¿Médicos de la vida o de la muerte?

¿Médicos de la vida o de la muerte?

El médico que no entiende de almas no entenderá cuerpo.

José Narosky

Liana Daniela López Naranjo^[1]

Hablar de ética en la actualidad es algo complejo, dadas las variaciones conceptuales, sociopolíticas, culturales y generacionales que esta ha tenido. Sin embargo, es preciso afirmar que desde distintas instituciones, organizaciones y Estados se han dictado múltiples orientaciones referentes a la ética de la vida o también llamada bioética, las cuales tienen diversas implicaciones y objetivos. En este breve texto esbozaremos algunas ideas de la misma y consideraremos su importancia en la sociedad, ya que su desconocimiento, omisión o infracción ha causado la muerte de miles de pacientes, vulnerado las cláusulas de confidencialidad y manejo de la información, realizado experimentos ilegales con animales, entre otras cosas más.  

En primera medida, resulta imperioso afirmar que el derecho a la vida es una máxima inobjetable e irrestricta consagrada en tratados universales y constituciones de cada país. Por ello, se hace necesario para diferentes ramas del saber, en especial las que se centran en el hombre, comprender y aplicar las leyes establecidas acerca de la bioética. Observemos lo que plantea la UNESCO al respecto:

La Conferencia General de la UNESCO adoptó, el día 19 de octubre de 2005, en París, la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos. Esta Declaración propone la instauración internacional de principios comunes respecto a las cuestiones éticas relacionadas con la medicina, las ciencias de la vida y las tecnologías aplicadas a los seres humanos, teniendo en cuenta sus dimensiones sociales, jurídicas y ambientales. (…) La Declaración contempla aspectos bioéticos relacionados con la justicia, el respeto a la dignidad humana y a los derechos humanos. Se inserta en una postura de respeto a la pluralidad y, a la vez, propugna que la comunidad internacional “establezca principios universales que sirvan de fundamento para una respuesta de la humanidad a los dilemas y controversias cada vez numerosos que la ciencia y la tecnología plantean a la especie humana y al medio ambiente” (Bioética y Derecho, 2006: 1-2).

Lo anterior denota la ertinencia de implementar comités nacionales de bioética, crear grupos de investigación y fortalecer los cursos brindados en las universidades e instituciones del sector salud, con el propósito de revisar casos problemáticos, evaluar criterios éticos, expedir resoluciones y sentar precedentes que aporten de manera significativa en la ejecución de políticas claras y eficaces que beneficien a toda la comunidad.

Ahora bien, en lo relacionado con la pluralidad, cabe aclarar que no solo hace referencia a la diversidad étnica, sino también al libre pensamiento en temas como el aborto, la maternidad, la eutanasia, etcétera, que suelen despertar todo tipo de controversias y debates, debido a la falta de consensos y prejuicios de orden religioso e ideológico que existen alrededor de ellos.

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