Osteosarcoma

El osteosarcoma ("osteo" significa hueso) es tumor maligno o cancerosos que empieza en los huesos (tumor primario) y destruye el tejido sano, debilita los huesos y puede diseminarse a otros órganos del cuerpo.

No todos los tumores de hueso son malignos o cancerosos. Los tumores óseos más comunes son benignos y no se diseminan, no dañan el tejido normal y en raras ocasiones ponen la vida en peligro.

Cáncer primario y secundario

La mayoría de los tumores cancerosos del hueso son tumores secundarios, es decir que no se originaron en el hueso sino que provienen de tumores malignos que crecen en otros órganos del cuerpo y que hicieron metástasis y se diseminaron a los huesos donde crecieron formando un tumor. Este tumor no está formado de células del hueso sino de las células cancerosas del órgano de origen del tumor.

Los tipos de cánceres que tienden a propagarse a los huesos incluyen el cáncer de mama, de la próstata, de riñones, de tiroides y de pulmón.

Los tumores primarios son aquéllos que empezaron en el hueso, es decir están formados por células óseas que se transformaron en cancerosas.

Síntomas del cáncer de hueso

Los síntomas más comunes que pueden indicar la presencia del cáncer en los huesos incluyen:

Dolor: la mayoría, pero no todos, los cánceres de hueso causan dolor en el hueso afectado. El dolor suele ser intermitente cuando el tumor empieza a crecer sintiéndose cuando se usa el hueso, por ejemplo si afecta un hueso de la pierna puede doler al caminar. El dolor puede ser permanente cuando el tumor crece y aumentar con el uso del hueso afectado.

Fracturas: el crecimiento del tumor puede en algunos casos debilitar el hueso y hacerlo más propenso a fracturas. En otros casos, el tumor puede hacer el hueso más rígido y las fracturas no son comunes.

Inflamación: a veces el área alrededor la zona con dolor se inflama; es posible que se sienta un bulto en la zona afectada.

El dolor y la inflamación pueden deberse a un tumor, pero también a otras causas no malignas como lesiones o artritis. En cualquier caso, consulta con tu médico si el problema persiste por un tiempo prolongado o si empeora.

Tipos de cáncer de hueso

En este artículo encontrarás información sobre los tumores malignos solamente y en particular sobre el tipo de cáncer de hueso llamado osteosarcoma.

Los huesos pueden desarrollar varios tipos de cáncer dependiendo del tejido afectado.

Los huesos están formados por tres tipos de tejidos:

Tejido osteoide: es duro y compacto y imparte la rigidez necesaria para que los huesos cumplan su funciones de protección y soporte.

Tejido cartilaginoso: es duro pero flexible que amortigua los extremos de los huesos y protege las articulaciones.

Tejido fibroso.

Médula ósea: tejido blando y esponjoso localizado en el centro de los huesos. La médula se encarga de producir los glóbulos rojos y los glóbulos blancos que circulan por la sangre. Los cánceres de la médula ósea no se discutirán en este artículo sino en la sección de los linfomas.

Los tipos comunes de cáncer de hueso primario incluyen.

Osteosarcoma

El osteosarcoma es el cáncer primario más común en los huesos y se origina en el tejido osteoide, comúnmente en los huesos de los brazos, las piernas o la pelvis. Es poco frecuente en personas de mediana edad y la mayoría de los casos se observan en individuos entre 10 t 30 años de edad. Cerca de un 10% de los casos se desarrollan en personas entre los 60 y los 79 años. Es más común en los hombres que en las mujeres.

Condrosarcoma

El condrosarcoma es el cáncer del tejido cartilaginoso y es el segundo cácner de hueso primario más común. Este cáncer puede desarrollarse en cualquier lugar del cuerpo donde haya cartílago, pero la mayoría se observan en huesos como la pelvis, las piernas o los brazos. Es muy poco común en personas menores de 20 años, pero el riesgo aumenta hasta que la persona cumple 75 años. Hombres y mujeres lo sufren en igual medida.

¿Cómo se diagnostica el cáncer de hueso?

Los síntomas de un paciente, su examen físico, y los resultados de los estudios por imágenes, así como sus análisis de sangre pueden sugerir la presencia de cáncer de hueso. No obstante, en la mayoría de los casos, los médicos deben confirmar esta sospecha examinando una muestra de tejido o de células con un microscopio (lo que se conoce como biopsia).

Otras enfermedades, como las infecciones óseas, pueden causar síntomas y dar resultados en los estudios de diagnóstico por imágenes que pueden confundirse con cáncer de hueso. Un diagnóstico preciso de un tumor de hueso a menudo depende en combinar la información sobre su localización (cuál hueso está afectado e incluso qué parte del hueso está involucrada), cómo luce en las radiografías, y bajo un microscopio.

Dado que una única metástasis ósea puede tener los mismos signos y síntomas que un tumor de hueso primario, muchos médicos necesitan una biopsia para diagnosticar la primera metástasis ósea de un paciente. Después de esto, las metástasis óseas adicionales generalmente pueden diagnosticarse con radiografías y otros exámenes de diagnóstico por imágenes.

Señales y síntomas del cáncer de hueso

Dolor

La queja más común de los pacientes con cáncer de hueso es el dolor en el hueso afectado. Al principio, el dolor no es constante. Puede llegar a ser peor por la noche o cuando se usa el hueso (por ejemplo, dolor en la pierna al caminar). A medida que crezca el cáncer, el dolor estará presente en todo momento. El dolor aumenta con la actividad y puede provocar cojera si la pierna está afectada.

Inflamación

Es posible que la inflamación en el área de dolor no se produzca hasta varias semanas después. A veces, se puede sentir un bulto o una masa, según la ubicación del tumor.

Fracturas

El cáncer de hueso puede debilitar el hueso en el que se desarrolla, pero la mayoría de las veces los huesos no se fracturan (rompen). Las personas que sufren una fractura junto al sitio del cáncer de hueso o a través de este describen, por lo general, un dolor repentino intenso en una extremidad que había sentido dolorida durante unos meses.

Otros síntomas

El cáncer puede causar problemas, como pérdida de peso y agotamiento. Si el cáncer se propaga a los órganos internos, también puede causar síntomas. Por ejemplo, si el cáncer se propaga al pulmón, es posible que tenga problemas para respirar.

El dolor en los huesos y/o la inflamación

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