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SOCIOLOGIA SISTEMATICA


Enviado por   •  24 de Enero de 2015  •  3.105 Palabras (13 Páginas)  •  245 Visitas

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3) En la búsqueda de las significaciones de las acciones y representaciones sociales en el campo de la rivalidad futbolística estuvo dirigida desde su inicio por Eduardo Archetti. Este autor analiza los trazos del discurso masculino expresados a través de los cantos en las tribunas, de los hinchas, muchos de los cuales conjugan la ironía y la burla con la intención de ubicar a los ” otros ” en una posición inferior. En el duelo verbal los hinchas ponen en juego la condición de su virilidad y la conservación del espacio de los “verdaderos hombres”, disputan en el campo simbólico su identidad sexual. Los cantos que corresponden al proceso de afirmación masculina refieren a la subordinación del “otro” en el acto sexual. El autor marca que “desprestigiar al otro es transformarlo en niño o en hijo. Esto supone la pérdida de su autonomía y el hecho de no poder comportarse como verdaderos hombres…”. También, dice: “este elemento de convertir al otro en un ser humillado que hace “cosas” en contra de su “naturaleza” obligado por el fuerte, el victorioso, es uno de los temas de afirmación masculina que aparece permanentemente en los cantos de los hinchas argentinos (…) el derrotado es despojado de su sexualidad, la sexualidad del victorioso debe ejercerse efectivamente a través de la violación y humillación del otro” (Archetti). En este caso particular, el mundo masculino se afirma y se contrapone no sólo al mundo de la mujer sino también y ante todo al mundo de los homosexuales, al mundo de los “no hombres”.

Poniendo todo esto en relación a las mujeres dentro de la afición al futbol, y siguiendo los planteos de Rodríguez y Conde podemos decir, que las mujeres se han adentrado a un mundo nuevo, lleno de retos, ante una sociedad todavía patriarcal, pero que poco a poco han ganado poder dentro del mismo al comportarse y comprometerse con sus ideales, que son los mismos de sus aliados dentro de festejar y ver victorioso a su equipo.

Sí el género permite la conformación de sujetos sexuados mediante normas, símbolos, uso de espacios sociales, organización productiva y de la división sexual del trabajo, entonces se requiere identificar las distintas mediaciones sociales o los recursos que posibilitan un mayor ejercicio del poder de los hombres sobre las mujeres y entre los mismos hombres.

La masculinidad, en este caso, se ve como la forma en la que el “macho” marca sus propiedades, su territorio y hace públicos sus derechos, en donde la fuerza se contrapone a la debilidad y la forma para representarla es un asunto que se tienen en la valoración o descalificación de uno sobre el otro, lo importante es rescatar como de todas esas diversas formas de ser hombre se comparte algo en común: el poder.

Habrá que aclarar que no es que la identidad masculina este mostrando una disputa de género, sino una renuncia al no ser hombre, o sea un rechazo a la falta de hombría, la homosexualidad. Sin embargo, las mujeres sufren de una exclusión simbólica, que se ha popularizado y ha formado parte de nuestra cotidianidad, en la cual tanto hombres como mujeres participan y pocas veces se percatan de ello.

Tal es el caso de la “protección a las mujeres en las barras, en donde se admite la inferioridad y debilidad de la mujer por sus características físicas, siendo el hombre el protector y el que puede arriesgar su cuerpo por ser considerado más fuerte, y poder resistir de golpes, empujones o caídas. Como en la avalancha, donde se desatan sentimientos pasionales y eufóricos, sin importar lo arriesgado que esto sea, los hombres corren desesperados a las cercas del estadio para festejar un gol.

Esta diferenciación del poder, esta normada por el sexo, en donde se muestra las relaciones que se tienen entre lo idéntico y lo diferente, en donde en el caso de hombre-mujer se expresa en una dicotomía de habilidades y características esto nos muestra cómo la mujer, ha sido menospreciada, asumiéndola como un ser desaventajado, tanto física como intelectualmente, a comparación del hombre.

Este eje de masculinidad refleja ciertos valores y sentimientos considerados muchas veces como “ilógicos”, pero en dónde impera una jerarquía de poder, en dónde quien demuestre esa virilidad superior es reconocido socialmente como el más poderoso. El prestigio que los hombres obtienen al ser considerados como machos, es un reconocimiento social que les da el poder de decidir sobre las acciones de los otros. Es así que quienes hayan logrado comprobar tener mayor aguante que los demás, serán miembros dignos de presidir la barra.

Bourdieu concibe que todos tenemos un grado de poder, así en su conjunto, todos los miembros de la barra poseen poder, hombres, mujeres, niños, jóvenes, etc. pero son sólo los hombres más viriles y masculinos los que poseen un grado mayor de poderío ante los otros.

A sí mismo, las mujeres en ese orden, no se le considera en una escala mayor o igual a la de ellos, aunque adapten ciertos comportamientos masculinizados, y en todo caso cuando deciden adaptar sus conductas a las de ellos son rechazadas.

Dichas normas están construidas bajo un esquema masculinizado, ya que el fútbol y el estadio se ha considerado como una arena netamente masculina, la cual a pesar de dar apertura a las mujeres, se sigue considerando de tal forma.

Lee esto, acá saque de internet una explicación sobre tres conceptos de la pregunta 1: aguante territorio y honor. Te marque con negrita en el texto donde habla de las tres cosas.

El fútbol argentino como fenómeno social es comprendido como un ritual que combina elementos trágicos y cómicos, la combinación de dichos elementos produce un tipo especial de ritual que oscila entre lo violento y lo carnavalesco. Este último factor está representado por los cánticos, los saltos rítmicos y el colorido que los simpatizantes despliegan en las tribunas. El factor trágico se evidencia en los actos de violencia que protagonizan los hinchas. Archetti afirma que los elementos violentos han ido lentamente instalándose en el fútbol argentino, ocupando desde la década de 1960 un lugar protagónico. Entre una de las causas que producen este desplazamiento desde una preponderancia de lo cómico a una preponderancia de lo trágico, se encuentra un cambio ocurrido en el discurso moral masculino alrededor de la década de 1960.

Por otra parte, Archetti, inicia el análisis de la noción del aguante, que para el autor está íntimamente relacionada con los actos de violencia. Esta categoría es entendida como “una resistencia que no conlleva una rebelión abierta, pero sí, a través de los elementos trágicos y cómicos, a una serie de posibles transgresiones”. Archetti analiza cuatro casos de violencia causados por la represión policial y por la acción

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