PRODUCCION PETROLERA NACIONAL
Enviado por DIEGOBUENO • 1 de Noviembre de 2013 • 2.957 Palabras (12 Páginas) • 336 Visitas
.- RESEÑA HISTORICA
El petróleo fue conocido en el Perú desde los tiempos incaicos. Los indios hacían luminarias con hachones de algodón empapado en el petróleo que entonces surgía en Tumbes y corría en raudales al mar. Los españoles no valorizaron de los pozos petroleros nada más que la brea para calafatear navíos y para la industria de la cerámica.
Durante la dominación española los depósitos de brea fueron dados en locación. Existen documentos del año 1642 autorizando sacar brea. En 1717 don Juan Benito de las Heras había solicitado una concesión en la mina “La Brea” de Piura, la que paso al convento de los betlemitas y finalmente volvió al gobierno al proclamarse la independencia.
En el año 1826 José Antonio de la Quintana solicito del gobierno la venta de la “Mina de brea”, lo que consiguió por decreto de 22 de setiembre de ese año, en la suma de 2965 pesos pagados en créditos. La venta no fue nunca de terrenos, ni de minerales, que eran desconocidos, sino simplemente de una mina de Brea situada en Cerro Prieto, a diez leguas del mar, atrás del cerro Amotape. Es importante recordar este hecho para comprender por qué más tarde la cuestión de “La Brea y Pariñas” se transformó en el mayor escándalo y más apasionante problema político en los últimos tiempos del Perú.
El señor Quintana vendió la mina “La Brea” a Don José Lama por escritura de 14 de Marzo de 1827 y después de otras traslaciones llego a ser del Dr. Genaro Helguero. Este pidió posesión no de la “Mina de Brea”, sino de la “Hacienda Mineral de la Brea” ubicada en el distrito de Amotape, inventando esa nueva denominación para extender la propiedad hasta la orilla del mar, es decir, cien leguas cuadradas, sin ningún título de propiedad ni de dominio. Como se trataba de tierras de desierto nadie se dio cuenta de la trascendencia del asunto. Helguero se hizo dar posesión de esa inmensa superficie de tierra con un juez de paz que era un empleado a su servicio.
La propiedad fue adquirida por un ingles, Mr. Henry Keswick, en 1888 y en 1889 por el Dr. W. C. Tweddle, cuando en Londres acababa de organizarse la “London Pcific Petroleum Co.” Para explotar esa region petrolera.
Cuando esta entidad pidio el reconocimiento de su propiedad, los linderos de la misma eran distintos de los que aparecian en los titulos del vendedor Helguero. Es asi como por partede magia, un punto del globo terraqueo que era un pozo de brea se convirtio audazmente en la famisa concesion petroifera de la Brea y Pariña, que abarco mas de cien leguas cuadradas. En el año 1911 esta compañía organizo una subsidiaria, la “Lagunitas Oil Co.”para explotar los yaciminetos del sudeste de Negritos, en la provincia de Paita. Ambas compañias se vendieron mas tarde sus acciones a la International Petroleum Company, susidiaria de la Imperial Oil de Toronto, Canada.
En realidad los gobiernos del Peru descuidaron en forma lamentable los vitales intereses de la nacion en el aspecto petrolifero cuando permitieron una mistificacion tan monstruosa como la de “L Brea y Pariñas”. En el año 1914 los ingenieros Hector Boza y Alberto Jochamovitz fueron comisionados por el gobierno para hacer una mesura exacta de la hacienda, pero fueron las primeras victimas del imperialismo capitalista. Privados de agua y alimentos en el desierto y hospitalizados por el gerente ingles, apenas pudieron llevar a cabo su cometido. La empresa cerro sus fronteras a toda intervencion, incluso al poder judicial del Peru. Se nego a pagas al estado contribuciones propias de la industria y el asunto fue llevado al tribunal de La Haya, donde naturalmente, debia triunfar. Sin embargo, no se olvido un principio de justicia al declarar que deberian de pagar derechos de exportacion de petroleo a la nacion peruana, pero en la ridicula cantidad de $3,50 por tonelada matrica durante el periodo de 20 años a partir de 1922, que por bien del pais ya han fenecido.
Hasta la primera mitad del siglo, las operaciones en la costa norte estuvieron entre las primeras y más importantes actividades petroleras de Iberoamérica; en años posteriores se inició un permanente cuestionamiento de esta actividad que desembocó en posiciones políticas equivocadas y en la falta de políticas promocionales adecuadas, con lo que se produjo un deterioro de la situación y una caída de la industria petrolera nacional.
El resultado fue una drástica reducción de las reservas y de la producción de hidrocarburos; grandes zonas con muchas posibilidades permanecieron sin explorar o, en el mejor de los casos, sólo ligeramente conocidas a causa de una exploración muy limitada.
Con el propósito de poner fin a esta caída y de fomentar nuevas inversiones, se efectuaron algunos cambios esporádicos y parciales (al menos en lo relativo a las áreas de exploración y explotación) en un esfuerzo por corregir algunos de los aspectos más problemáticos de la legislación petrolera y en los campos que tienen una importancia determinante en estas operaciones: los regímenes tributarios y cambiarios aplicables.
Esto supuso únicamente un ligero retoque realizado a lo largo de varios años y, si bien ayudó a mejorar en algo el ambiente contractual vigente en el país, no fueron suficientes para llamar la atención de la industria petrolera, por lo que sólo unos pocos contratistas tomaron la decisión de invertir, atraídos por las vastas áreas existentes con cuencas enteras sin explotar.
En un esfuerzo por promover la industria petrolera e incentivar a nuevos y más importantes contratistas, se ha promulgado toda una nueva legislación, cuyo objetivo es reunir todos los cambios positivos introducidos en los últimos años, resolver algunos de los aspectos ambiguos y ofrecer algunos incentivos adicionales.
A mediados del mes de agosto de 1993, el Congreso aprobó la Ley Orgánica de Hidrocarburos, que fue publicada el 20 del mismo mes y entró en vigor en noviembre; el 14 de agosto de 1993 se publicaron las leyes nos. 26.224 y 26.225. De este modo, se ha establecido un nuevo marco legal para las actividades petroleras en el país.
En Perú se encuentran reservas petroleras en el zócalo continental, en la costa y en la selva amazónica, donde existen 18 cuencas sedimentarias que se extienden sobre 84 millones de hectáreas.
De los 850 millones de barriles en los que se cifraban las reservas probadas de petróleo a comienzos de los años ochenta, se ha pasado a 350 millones de barriles. La producción en estos años era de 193.000 barriles diarios, mientras que en 1997 y 1998 no alcanzó los 120.000.
Actualmente operan en el país siete compañías petroleras, mientras que ocho han firmado contratos con el Gobierno para la exploración y desarrollo de programas de hidrocarburos.
En el año 1980 el
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