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Paráfrasis Principito Cap. 4


Enviado por   •  16 de Marzo de 2015  •  Informe  •  664 Palabras (3 Páginas)  •  344 Visitas

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Paráfrasis

Principito Cap. 4

Se dio cuenta de algo muy importante, el planeta de donde venía, era apenas más grande que su casa.

Esto no lo asombraba, pues a pesar de que había planetas enormes, como, la Tierra, Marte o Júpiter, había otros muy pequeños, que a penas y se veían, a los cuales nombraban con una serie de números.

El Principito, tenía razones, por las cuales creían haber venido del planeta B-612, este había sido visto solo una vez, por un astrónomo Turco en 1909, pero como no iba con una buena vestimenta, no tuvo nada de credibilidad por parte de la gente.

Afortunadamente, en 1920, este astrónomo regreso, pero esta vez muy bien vestido, y fue sorprendente la cantidad de gente que esta vez le creyó.

A los adultos, les gustan las cifras. Cuando conocen a alguien, no pregunta lo más importante, jamás dicen: “¿Cuál es el timbre de tu voz?”, “¿Qué juegos les gusta?”, “¿colecciona mariposas?”

¡NO!, Preguntan:” ¿Qué edad tiene?”, “¿Cuánto pesa?”, “¿Cuántos hermanos tiene?”, solo así les interesará conocerle. Si les dices a los adultos: “He visto una casa hermosa, con ladrillos rosas, geranios en las ventanas y palomas en el techo”, nunca llegaran a imaginarse como es la casa, pero, en cambio, si les dices, “He visto una casa de 100 mil francos”. Solo así, exclamarán: “¡Oh, que hermosa es!

De esta manera, si les dice: “La prueba de que existe el principito es que era muy lindo, su risa era encantadora y quería un borrego. Cuando uno quiere un borrego, es prueba de que uno existe.”

Se encogerán de hombros y dirán que es un niño, sin embargo, si se les dice que el principito viene del planeta B-612, Entonces, ellos no harán más preguntas.

Principito Cap. 5

Cada día aprendía algo sobre el planeta, sobre la partida, sobre el viaje; muy pausadamente, al azar de las reflexiones. Es así como el tercer día conoció el drama de los baobabs.

Fue de nuevo gracias al cordero, porque bruscamente el principito le preguntó, como asaltado por una grave duda:

- Es bien seguro, verdad, ¿que los corderos comen arbustos?

- Sí, es cierto.

- Ah! Me alegro.

No entendió por qué era tan importante que los corderos comiesen arbustos. Pero el principito agregó:

- Entonces ¿comen también baobabs?

Le hice notar al principito que los baobabs no son arbustos sino árboles grandes como iglesias y que aunque se llevara toda una manada de elefantes, la manada no acabaría ni con un solo baobab.

La idea de la manada de elefantes hizo reír al principito:

- Habría que ponerlos unos sobre otros...

Pero señaló sabiamente:

Antes de crecer, los baobabs comienzan siendo pequeños.

-¡Es verdad! Pero, ¿por qué quieres que tus corderos coman los pequeños

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