¿PUEDE EL CAMBIO A FUENTES DE BIOENERGÍA (ETANOL BIODIESEL) AUMENTAR EL BIENESTAR SOCIAL?

UNIVERSIDAD INTERNACIONAL SEK

FACULTAD DE CIENCIAS AMBIENTALES^[a] Y NATURALES

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ENSAYO

¿PUEDE EL CAMBIO A FUENTES DE BIOENERGÍA (ETANOL BIODIESEL) AUMENTAR EL BIENESTAR SOCIAL?

AUTOR

ÁMBAR ALBERCA

MATERIA

ECONOMÍA AMBIENTAL

QUITO, 31 DE MAYO. DE 2017

¿PUEDE EL CAMBIO A FUENTES DE BIOENERGÍA (ETANOL BIODIESEL) AUMENTAR EL BIENESTAR SOCIAL?

En vista de la creciente dificultad de garantizar el suministro de petróleo crudo y productos derivados del petróleo y el fuerte aumento en sus precios, los biocombustibles representan una serie de oportunidades, desafíos y riesgos para los países en vías de desarrollo^[b] (Benavides, 2007). El objetivo de este ensayo tiene, en principal instancia, evaluar el impacto social a partir de la producción de biocombustibles^[c].

En otras palabras, aunque la producción^[d] de biocombustibles tiene beneficios microeconómicos, especialmente en materia de agroindustria (Gorter, 2010). Si este equilibrio no es significativamente positivo, los programas de biocombustibles corren el riesgo de crear otros impactos negativos para los países dependientes de la importación, sin compensación alguna en términos de ahorro en las reservas de energía fósil (Energy, 2009).

Si el balance mencionado no es relativamente positivo, se determinará si la introducción de los biocombustibles^[e] tendrá realmente un efecto positivo sobre las emisiones de gases de efecto invernadero y^[f] contribuir permanentemente al logro del objetivo último de la COP21 marco sobre el cambio climático^[g] (UNEP, 2008). En el caso de la producción de biocombustibles se basa^[h] principalmente en monocultivos, por lo cual se debe realizar una evaluación sobre el impacto en las condiciones sociales que afectan al mercado de trabajo, concentración de propiedad y distribución social de los beneficios (Hernández, 2008).

Si los monocultivos predominan fuertemente, los programas de biocombustibles en última instancia podrían tener un impacto negativo sobre el empleo, en la reducción de las asimetrías distributivas y en el desarrollo rural (UNEP, 2008). Allí se marcan las diferencias entre países de la región en cuanto a producción y uso de biocombustibles, recursos naturales, experiencia y desarrollo tecnológico, la disponibilidad de fuentes alternativas de energía para el transporte, a tal grado que se están satisfaciendo las necesidades energéticas básicas de las poblaciones y la pobreza y desnutrición (Chauvet, 2008).

Por lo tanto, ningún criterio único y lineal sobre la competencia de los programas de biocombustibles puede ser considerado válido (Hernández, 2008). Los países con larga experiencia de producción y uso de bioetanol, con avanzado desarrollo tecnológico en todos los pasos de la cadena productiva, una industria automotriz madura y un mercado interno muy grande podrían llegar a ser grandes exportadores de ese combustible (Benavides, 2007).

En el caso de exportadores de aceite vegetal más importantes que disponen de abundantes recursos naturales, hay inversionistas dispuestos a participar en la exportación de biodiesel (Sanhueza, 2009). Sin embargo, en términos de recursos naturales, la biodiversidad y poniendo fuera las desigualdades sociales, podrían acumular riesgos graves (Sullivan, 2004). De carácter general, es muy posible que el impacto en la actividad agrícola podría ser mínimo cuando la producción de biocombustibles no trae consigo una mayor tecnología para aumentar la productividad de los tipos de cultivos, o proporcionar un medio que amplíe la frontera agrícola de una manera sostenible (Sugandi, 2003).

Al mismo tiempo, sin embargo, se necesitarán la mejor gestión de los recursos suelo y agua, y variedades existentes deben ser mejoradas, junto con el uso de cualquier nueva variedad que pueden adaptarse adecuadamente a las condiciones ecológicas (Rothkopf, 2007). En los países de la región que son pobres en recursos naturales y en algunos que sufren de marcada pobreza, desnutrición o inadecuada cobertura de las necesidades básicas de energía, exportar no es una opción sostenible, ya que tendría efectos negativos sobre varios aspectos del desarrollo sostenible (Sugandi, 2003).

La CEPAL (CEPAL, 2008) ha estado haciendo hincapié, además de ampliar fuente  que puede tener impredecibles impactos a escala mundial, dada energía agudamente de levantamiento debe darse prioridad mayor consumo a moderar el consumo, especialmente en los países desarrollados. Así, el ahorro de la energía aparece mucho más compatible con el desarrollo sostenible de hacen biocombustibles, que son en el mejor una solución marginal, a corto plazo a problemas centrales de la energía y el medio ambiente (Greenpeace, 2007). Ya ha habido experiencia poco real regional o nacional las políticas públicas en biocombustibles en América Latina (Lobato, 2007). Desde el punto de vista del desarrollo sostenible^[i], tal vez lo correcto sería satisfacer la energía básica de la población las necesidades a través de políticas de desarrollo rural (Runge, 2007). Este enfoque le da prioridad sobre los problemas de pobreza, indigencia y desnutrición, y de las asimetrías distributivas y desplazamiento de los pequeños productores que la producción de biocombustibles podría causar (Runge, 2007).

En cuestiones de formulación de políticas en países que caen en cuatro categorías: países diferentes que dependen de petróleo crudo y/o productos petrolíferos, que problemas de balanza de pagos debido a su factura de energía alta, y cuya cobertura de la energía básica de su población es baja, los países que dependen de petróleo, y cuya cobertura de las necesidades de energía básicas de su población es moderado, países que tienen una variedad de recursos energéticos y podría diversificar su matriz energética aún más mediante la producción de bioetanol o biodiesel, pero que sin embargo son importadores de productos derivados del petróleo; y países cuyo lugar en la curva de aprendizaje tecnológica y ventajas comparativas darles entrada en el mercado mundial (Lobato, 2007).

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