TRASTORNOS DEL SUEÑO EN NIÑOS AUTISTAS
Enviado por Georgina Várguez • 22 de Abril de 2018 • Ensayo • 1.056 Palabras (5 Páginas) • 120 Visitas
TRASTORNOS DEL SUEÑO EN NIÑOS AUTISTAS
Sumario: Los trastornos del sueño es un tema conocido y comentado en la sociedad de hoy en día, por lo tanto, resulta de suma importancia dar a conocer mediante este artículo que los trastornos del sueño afectan a toda la población mundial sin ningún tipo de exclusión como a los niños autistas, población en la que la información de los trastornos del sueño son muy poco habladas, por lo que a continuación se presenta los trastornos más comunes en estas personas y algunas recomendaciones de tratamiento.
Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) presentan deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo (pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida) y los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento habitual (American Psychiatric Association, 2014).
En cuanto al sueño, se ha demostrado que los niños autistas también presentan dificultad para comenzar a dormir, padecen despertares nocturnos y somnolencia diurna. Es importante destacar que los niños con TEA experimentan similares tipos de problemas de sueño a los observados en los niños típicamente en desarrollo, aunque la literatura existente sugiere que la prevalencia de problemas de sueño en el autismo es notablemente mayor de lo esperado, ocurriendo en 44-83% de los niños en edad escolar (Ayala, Mexicano y Huicochea, 2014).
Las personas con TEA presentan cierta vulnerabilidad biológica a los problemas de sueño, la cual se estima con una prevalencia entre el 40 y 80% (Cortesi, Giannotti, Ivanenko y Johnson, 2010; citado en Iannizzotto, Paez, Zanin, Azpiroz y De Bortoli, 2013). Varios trabajos reportan el impacto negativo de las alteraciones en el ciclo sueño/vigilia en niños y/o adultos con TEA, principalmente porque agravarían la presentación de los síntomas cognitivos y/o comportamentales preexistentes (Iannizzotto et al., 2013). En un estudio realizado por Liu, Hubbard, Fabes y Adam (2006) con 167 niños con TEA de edad promedio de 8.8 años, los trastornos más presentes en los infantes fue el insomnio, la resistencia para ir a la cama, las parasomnias (son fenómenos que tienen lugar durante el sueño, que se caracterizan por conductas motoras o vegetativas, mezcla de sueño y vigilia parcial), la somnoliencia diurna y la apnea del sueño (una o más pausas en la respiración o respiraciones superficiales durante el sueño); los porcentajes hallados se encuentran en la figura 1 (Medina, Pulido, Colmenares, Cárdenas y Sánchez, 2010).
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Figura 1. Resultados del estudio realizado por Liu et al, (2006) con 167 niños con TEA.
Es relevante saber que, las modificaciones patológicas del sueño pueden clasificarse en: Inmadurez en la organización del sueño, debido a disfunciones en el sistema nervioso central (Desestructuración del sueño, despertar precoz, aumento de los componentes tónicos del sueño, despertar nocturno con dificultad para conciliar de nuevo el sueño); alteraciones funcionales del sueño (Dificultad para dormirse, despertar nocturno, somnolencia diurna y dificultades en volverse a dormir) y alteraciones del EEG “electroencefalografía” (enlentecimiento de la actividad cerebral y un patrón de deterioro cronológico) (Méndez, Sans y Valdizán, 2001).
Afortunadamente, los problemas de sueño en niños autistas pueden tratarse a menudo como el caso de niños típicamente en desarrollo con cambios de conducta, como seguir un cronograma para dormir o crear una rutina para el momento de ir a la cama. Algunos niños pueden dormir mejor tomando medicamentos bajo prescripción médica, como la melatonina, que es una hormona que ayuda a regular el trastorno del ciclo sueño/vigilia. Algunas de las estrategias para lograr un cambio comportamental pueden ser: proporcionar un entorno cómodo para dormir, establecer hábitos regulares para la hora de acostarse y establecer una hora para ir a dormir y respetarla (“IHN”,2016).
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