Procesos De Formación De Suelos
Enviado por marck03 • 16 de Agosto de 2013 • 1.734 Palabras (7 Páginas) • 668 Visitas
PROCESOS DE FORMACION DEL SUELO. Introducción
INTRODUCCION
Las teorías sobre la génesis del suelo reflejan el nivel alcanzado en el conocimiento científico de los suelos, en un momento dado, y en el fondo incluye el concepto mismo de suelo.
Al aumentar el conocimiento de los suelos a lo largo del tiempo, han habido cambios en el concepto de suelo y en consecuencia, han cambiado también las teorías sobre su génesis. Hasta hace un siglo, era común considerar al suelo como roca desintegrada, mezclada con materia orgánica descompuesta. Esta idea fue reemplazada, primero en
Rusia y luego en otros pases, por el concepto de que los suelos eran más que roca meteorizada y que tenían perfiles, constituidos por horizontes relacionados genéticamente. En consecuencia, la antigua teoría sobre la formación del suelo, basada en la meteorización exclusivamente, resultó insuficiente y se necesitó una nueva teoría para explicar la formación del perfil del suelo y su diferenciación en horizontes.
La formación del suelo pasó a ser considerada como el producto de la meteorización, más ciertos cambios adicionales que en Rusia se atribuyeron fundamentalmente, a la acción del clima y la vegetación, aunque la importancia del material madre del suelo, el relieve y el tiempo, no fueron ignorados.
Los estudios de Dokoutchaiev y sus discípulos y colegas se centraron fundamentalmente en grandes grupos, o tipos de suelos característicos, cada uno con una morfología determinada. Los estudios edafológicos en Europa Occidental y en
América inspirados en los conceptos rusos, siguieron naturalmente la misma orientación.
La consecuencia lógica fue que suelos muy diferentes en su morfología y en sus propiedades físicas, fisicoquímicas, químicas y biológicas deban originarse por procesos esencialmente diferentes, tanto en su naturaleza como en su intensidad. A estos procesos se les designó con nombres derivados de los nombres de los suelos que originaban; a veces el nombre del proceso no se derivó del nombre del suelo, sino de alguna característica prominente de él.
La evolución posterior de la ciencia del suelo, particularmente en las últimas décadas demostró que aquellas concepciones eran erróneas a veces, pero sobre todo muy simplistas. La sistematización de los procesos de la edafogénesis en compartimientos estancos resultó incongruente y francamente contradictoria con la distribución y asociación geográfica de los suelos.
A medida que progresaron los estudios de levantamiento y caracterización de suelos, se comprobó que en todo el mundo eran comunes las formas transicionales entre tipos de suelos diferentes y que entre dos tipos cualesquiera, podían existir varios intergrados, constituyendo toda una gama entre los extremos. Si los suelos formaban pues un “continum” donde el pasaje gradual de unos a otros era lo normal los procesos que los originaban no podan tener límites netos y rígidos.
Actualmente se acepta que en los procesos de formación y evolución de los suelos intervienen una serie de procesos simples (en términos relativos) que son comunes a todos los suelos pero que según las condiciones, se manifiestan con mayor o menor intensidad. De la combinación particular de procesos simples o elementales existentes en un lugar dado, depender la naturaleza del suelo formado. Cada tipo de suelo no es pues el producto de un proceso específico distinto en su naturaleza a los que originan otros tipos de suelo, sino que es el resultado de una combinación particular de procesos simples que se caracteriza por la intensidad con que se manifiesta cada uno de estos últimos. Cuanto mayores sean las diferencias entre dos tipos cualesquiera de suelos, mayores serán las diferencias en intensidad de los diversos procesos elementales que, actuando conjuntamente, les dieron origen a uno y otro.
Este concepto, en apariencia simple, pero que es el resultado de análisis de numerosísimos estudios realizados en diversos pases, constituye la base del enfoque moderno de la interpretación de los procesos de formación del suelo. Ha sido elaborado, desarrollado y expuesto por autores de diferentes nacionalidades.
Simonson (1959), lo expuso en su “Esbozo de una Teoría Generalizada de Génesis del Suelo”. Gaucher, G. (1968), se expresó en términos similares al señalar que la identificación de un tipo de suelo se basa en el análisis del “proceso tipogénico” que le da origen; este último se define por la asociación de procesos elementales que lo constituyen. Wright y Bennema (1965), se han manifestado en términos similares al analizar el concepto de renovabilidad del suelo como recurso natural.
Cabe hacer aquí una acotación importante, referida al rol e importancia de la meteorización de las rocas, y formación y acumulación del material parental de los suelos y su ubicación en los procesos de edafogénesis. También aquí la concepción tradicional resulta muy simplista. En efecto, ha sido habitual el considerar a la meteorización y la formación del material parental como procesos geológicos, diferentes y anteriores a los procesos edafológicos de formación del suelo.
Modernamente, se ha visto que esto no es así, y que a veces es hasta imposible, según las definiciones clásicas, la identificación del material parental de ciertos suelos formados a partir de rocas ígneas. Tal lo que demostró Brewer (1964), al estudiar un suelo sobre diorita; este autor concluyó que la evaluación cuantitativa de los cambios mineralógicos ocurridos durante la edafogénesis sólo era posible si se tomaba como material original del suelo a la roca fresca. Naturalmente que este concepto choca con la definición clásica del material parental del suelo al que se consideró como “el material suelto producido por la alteración
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