Principio De Precaución: Un Enfoque (neo)aristotélico
Enviado por INGAMB • 28 de Abril de 2013 • 7.311 Palabras (30 Páginas) • 613 Visitas
Principio de precaución: un enfoque (neo)aristotélico
Alfredo Marcos
Universidad de Valladolid
amarcos@fyl.uva.es
Resumen
El objetivo del presente escrito es aportar algunas bases filosóficas para lo que puede ser un proyecto de investigación a medio plazo. Trazaremos primero los límites del dominio de la investigación, es decir, exploraremos las dimensiones éticas de los problemas ecológicos (apartado 1). Aparecerán después las bases filosóficas que se proponen, y que proceden de la tradición aristotélica clásica y actual. Se aportan argumentos que hacen plausible, en principio, dicha elección (apartado 2). A continuación, se especifican las ideas originales del propio Aristóteles que pueden ser útiles para pensar los problemas medioambientales contemporáneos (apartado 3). Y por último, a título de muestra, se pone a prueba la validez actual de una de las nociones clave de la filosofía práctica aristotélica, la de prudencia (phrónesis). Veremos cómo nos sirve para esclarecer el principio de precaución, al que con tanta frecuencia apela la ética ambiental contemporánea (apartado 4).
1.- Introducción
La ética ambiental trata desde un punto de vista racional los problemas morales relacionados con el medio ambiente. Esta rama de la ética tiene cada día más importancia, dado que los problemas ambientales están hoy muy presentes, pues nuestra capacidad de intervención sobre el medio es cada vez mayor.
Creo que la idea de que la ética ambiental es sencillamente ética aplicada es errónea. Daría la impresión de que los principios éticos están ahí, ya disponibles y listos para ser aplicados a los nuevos problemas. Lo que sucede es que los nuevos problemas ambientales nos obligan a repensar los principios y puede que en muchos sentidos a modificarlos. Aristóteles afirmaba que sólo realizando acciones justas se hace uno justo y que "lo que hay que hacer después de haber aprendido lo aprendemos haciéndolo" . Hasta tal punto están imbricados los problemas concretos y los principios generales, hasta tal punto hay interacción entre ambos planos, en las dos direcciones. Hablando en concreto de ética ambiental, puede resultar que la ética general acabe sufriendo modificaciones importantes a causa de la aparición de un nuevo núcleo de problemas. De hecho esto es lo que está sucediendo. Las cuestiones de ética ambiental están poniendo en apuros a las más reputadas tradiciones de pensamiento ético, incluso algunos piensan que a toda la tradición ética occidental.
Podríamos preguntarnos por qué hace falta una reflexión racional sobre ética ambiental, ¿no es suficiente con nuestras intuiciones y sentimientos? No podemos, ni debemos, prescindir de los mismos, pero sin una discusión racional no se podrían decidir correctamente los problemas actuales. Las políticas de medio ambiente buscan mantener un medio limpio y utilizable para las personas, preservar algunos espacios naturales y proteger la biodiversidad. Pero siempre puede haber quien se pregunte por qué ha de pagar impuestos o aceptar restricciones para favorecer la biodiversidad. Además, estos tres objetivos pueden entrar en conflicto y amenazarse mutuamente, de manera que a veces tendremos que decidir entre uno u otro, o conciliarlos creativamente: para mantener la diversidad o la limpieza puede hacer falta intervención humana, con lo cual se reduce el carácter natural de un entorno ¿Cómo elegimos en estos casos, con qué criterios? ¿La naturaleza y los seres naturales tienen un valor en sí, o todo se reduce a su utilidad para el ser humano? ¿Cuáles tienen más valor y por qué, y cómo se puede comparar ese valor con el bienestar de los humanos cuando hay que conciliar ambos? ¿Qué sucede cuando el interés de la especie se opone al de ciertos individuos de la misma? ¿Qué vale más, un individuo con mayor valor intrínseco (por ejemplo, un primate) o un viviente que pertenezca a una especie en peligro de extinción? ¿Bajo qué criterios se debe decidir el conflicto entre los intereses de distintas generaciones? ¿Cómo repartir con justicia los riesgos ambientales entre las distintas personas?, ¿y entre las distintas naciones? Todas estas cuestiones difícilmente se pueden abordar sólo con nuestras intuiciones morales y buenos sentimientos (aunque evidentemente sin ellos tampoco podemos resolverlas).
En definitiva, la reflexión ética es necesaria también cuando se dirimen cuestiones ambientales. Se requiere una base racional para tomar decisiones ambientales buenas y correctas. Pensamos que los principios de la tradición aristotélica pueden ser de gran utilidad a la hora de construir la referida base racional, siempre que estén adecuadamente conectados con los problemas concretos.
Así pues, una parte importante de la investigación debería consistir en la identificación y clasificación de los problemas ambientales concretos que fuerzan y condicionan la discusión de los principios, y sobre los cuales dichos principios deben desplegarse. El propio concepto de problema ambiental merece una clarificación filosófica, ya que en la mayor parte de los casos se utiliza de modo confuso y poco reflexivo.
Para hacernos una idea de cuáles son los problemas ambientales más acuciantes podemos empezar por algunos de los datos que ofrece el informe Geo-2000 y el más reciente informe Geo4, del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) . En una encuesta realizada por este organismo entre 200 expertos ambientales de más de 50 países, se les pidió que identificasen los principales problemas ambientales.
Los problemas mencionados con más frecuencia fueron, por este orden: el cambio climático; la escasez de agua dulce; la deforestación y desertificación; contaminación del agua potable; deficiente gobernabilidad; pérdida de biodiversidad; crecimiento y movimiento de la población; valores sociales cambiantes; eliminación de desechos; contaminación del aire; deterioro del suelo; mal funcionamiento de ecosistemas; contaminación química; urbanización; agotamiento de la capa de ozono; consumo de energía; aparición de enfermedades; agotamiento de recursos naturales; inseguridad alimentaria; perturbación del ciclo biogeoquímico; emisiones industriales; pobreza; tecnologías de la información; guerras y conflictos; disminución a la resistencia a las enfermedades; desastres naturales; especies invasoras; ingeniería genética; contaminación marina; agotamiento de las pesquerías; circulación oceánica; degradación de la zona costera; desechos en el espacio; sustancias tóxicas bioacumulativas; efectos de El Niño; y subida del nivel del mar.
Se trata de un listado que necesita estructuración, clasificación y comentario. Algunos problemas se repiten desde puntos de vista diversos, otros en realidad
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