Paradigmas Modernos
Enviado por mnbvcxztrapito • 4 de Octubre de 2014 • 1.817 Palabras (8 Páginas) • 432 Visitas
PARADIGMAS MODERNOS
El paradigma dominante, el de la ciencia moderna de Isaac Newton, se desarrolla en torno a una visión del mundo mecanicista, lineal y fragmentaria que habla de una realidad determinada, independiente del ser humano. En la visión newtoniana la mejor imagen del universo es el de un mecanismo, una maquinaria que funcionaría como un reloj, donde cada parte cumple su rol e interactúa con las inmediatas adyacentes, pero que de ninguna forma participa del todo, sino que cada parte está en su parcela. El funcionamiento de este universo está determinado, es decir, que funciona de un único modo y cumple un sólo desarrollo posible porque está regido por leyes universales que la empresa científica debe descubrir.
Esta visión del mundo ha sido cuestionada por nuevas teorías de la física, y este cuestionamiento se ha extendido a las ciencias sociales, exceptuando a la economía que aún sigue instada en la visión mecanicista del universo .
El paradigma hegemónico está fisurado, pero sigue todavía en pie, porque no hay otro que lo reemplace.
» Pensar contemporáneo en acción:
Para pensar en conjunto la crisis que atraviesa el paradigma científico moderno, sobre el cual se asientan aún muchos supuestos y disciplinas científicas, entre ellas la ciencia económica y toda la teoría del desarrollo. Nos preguntamos:
“¿Qué relación existe entre percepción y realidad?”:
Opción a- “La realidad existe independientemente de la percepción del observador.”
Opción b – “La percepcióndel observador interactúa con la realidad, modificándola.”
Opción c- “No existe una `realidad` exterior a la percepción del observador”.
CLONACION
El objetivo de este artículo es analizar si la clonación de la oveja Dolly y la obtención de células madre a partir de la masa celular interna del blastocisto humano constituyen un nuevo paradigma con el que vamos a convivir en las próximas décadas y, sobre todo, cómo ello puede afectar a nuestras vidas. Cuando se reflexiona sobre las posibilidades de este nuevo paradigma da la sensación de que hablamos de ciencia ficción, pero de una ciencia ficción que parece estar a la vuelta de la esquina, y que en esta ocasión no son novelistas o escritores más o menos consagrados quienes la describen, sino científicos de prestigio, algunos con el premio Nobel, y empresas biotecnológicas punteras. Como señaló Isaac Asimov, uno de los grandes maestros de la ciencia ficción, lo difícil no era imaginarse la invención de una aparato nuevo como la televisión, sino cómo la televisión acabaría afectando a nuestras vidas.
La creación de la oveja Dolly,publicada a finales de 1997, es para muchos científicos uno de los descubrimientos más importantes del último siglo. ¿Por qué? Desde luego, no por la posibilidad de obtener duplicados de Adolf Hitler, Albert Einstein o Marylin Monroe, posibilidades que han recibido un eco en la prensa de tamaño similar al desconocimiento que ciertos periodistas tienen de la importante contribución de los nutrientes maternos durante el embarazo y del ambiente familiar y social en los primeros años de vida.
Puede que la clonación reproductiva acabe teniendo un interés biotecnológico en la producción de proteínas o de órganos para xenotrasplantes en animales transgénicos, como han mostrado sus creadores y, sin lugar a dudas, la clonación terapéutica va a ser de utilidad en la obtención de células inmunocompatibles para los pacientes, pero, con mucho, la aportación más importante de Dolly, y la razón por la cual Ian Wilmut y Keith Campbell se hacen acreedores del Premio Nobel de Fisiología y Medicina, es por el cambio de paradigma que ha producido en la biología.
Los creadores de la oveja Dolly, en una arriesgada apuesta, demostraron que el núcleo de una célula adulta puede ser reprogramado cuando se transfiere a un óvulo de la misma especie al que se le ha quitado previamente su núcleo. Es decir, que hay factores en el óvulo que reprograman el ADN de forma que se puede volver a empezar desde cero. Este cambio de paradigma implica que en el núcleo de cualquier célula adulta se encuentra el programa genético para el desarrollo de un nuevo individuo. Un descubrimiento de este calibre tiene importantes consecuencias en el ámbito científico, médico, económico y ético. Analicemos algunas de ellas.
La clonación terapéutica, es decir, la obtención de blastocistos (embrión preimplantatorio de una semana) a partir del núcleo de una célula adulta del paciente y de un óvulo humano previamente enucleado, es una de las consecuencias científicas, pero no la única. En 1998 salen a la luz otros estudios en los que James Thomson, de la Universidad de Wisconsin, muestra, por una parte, cómo se pueden obtener células madre a partir de blastocistos humanos, y Angelo Vescovi, de la Universidad de Milán, por otra, nos apunta que las células adultas son más versátiles de lo que se suponía y, comportándose como células madre, pueden dar lugar a otros tipos celulares. Estos hallazgos abren una amplia serie de posibilidades médicas, dando lugar a la así llamada medicina regenerativa. Por primera vez se plantea la bioingeniería de tejidos y órganos a partir de células madre.
Rápidamente la industria biotecnológica reconoce la posibilidad de obtener bancos de células que, de forma ilimitada, cubran las necesidades de órganos y tejidos para trasplantes, de regenerar células compatibles con el paciente o de disponer de cultivos de células para ensayos farmacológicos, toxicológicos o medioambientales que sustituyan a los ensayos en animales y eviten por lo tanto el sacrificio de miles de animales de laboratorio.
No es casualidad que Celera Genomics, dos días antes de anunciar en la revista Science
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