Malgrabación: HOMOSEXUALIDAD
Enviado por Hachi_88 • 4 de Septiembre de 2013 • 1.687 Palabras (7 Páginas) • 352 Visitas
La adscripción a un fetiche sexual difiere en varios aspectos del proceso de condicionamiento ordinario. Al igual que la grabación (o las experiencias traumáticas que he mencionado al principio de este capítulo), es muy rápida, tiene un efecto duradero y es extremadamente difícil de suprimir. Aparece también en un período de sensibilidad. Del mismo modo que la malgrabación, fija al individuo sobre un objeto anormal, canalizando el comportamiento sexual en el sentido de apartarlo del objeto biológicamente normal, es decir, un miembro del sexo opuesto. No es tanto la adquisición positiva de significado sexual por parte de un objeto, como un guante de goma, lo que causa el daño; lo que crea el problema es la eliminación absoluta de todos los demás objetos sexuales. En los casos que he mencionado, la malgrabación es tan poderosa que "agota" todo el interés sexual disponible. Así como el polluelo experimental seguirá únicamente al balón anaranjado e ignorará por completo a su madre real, del mismo modo el fetichista de guante se apareará sólo con un guante, ignorando por completo a sus parejas potenciales. Es la exclusividad del proceso de grabación lo que provoca las dificultades cuando el mecanismo se pone en funcionamiento en la dirección errónea. Todos encontramos estimulantes diversos tejidos y presiones como accesorios de los encuentros sexuales. No hay nada extraño en responder a las sedas suaves y a los terciopelos. Pero si nos tornamos exclusivamente fijados en ellos, de modo que desarrollamos con ellos lo que equivale a un lazo de pareja (como el fetichista de zapatos que, cuando estaba a solas con unos zapatos femeninos, "enrojecía en su presencia como si estuviera con las propias muchachas"), entonces es que algo ha fallado totalmente en el mecanismo de grabación.
¿Por qué han de sufrir un pequeño, aunque considerable, número de animales humanos esta clase de malgrabación? No parece que esto les ocurra a otros animales en sus condiciones naturales de libertad. En ellos, esto sólo tiene lugar cuando son capturados y criados por el hombre en condiciones sumamente artificiales, o cuando son mantenidos en recintos cerrados con especies extrañas, o cuando se llevan a cabo experimentos especiales. Aquí está, quizá, la clave. Como ya he puesto de relieve, en un zoo humano las condiciones sociales son sumamente artificiales para nuestra simple especie tribal. En muchas de nuestras supertribus, la conducta sexual se halla severamente reprimida en la etapa crítica de la pubertad. Pero, aunque quede oculta y velada por toda clase de antinaturales inhibiciones, nada puede frenarla por completo. No tarda en abrirse paso bruscamente. Si, cuando esto ocurre, se hallan presentes ciertos objetos altamente característicos, entonces éstos pueden ejercer una impresión excesiva. Si el adolescente en trance de desarrollo se hubiera ido haciendo gradualmente más experto en cuestiones sexuales en una etapa más temprana, y si sus exploraciones iniciales hubieran sido más ricas y menos constreñidas por las artificialidades de la supertribu, quizás entonces la malgrabación hubiera podido ser evitada. Sería interesante saber cuántos de los fetichistas extremos fueron niños solitarios, sin hermanos, o, en su adolescencia, manifestaron timidez ante los contactos personales, o vivieron en el seno de una familia de normas de conducta muy estrictas. En este terreno, son precisas ulteriores investigaciones, pero sospecho que la proporción resultaría bastante elevada.
Una forma importante de malgrabación que no he mencionado aún es la homosexualidad. No lo he hecho hasta ahora porque constituye un fenómeno más complejo y porque la malgrabación es sólo una parte de la misma. El comportamiento homosexual puede surgir de una de cuatro maneras. Un primer lugar, puede producirse como un caso de malgrabación en forma muy semejante a la del fetichismo. Si la primera experiencia sexual de la vida de un individuo es poderosa y se produce como resultado de un encuentro íntimo con un miembro del mismo sexo, entonces puede desarrollarse rápidamente una fijación sobre ese sexo. Si dos muchachos adolescentes están luchando juntos o entregándose a alguna forma de juego sexual, y se produce la eyaculación, esto puede conducir a la malgrabación. Lo extraño es que los muchachos comparten frecuentemente experiencias tempranas de un tipo u otro, y, sin embargo, la mayoría sobreviven y llegan al estado adulto como heterosexuales. También en este punto necesitamos saber mucho más acerca de qué es lo que fija a unos pocos, pero no a la mayoría. Como en el caso de los fetichistas, probablemente tiene algo que ver con el grado de riqueza de la experiencia social del muchacho. Cuanto más restringido haya sido socialmente y más alejado de interacciones personales, más en blanco estará su lienzo sexual. La mayoría de los muchachos tienen, como si dijéramos, una pizarra sexual, en la que las cosas son ligeramente esbozadas, borradas y vueltas a dibujar. Pero el chico que mantiene su vida dirigida hacia dentro mantiene su lienzo sexual virginalmente blanco. Cuando, por fin, algo se dibuja en él, producirá un impacto mucho más dramático, y, probablemente, conservará la imagen durante toda su vida. Los muchachos revoltosos y extrovertidos pueden participar en actividades homosexuales, pero intervendrán en ellas simplemente como una experiencia y seguirán adelante, añadiendo
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