Neuroplasticidad

Neuroplasticidad

En el tratado sobre neuroplasticidad y regeneración del sistema nervioso central (Ginebra, 1983) publicado por la organización mundial de la salud (OMS), se establece como principio general:

“la neuroplasticidad no solo concierne a la recuperación de la función hasta conseguir el retorno a niveles de actividad normales o casi normales” después de los efectos destructivos iniciales de una lesión del sistema nervioso. ( la neuroplasticidad no se refiere solo a cambios estructurales y funcionales de la organización neuronal que se produce como consecuencia de la lesión, sino que también incluye la capacidad del sistema nervioso central para adaptarse a nuevas condiciones fisiológicas que surgen durante la maduración o la interacción con el entorno.)

“la neuroplasticidad consiste en la habilidad del sistema nervioso central para adaptarse, tanto en un sentido anatómico como funcional de su organización estructural, a las nuevas situaciones que aparecen como consecuencia de las lesiones cerebrales.”

Estos cambios pueden realizarse por varios mecanismos:

1. Compensación por otras zonas del cerebro que entran en actividad para realizar la misma función.

2. La activación de estructuras neuronales fundamentales que abastecen diferentes funciones y que sustituyen a funciones deterioradas.

3. Regeneración de las estructuras nerviosas (axón, dendritas).

4. Modificación de la eficacia sináptica en el funcionamiento de un circuito neuronal.

Tomando como base la capacidad del sistema nervioso central para adaptarse a las nuevas situaciones creadas después de una lesión, podríamos llegar a recuperar, aunque solo fuera en parte, las funciones perdidas a causa de la edad o de una lesión cerebral, ya que la neuroplasticidad incluye el proceso de aprendizaje.

Sin embargo hay que tener en cuenta que esta adaptación puede realizarse tanto produciendo una reorganización estructural y funcional para una función normal, como originando o reforzando la actividad refleja.

Por ello es necesario aplicar los estímulos que logren la actividad la zona del cerebro apropiada para obtener una respuesta adecuada, ya que, si la respuesta no corresponde a una función normal, podría agravarse el cuadro de actividad refleja que presenta el paciente o no obtenerse la recuperación de la función perdida.

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