PEDAGOGIA 1 (EPISTEMOLOGIA E HISTORIA DE LA PEDAGOGÍA)
Enviado por buzozo • 25 de Mayo de 2012 • 3.285 Palabras (14 Páginas) • 723 Visitas
Según lo acordado en las últimas reuniones del COLEGIO, (Actas 4 y 5) se trata de "consolidar los contenidos mínimos" y "sustentar dicha propuesta en un sólido marco teórico en el cual encuentre estructura y fundamentación".
Marco general en que debe darse el proceso formativo: «La educación superior, sin perjuicio de los fines específicos de cada campo del saber, despertará en los educandos un espíritu reflexivo, orientado al logro de la autonomía personal, en un marco de libertad de pensamiento y de pluralismo ideológico que tenga en cuenta la universalidad de los saberes y la particularidad de las formas culturales existentes en el país. Por ello, la educación superior se desarrollará en un marco de libertades de enseñanza, de aprendizaje, de investigación y de cátedra».(Ley 30 de 1992 artículo 4º )
PEDAGOGIA 1 (EPISTEMOLOGIA E HISTORIA DE LA PEDAGOGÍA)
PRESENTACION
Se pretende analizar el proceso de fundamentación y constitución del saber pedagógico desde la Modernidad y discutir los principales conceptos fundadores de la pedagogía expuestos desde su historicidad. Se intenta además, investigar el status epistemológico de la pedagogía y la relación que tiene con otras disciplinas en su proceso de constitución teórica, apoyando tal análisis en los conceptos operacionales de la historia epistemológica.
Es preciso tener en cuenta con respecto a la posibilidad y necesidad de la fundamentación de la pedagogía que hay entenderla como un saber o disciplina en construcción y en permanente reelaboración. (Este será precisamente el aspecto esencial a tener en cuenta en su implementación pedagógica). Es necesario, más que conocer -o "dominar"- una disciplina, apropiarse creativa o productivamente de la misma y, en este sentido, estar más bien en capacidad de descubrir o plantear nuevos problemas. (No se aprende para saber cada vez más o para acumular conocimientos, con un afán meramente erudito, sino por lo pronto, para interrogar mejor, para saber interrogar).
Más que entender el saber pedagógico como un asunto ya terminado, del que solo se pretende su apropiación memorística, se debe trabajar en forma histórica-epistemológica, es decir, elaborando -o descubriendo, lo que supone necesariamente el enfoque investigativo- el proceso específico de su construcción o constitución histórica, tratando sobre todo de reconstruir teóricamente el problema que en su momento histórico fue planteado y cómo se le dio una respuesta determinada.
Este es el sentido formativo de la historia de la pedagogía. No se trata de una erudición para alimentar una supuesta avidez de conocimiento (como a veces identifica algún profesor la dependencia que en forma errónea ha hecho surgir con respecto a sus alumnos). Se abandona, pues, el ideal de la erudición o enciclopedismo como fin u objetivo pedagógico en este caso de la enseñanza de la historia de la pedagogía. (Esta sería la más clara "terapia" pedagógica que podría llevar a cabo un educador orientado por un enfoque crítico y epistemológico en su práctica de enseñanza).
Este enfoque histórico del saber pedagógico permitirá lograr una apropiación crítica y re-creativa del mismo, porque al entender epistemológica e históricamente cómo se han construido los objetos teóricos al interior del discurso pedagógico, se estará en capacidad no solo de comprender y conceptualizar los problemas y las condiciones teóricas que los hicieron posibles, sino de poder encontrar y formular nuevos objetos de conocimiento.
Una de las razones de la recurrencia a los pedagogos (o a un autor del pasado) radica en el sentido formativo, -sin buscar una utilidad inmediata- que tiene el pensar o el re-pensar los conceptos o teorías pedagógicos que fueron elaborados en un momento histórico determinado. Habría que reconocer el placer o satisfacción intelectual que ello producirá en quien hiciera este análisis histórico como un inmenso resultado adicional. Pero, lógicamente este no sería el único resultado esperado. Lo más esencial sería que este contacto (aproximación o apropiación) con el pasado de la pedagogía, como disciplina en formación, pueda afianzar o sustentar cada vez la vigencia actual del saber pedagógico.
No se puede pretender "captar" los contenidos de una teoría pedagógica reduciéndolos a meros "resultados" -que habría que aplicar en una situación concreta de enseñanza-: ésta es la obsesión por la práctica metodológica que siempre ha tenido el educador, es decir, éste supone que lo que realmente importa en última instancia debe resolverse en la práctica áulica, o sino no debe ser objeto de su consideración. Por el contrario, hay que insistir en la rigurosidad del proceso de constitución de las teorías pedagógicas "al que el inacabamiento le es esencial", como dice G. Canguilhem. [1]
Es necesario precisar el concepto de reconstrucción asignada a la pedagogía con el propósito de reivindicar su historicidad. No se trata de entenderla a la manera positivista como la reconstrucción exacta, lo más fiel posible, del pasado del saber pedagógico -o incluso tal como se la entendía hace unos años-: como reconstrucción del pasado de la educación, haciendo el recuento, desde la más antigua de las civilizaciones, de las diversas formas históricas del sistema educativo-. [2] (J I B M)
En ese sentido, precisamente, una lectura actual de los autores propuestos, por ejemplo de Comenio, nos debe permitir, al contrario de lo que se pueda opinar, comprender su actualidad, es decir, no leerlo solo en cuanto que como clásico de la pedagogía sea el padre de la pedagogía moderna, y tal vez el precursor de la contemporánea, sino porque al intentar comprender la problematización que estaba haciendo y contextualizar su pretensión con respecto a la educación, estaríamos aprendiendo a hacer lo mismo con respecto a la situación de la educación en el momento actual. Comenio nos sigue enseñando. Su intención pedagógica aún nos está implicando. Por eso aún ahora y sobre todo actualmente nos interesa o nos debe interesar volver a Comenio.
De esta forma, su lectura comprensiva, crítica y hermenéutica -no sólo de éste, sino también de los otros pedagogos de la Modernidad propuestos- debe tener un carácter FORMATIVO para nosotros hoy: nos formamos pedagógicamente a través y mediante esta lectura, que no es la que hasta ahora se ha impuesto como la única posible, sino la lectura como apoyo a la discusión y a la reflexión, ésto es, a la comprensión, tal como la proponen autores como Gadamer,
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