Poblacion
Enviado por karenmeneses • 28 de Octubre de 2014 • 9.866 Palabras (40 Páginas) • 206 Visitas
El autodominio es aquella capacidad humana que ayudará a controlar los impulsos productos de nuestro carácter; el autodominio nos ayudará a afrontar con calma y serenidad los problemas y los contratiempos normales de la vida, es decir, nos anima a cultivar la paciencia y a desarrollar mucha comprensión en las relaciones interpersonales establecidas y por establecer.
Básicamente, el autodominio consiste en el control de los impulsos y las reacciones ante la recepción de determinados estímulos a partir de algunas técnicas y reglas generales
De esto se desprende que el autodominio es una capacidad absolutamente positiva que nos instará a cambiar en sentido positivo para obtener buenos resultados al final del camino emprendido. La persona con autodominio podrá manejar sus emociones y regular su comportamiento.
Pero no solo con eso se queda tranquilo el autodominio sino que va por más y entonces, en aquellos tiempos de crisis, será lo que nos permita distinguir entre lo más importante y lo que no lo es de ningún modo.
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Por empezar lo principal será no forzar ni el cuerpo, ni la mente, porque solo cuando un individuo está descansado, relajado y sereno podrá hacerle frente a los problemas que surjan. Asimismo, es vital adueñarse de un modo de comunicación tranquilo para evitar cualquier tipo de confrontación emocional violenta.
Y la paciencia es la otra pata fundamental del autodominio, porque quien sabe perdonarse a sí mismo y acepta con calma sus debilidades podrá triunfar.
Mientras tanto, es el comportamiento irracional, materializado en ideas, pensamientos, entre otros, el que se opondrá de plano al autodominio. Cuando mandan la dependencia psicológica, la inseguridad y la falta de valoración desaparece la posibilidad del autodominio y prospera la posibilidad de la depresión.
El autodominio en la expresion oral
El autodominio se ha definido como la cumbre del logro humano, porque de todas las cualidades semejantes a semilla que una persona puede cultivar, es la más difícil de sembrar, regar, abonar y cosechar. Basta con recorrer el mundo viendo los noticieros de la noche para notar en lo que resulta de la falta de esta importante cualidad: Quejas, dominación injusta, indignación, furia y desilusión. Por otro lado, cuando se lo cultiva, sus frutos son correspondientemente positivos.
Gracias al control programado aplicado a muchos de los descubrimientos científicos se ha logrado grandes avances. Por ejemplo, aunque es fantásticamente poderoso, un rayo láser puede servir para realizar una infinidad de tareas específicas que producen verdaderos saltos tecnológicos. Es un rayo de potencia controlada; eso es lo que lo hace excepcional. Otro ejemplo, los visionarios de la nanotecnología afirman que en el futuro tal vez se puedan fabricar robots mucho más pequeños que las células para enviarlos en misiones de reparación de desgaste en el ámbito molecular. Sí, cuando se mantiene la ciencia bajo control, se pueden lograr verdaderos milagros.
Algo similar puede decirse de cada uno de nosotros. Aunque todos tenemos un tremendo potencial físico, intelectual, emocional y espiritual, es decir, muy buenas cualidades que pueden ser útiles a la humanidad, ¿acaso significa que nos arriesgaremos hasta el punto de acercarnos al borde de la autodestrucción solo para creer, o hacer creer a otros, que podemos sobresalir entre la multitud? ¿Realmente necesita uno ser el N°1?
De hecho, el lema de la aspiración de atletas griegos y romanos de la antigüedad era: "Citius, altius, fortius" (más rápido, más alto, más fuerte). Actualmente, por todas partes se promueve la filosofía de "ser el primero en todo", es decir, trabajar más horas, entregar el pedido más rápido, procurar el puesto más alto, ir más lejos, batir el récord, ganar un concurso, bucear más hondo, desarrollar más la musculatura, mejorar la figura, resistir más tiempo, ser el más fuerte, aunque alguien termine en el hospital, muera o nunca reciba compensación alguna.
Muchos quisieran jubilarse lo antes posible para llegar más rápido a la etapa de la vida en que dejen de trabajar, porque están cansados de seguir sufriendo la ansiedad de competir contra el fantasma imaginario del éxito; y cuando algunos de estos se jubilan, se olvidan de salir a pasear, visitar a los amigos, asesorar a otros, reforzar el entrenamiento de los nietos o iniciar proyectos nuevos y diferentes y se hunden en la nostalgia o la depresión. Entonces comprenden que, como dice una canción, el número 1 es el más solo de todos los números.
Felizmente otros destacan por su autodominio y comprenden a tiempo que el secreto consiste en controlar su poder, dejándolo salir en dosis concentradas de energía, según se necesite, para llevar a cabo determinados objetivos. Como dijimos antes, la informática y la robótica son dos ejemplos de lo que puede lograrse con un poder controlado. ¿Y qué hace la humanidad al respecto? En vez de aplicar control, es decir, autodominio, en todas las cosas, lo pierden. Por eso, la Bomba Atómica y el SIDA finalmente han forzado a la naturaleza a responder con enormes letreros simbólicos que la clave está en el control y de ninguna manera en hacer lo que nos dé la gana ni en dejar salir todo nuestro poder.
Necesitamos ejercer autocontrol en todos los campos, primero para aprender la ilustración de que uno hace bien al invertir prudentemente su fortuna, aunque sea millonario; y segundo, entender que, si usamos la ilustración del millonario para representar la autosuficiencia, diríamos que sería interesante hacer pequeñas, medianas y grandes inversiones en proyectos de corto, mediano y largo plazo, y de grandes, modestos y pequeños efectos, para servir a la humanidad en todos los niveles posibles hasta llegar con el desarrollo hasta el rincón más inhóspito del planeta. Las nuevas generaciones aprenderían a ser felices aplicando el mismo procedimiento. Y usando la misma ilustración podríamos decir que, aunque cualquiera puede invertir un millón y producir diez millones, es más meritorio que, teniendo poco, produzca millones a partir de un comienzo modesto. Por eso podemos decir que el autodominio es una de las cualidades importantes que conforman los cimientos de cualquier éxito.
Uno de los campos de "inversión" al que me quiero referir ahora es, por supuesto, la comunicación. Por ejemplo, Oliver Stone, célebre director de cine, respondió así a una pregunta de Pepe Ludmir en una entrevista que le hizo para la televisión, refiriéndose al tremendo impacto que la comunicación había tenido en la historia
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