bien más alto y más perfecto de los que puede alcanzar el ser humano?

Como en otras de sus obras, Aristóteles releva las opiniones de sus contemporáneos al respecto y comprueba que todas parecen estar de acuerdo en que el objetivo supremo del hombre es vivir bien y ser feliz, aunque hay muchos desacuerdos respecto de en qué consiste la felicidad y el buen vivir. Para Aristóteles la vida feliz (plena) es la que permite realizar la actividad superior (contemplación), con una suficiente autonomía (bienes materiales, salud), y en compañía de un número suficiente de amigos (cf. Ética nicomáquea I).

Sólo son morales las acciones en las que se puede elegir y decidir qué hacer. En cambio, no son morales ni inmorales las acciones padecidas, compulsivas o forzosas. Lo que es moral es la acción que depende de la voluntad, si se actúa de modo correcto. ¿Cuándo se actúa correctamente? La forma correcta de actuar depende del ámbito de acción (dianoético o intelectual, ético o moral) y en parte está pautada por las costumbres de la comunidad a la que se pertenece (si la comunidad es éticamente sana, algo que supone Aristóteles para el mundo griego quizá de modo acrítico) y se aprende con la educación. Cuando se actúa de acuerdo con estas pautas, se vive bien y se es virtuoso.

Por otra parte, los filósofos estoicos y epicúreos propusieron teorías morales basadas en principios opuestos: la virtud y la vida con moderación (estoicismo), y la búsqueda del placer (epicureísmo).

Es un momento en el que la ética asume elementos de las doctrinas clásicas de la felicidad (el fin del actuar humano consiste en obtener el bien que nos hace felices) y los une a la doctrina cristiana (vista como Revelación divina), especialmente según la normativa que recogen los mandamientos. El fin último del actuar humano es la caridad, que se consigue al vivir desde el Evangelio, y que permite al hombre acceder a la visión de Dios (en el cielo), donde el ser humano alcanza su máxima plenitud y el bien supremo.

Diversos autores hablan de ética y según perspectivas diferentes. Es oportuno recordar dos grandes nombres, san Agustín de Hipona y santo Tomás de Aquino (especialmente en

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