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Homosexualidad


Enviado por   •  8 de Julio de 2013  •  12.829 Palabras (52 Páginas)  •  235 Visitas

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SOBRE LA LIBERACION LESBIANA / GAY

Resolución adoptada por el XV Congreso Mundial, 2003

Los movimientos gay/lésbicos han experimentado un crecimiento numérico y geográfico considerable desde finales de la década de los sesenta. En algunos países han logrado arrancar reformas significativas, mientras que en muchos otros siguen a la defensiva. Desde la década de los ochenta, movimientos gay/lésbicos han surgido, por primera vez, en muchos países de Asia, África y Europa del Este, han recobrado fuerza en países clave de América Latina (como México, Brasil y Argentina), donde habían experimentado retrocesos, y se han movilizado en varias ocasiones cientos de miles de personas en Europa occidental y América del Norte.

Las lecciones clave que hemos aprendido durante nuestra participación en estos movimientos y que se exponen en este texto son las siguientes:

(1) La opresión a la que se enfrentan las lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGTB) es una realidad en todos los países de la tierra. La asociación del VIH con la homosexualidad ha llevado a una estigmatización mundial de las relaciones sexuales entre hombres y de los actos sexuales fuera de la familia monógama y heterosexual. La sexualidad en general es una cuestión política.

(2) El vínculo entre la opresión de las personas LGBT y la opresión de las mujeres es clave para nuestra comprensión, y las luchas por la liberación de ambos movimientos están estrechamente relacionadas.

(3) Defendemos la necesidad de movimientos autónomos de personas LGBT porque entendemos que la opresión no puede derrotarse sin que ellos mismos se organicen.

(4) Aunque pugnamos por una comprensión de la relación entre las luchas lésbicas/gays y el movimiento obrero, evitamos subordinar esta lucha a cualquier otro movimiento.

(5) Luchamos por un enfoque internacionalista de esta cuestión. Las personas LGBT están oprimidas en todas partes, aunque de diferentes maneras. El movimiento necesita organizarse internacionalmente y en solidaridad con los más oprimidos.

(6) Con el objeto de realizar estas tareas, tenemos que poner en orden nuestra propia casa: la izquierda revolucionaria. Esto requiere cambiar de muchas maneras nuestras organizaciones.

Algunos izquierdas lésbico/gays han sostenido un gran esfuerzo por lograr la comprensión y el apoyo del movimiento obrero. Ellos se han enfrentado a la incomprensión y a los prejuicios de todas las corrientes de la izquierda, desde bien entrados los años setenta y a partir de entonces. En general, los partidos socialdemócratas y los movimientos obreros, por ejemplo, no han respondido bien en asuntos de libertad sexual. Sin embargo, los esfuerzos de algunos izquierdistas lésbico/gays por establecer vínculos con el movimiento obrero también han sido exitosos algunas veces, casi desde los inicios del movimiento lésbico/gay a finales del siglo XIX.

Durante las primeras décadas del siglo XX, las reivindicaciones del Comité Científico Humanitario de Alemania (fundado en 1897) y otras organizaciones que luchaban por la ‘reforma sexual’ frecuentemente contaban con la aprobación de los partidos socialdemócrata y comunista (casi nunca con el de los partidos burgueses de entonces) y, de entre los gobiernos existentes, sólo con el de los bolcheviques de la Rusia soviética. Incluso entre los bolcheviques, la benevolencia no podía darse por descontada, como se puede ver por las obras de Kollontai. La victoria del estalinismo en la Unión Soviética anuló muchos logros en el ámbito de la emancipación de las mujeres y de la sexualidad, e intensificó los prejuicios anti-homosexuales en casi todas las corrientes estalinistas y pro-maoístas entre la década de los treinta hasta la de los ochenta. El surgimiento del movimiento lésbico/gay a finales de los sesenta y principios de los setenta en Europa occidental y en todo el continente americano coincidió con el resurgimiento de una izquierda radical y revolucionaria. El feminismo, en particular el socialista, fue crucial en el auge del movimiento lésbico/gay como parte de un desafío más amplio a la sociedad.

Este documento pretende:

(1) definir las bases de la adhesión del marxismo revolucionario a la liberación lésbico/gay;

(2) plantear las posiciones de la Cuarta Internacional en relación con algunos asuntos clave de esa liberación;

(3) definir nuestras tácticas en la construcción de esos movimientos y

(4) sugerir cómo esa liberación puede y debe reflejarse en el perfil público y la vida interna de nuestras organizaciones.

I. Los fundamentos de la opresión

1. Aunque el grado de persecución y tolerancia varía ampliamente según el país y la región, en ninguna sociedad capitalista existe hoy en día una igualdad o libertad plena para las lesbianas, los hombres gays, los bisexuales o los transgéneros (ver definición en el punto 18). La opresión que enfrentan, el heterosexismo, se expresa –como el sexismo– «en todos los ámbitos, ya sea la política, el empleo, la educación y hasta en los aspectos más íntimos de la vida cotidiana», según la formulación de la resolución sobre la liberación de las mujeres adoptada por la Cuarta Internacional en 1979.

2. El heterosexismo tiene su raíz en la familia heterosexual y patriarcal, institución característica del capitalismo. La familia es «la institución socioeconómica principal para perpetuar, de una generación a otra, las divisiones de clase en la sociedad», por citar de nuevo la resolución de 1979 sobre la liberación de las mujeres. La forma en que se ha desarrollado en el capitalismo «proporciona el mecanismo menos costoso y más aceptable en términos ideológicos para reproducir la mano de obra humana», empleando el trabajo gratuito, sobre todo la de las mujeres, en el cuidado de los niños y de los ancianos, junto con la de los adultos en edad laboral, y ella «reproduce en su seno las relaciones jerárquicas y autoritarias necesarias para la perpetuación de la sociedad de clases en general». Esta forma de familia es opresiva particularmente para las mujeres y los niños. Ella ocupa un papel central en estas relaciones, puesto que la familia en la sociedad capitalista reproduce en forma más o menos adecuada de una generación a otra el amor heterosexual, que se supone que actúa, en última instancia, como la base del matrimonio y de la creación de nuevas familias, y el amor paternal, que supuestamente funciona como el cemento que une a los adultos con sus hijos biológicos en un vínculo que combina el afecto, la responsabilidad y la autoridad. El estado y las instituciones médicas y psiquiátricas están organizadas de modo tal que promueven

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