Sociologia
Enviado por pamela2540 • 30 de Octubre de 2014 • 454 Palabras (2 Páginas) • 181 Visitas
El objetivo de esta lectura es hacernos retomar o hacérnoslo saber el objetivo inicial con el que se introdujeron las ciencias sociales en la humanidad. Como bien recalca, los padres de las ciencias sociales, los inventores, buscaban la felicidad, verdad y justicia en ellas. Pero por razones específicas en ocasiones perdemos de vista ese objetivo primordial, las cuales razones se analizan a continuación.
Se señala por ejemplo el concepto de las ciencias sociales por parte de los iluministas; ellos critican cualquier teoría sobre las ciencias sociales que no tomase en cuenta la naturaleza del hombre, la tachaban de escolástica, o que solo se fiaba de los conceptos comunes. Dado a ello, declaraban que las instituciones serían morales hasta que se dejara de limitar la naturaleza humana, y solo así las ciencias sociales serían verdaderas.
Un punto importante que se resalta es que a diferencia del hedonismo, que identifica el bien con el placer, también es clásica la postura que busca, ante todo, la tranquilidad de ánimo. Y para ello, como condición necesaria, la liberación del deseo de placer.
Por otro lado, Epicuro llevó a cabo un exhaustivo estudio de los placeres, destinado a demostrar que nuestra dependencia del placer es excesiva e inconveniente. En el cual estudio distinguió en su análisis, como en las setas, placeres convenientes y placeres venenosos. Pero la opinión pública de su tiempo, tomó el rábano por las hojas y adjudicó al filósofo la etiqueta de hedonismo puro y duro.
El maestro había dicho que “el placer es el principio y el fin de la vida feliz”, y estas palabras le explotaron en la cara. No tuvo más remedio que salir al paso: “Cuando decimos que el placer es el soberano bien, no hablamos de los placeres de los pervertidos y de los crápulas, como pretenden algunos ignorantes que nos atacan y desfiguran nuestro pensamiento. Hablamos de la ausencia de sufrimiento para el cuerpo y de la ausencia de inquietud para el alma. Porque no son las borracheras, ni los banquetes continuos ni el goce con jovencitos o con mujeres, ni los pescados y las carnes con que se colman las mesas suntuosas, los que proporcionan una vida feliz: más bien es la razón, buscando sin cesar los motivos legítimos de elección o de aversión, y apartando las opiniones que llenan el alma de inquietud”.
Epicuro distingue tres grandes familias de placeres: los naturales necesarios; los naturales innecesarios; y los que no son ni naturales ni necesarios. Después nos dice que la mejor relación con los placeres consiste en satisfacer los primeros, limitar los segundos y esquivar los terceros. Entre los naturales necesarios se encuentran los que apuntan a la conservación de la vida: comer, beber, vestirse y descansar; de este grupo excluye el deseo
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