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Teoría y práctica del comercio internacional


Enviado por   •  1 de Febrero de 2017  •  Práctica o problema  •  2.460 Palabras (10 Páginas)  •  349 Visitas

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Nombre: Denny Yasmin Parra Dennis.

Teoría y práctica del comercio internacional

Desde los primeros momentos de la economía moderna , las discusiones sobre las estrategias más propicias para alcanzar un mayor bienestar en los distintos países han estado indisolublemente unidas al debate en torno al comercio. Con el inicio del desarrollo capitalista , el comercio adquirió un lugar de honor en el debate económico.

Según las concepciones propias de la época mercantilista , en el comercio internacional tenia que haber necesariamente ganadores y perdedores , y la clave del éxito estaba , precisamente, en formar parte de los primeros. Sin embargo tras la publicación  de la Riqueza de las Naciones por parte de Adam Smith y , sobre todo, después de que David Ricardo formulara su conocida teoria de las ventajas comparativas , todo cambio en análisis del comercio internacional. Desde entonses hasta ahora la defensa del comercio internacional como la mejor  garantía para incrementar el bienestar ha formado parte esencial del análisis económico dominante , lo que ha infliudo de manera notable en la concepción de la arquitectura económica internacional construida a lo largo de las ultimas décadas. En la actualidad , el comercio internacional es considerado no solo como una parte fundamental del proceso económico a escala global  sino que se presenta frecuentemente como la gran oportunidad para que los países y las sociedades con bajos niveles de bienestar o de desarrollo puedan incrementar el mismo.

Durante el último medio siglo, y en buena medida como consecuencia de los relativamente generalizados efectos negativos del periodo de entre guerras, el debate sobre el comercio internacional adquirió una nueva dimensión, superándose el campo argumental relacionado con las ventajas del libre cambio como política mas idónea para el bienestar o el desarrollo de un marco de mayor estabilidad para la economía mundial en su conjunto , planteo la necesidad de una doctrina del comercio internacional válida para todos capaz de servir de fundamento para un orden comercial internacional , en línea con la filosofía de Bretton Woods que habia alumbrado el nacimiento del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

Las fuertes controversia generadas alrededor de las últimas cumbres de la Organización Mundial de Comercio (OMC) dan cuenta de la importancia creciente de las cuestiones comerciales en la vida de la gente pero , más aun , reflejan también la relación actual del comercio con un amplio abanico de temas que, hasta hace poco , habían estado ausentes en los análisis sobre el mismo.

Así las cosas, cualquier intento de establecer un balance sobre los beneficios o desventajas del libre comercio obliga considerar tanto a unos como a otros aspectos, así como las relaciones existentes entre ellos.

El comercio internacional como fundamento del progreso y el crecimiento económico.

La idea de que el incremento del comercio internacional favoreciera un mejor reparto de las riquezas a escala mundial, y un mayor equilibrio entre la fuerza de unas y otras economías nacionales, fue subrayada por Adam Smith ya en 1776 cuando escribió :<< Nada parece mas propicio para establecer esa igualdad de fuerzas que la comunicación mutua de los conocimientos y de todo tipo de mejoras que un comercio extenso entre todos los países ocasionan natural y necesariamente.

Adam Smith sugirió que la especialización de cada país en la producción de aquellos bienes en los cuales tuviera mayor ventaja para su posterior comercialización en el mercado exterior. Este mismo había dejado un cabo suelto en su argumentación, al no contemplar el caso de que algunos países tuvieron siempre ventajas absolutas frentes a otros ¿En que se especializan entonces estos últimos? La perspectiva de las ventajas relativas planteada por Ricardo sirvió no solo para justificar definitivamente que todos los países podían obtener beneficios del comercio sino que , además, estableció de alguna manera cuales habrían de ser las pautas de la especialización.

Sin embargo, y como sucedería repetidamente a lo largo de la historia posterior, muchos gobiernos hicieron caso omiso de estas recomendaciones, apostando decididamente por el proteccionismo como instrumento para impulsar la industrialización.

Fue ya bien entrado el siglo XX cuando, en plena crisis de entreguerras, la teoría del comercio internacional tomó un nuevo rumbo con la formulación del modelo de Heckscher-Ohlin. De acuerdo al mismo, y en la hipótesis de funciones de producción para los diferentes bienes iguales en todos los países, las ventajas comparativas vendrían determinadas por la distinta dotación de factores entre ellos. Pese al atractivo de la propuesta del modelo Hecksher-Ohlin, su contrastación empírica no arrojó resultados satisfactorios en todos los casos. Es bien conocida la llamada «paradoja de Leontief», basada en un estudio del conocido profesor y premio Nobel sobre el patrón comercial de EEUU tras la segunda guerra mundial, y según el cual este país exportaba bienes menos intensivos en capital que los que importaba. Como ha ocurrido con casi todos los modelos teóricos del comercio internacional, las explicaciones —y, en consecuencia, las predicciones— del de Hecksher-Ohlin no fueron una excepción a la hora de ofrecer una interpretación difícilmente satisfactoria para todo tipo de casos, algo por otra parte bastante lógico cuando se parte de una serie de supuestos que no pueden abarcar la realidad en su conjunto.

Si hasta la firma de los primeros acuerdos GATT se había discutido mucho sobre la conveniencia o no del unilateralismo, con la puesta en marcha de los mismos se instauró la idea de que el librecambismo exigía que todos lo practicaran en la misma proporción.

Las dudas sobre los beneficios del comercio internacional

La ya expresada hegemonía de las ideas favorables al libre comercio como motor de la expansión económica y el desarrollo tras la segunda guerra mundial no fue óbice para la aparición de fuertes corrientes críticas, que venían a plantear serias dudas sobre la bonndad de tales propuestas para determinados países.

A las preocupaciones por el propio desarrollo planteadas por algunos gobiernos del llamado tercer mundo se unieron los análisis y diagnósticos llamados «heterodoxos» de un buen número de economistas, que pusieron en tela de juicio la validez de los modelos clásicos y neoclásicos sobre el comercio internacional.

Todo ello alentó un fuerte debate que desembocó en la convocatoria, por parte del Consejo Económico y Social de la ONU, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) la cual, tras dos años de trabajos preparatorios, fue inaugurada oficialmente en Ginebra en marzo de 1964.

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